Texto: Manuel E. Montilla
La locución latina «mutatis mutandis» significa literalmente «cambiando lo que se debe cambiar» o «hechos los cambios necesarios». Se usa para indicar que, al hacer ciertas modificaciones necesarias, otra afirmación o situación se sigue aplicando. Ha sido una herramienta retórica empleada por varios autores para hacer comparaciones, contrastes y establecer contextos adaptables en sus obras.
Mutatis mutandis, un término que nos invita a reflexionar sobre las transiciones inherentes a nuestra existencia y nos ofrece un prisma a través del cual contemplar las fluctuaciones de la vida y el ser. La esencia de esta locución no es solo lingüística; es filosófica, existencial, un eco en la caverna del tiempo que nos susurra sobre la continuidad en el cambio, el devenir de las cosas, la inmutabilidad en la transformación. Existimos en un perpetuo estado de transformación; nuestra identidad, aunque aparentemente sólida, es un río de experiencias y vivencias que fluyen y se adaptan. Somos, y no somos, lo que fuimos ayer.


El tiempo, arquitecto implacable, es testigo mudo. No solo nos transforma físicamente, sino que moldea nuestras percepciones, valores y emociones. Al igual que un río cambia su curso, la memoria y la anticipación construyen y reconstruyen nuestras realidades. En su huida, nos deja la impronta de cada cambio necesario para ser quienes somos hoy. Cada año que pasa, cada día que vivimos, agrega una capa de complejidad, un giro, una metamorfosis.
Mutatis mutandis se aplica en cada transición vital: de la infancia a la madurez, del amor al desamor, de la esperanza a la desilusión, y viceversa. Cada experiencia, cada vivencia, nos moldea y nos define, pero no cambia la esencia de nuestra humanidad. Nuestra capacidad de adaptarnos, de aprender y de crecer es una prueba viviente de este principio. Es en la adversidad donde mutatis mutandis brilla con más intensidad, pues nos permite transformar el dolor en fortaleza, la pérdida en sabiduría, la incertidumbre en nuevas oportunidades.

Aura América González Beitia y su mundo lírico en «Mutatis mutandis»
Aura América González Beitia, es una destacada poeta y profesora chiricana, ha capturado la esencia de su rica experiencia y sensibilidad en su libro de poemas «Mutatis mutandis». Este volumen es una muestra de su profundo amor por la tierra de su nacimiento y su compromiso con la justicia social.
Aura América nace en Bugaba, Chiriquí, en 1945. Desde joven, su pasión por la poesía fue alimentada por las vivencias en el terruño, donde creció rodeada de la naturaleza y la comunidad. Su formación académica y su dedicación a la enseñanza han sido pilares fundamentales en su desarrollo como escritora.
En «Mutatis mutandis», nuestra poeta explora temas ancestrales y contemporáneos, desde el amor a la tierra y la familia hasta la protesta contra la injusticia. Su estilo poético es auténtico y honesto, reflejando una profunda espiritualidad y sensibilidad. A través de sus versos, invita al lector a reflexionar sobre la necesidad de redención y justicia en un mundo lleno de desigualdades.
La locución «mutatis mutandis» se convierte en un leitmotiv en su obra, simbolizando la transformación constante y la adaptación a nuevas realidades. La autora utiliza esta frase para resaltar la continuidad de la esencia humana a pesar de los cambios externos. Es un testimonio de la capacidad para evolucionar y encontrar sentido en medio de la adversidad.

Aura América, con su voz poética, busca inspirar a sus lectores a abrazar el cambio y a luchar por un mundo más justo y equitativo. Su obra es un legado de resistencia y esperanza, un recordatorio de que, aunque el mundo cambie, la esencia de nuestra humanidad permanece. Nos ofrece una ventana a su mundo interior e invita a reflexionar sobre la transformación y la justicia. Su poesía es un puente entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad.
González Beitia se mueve entre lo personal y lo colectivo. En sus versos, la memoria se convierte en una herramienta de resistencia contra el olvido y la injusticia. «Mutatis mutandis» resuena como una llamada a la acción, recordándonos que el cambio comienza por reconocer y adaptarnos a las lecciones del pasado. La poesía, entonces, se transforma en un acto de justicia social, donde cada palabra es un testimonio de lucha y esperanza.
Aura América aborda también cuestiones filosóficas profundas sobre el ser y el tiempo. Sus poemas invitan a reflexionar sobre la constancia de la identidad a pesar de los cambios. El tiempo en su obra no es lineal; es un círculo donde pasado, presente y futuro coexisten y se influyen mutuamente. Esta concepción temporal nos empuja a reconsiderar nuestra relación con la historia y con nosotros mismos.
Este volumen de poemas es una celebración de la vida, una meditación sobre la esencia humana y un llamado a la acción y la reflexión. No solo describe la naturaleza; la convierte en un personaje central en su narrativa. Los paisajes de Chiriquí, con sus ríos, montañas y flora abundante, se presentan como símbolos de resistencia y renovación. La autora utiliza la metáfora del ciclo natural para explorar la resiliencia del ser humano, destacando que, al igual que la naturaleza, las personas tienen la capacidad de adaptarse y florecer incluso en las condiciones más adversas.
En «Mutatis mutandis», la naturaleza sirve como espejo de la identidad y la memoria. Cada árbol, cada río, lleva consigo historias y experiencias que se transmiten de generación en generación. Esta conexión íntima con el entorno resalta la importancia de la tierra y la cultura en la formación del individuo, y cómo estos elementos influyen en la percepción del pasado y la proyección del futuro.
En un mundo en constante cambio, la poesía de Aura América González Beitia es un faro de esperanza y resiliencia. Nos recuerda que, aunque el mundo cambie, nuestra esencia permanece. Muestra que la poesía puede ser un puente entre lo personal y lo colectivo, un medio para explorar la identidad y la memoria, y una herramienta para la justicia social. Reflexiona sobre nuestra relación con el entorno, la historia y nosotros mismos, y a encontrar en la poesía un espacio para la empatía y la acción. Es un testimonio de la belleza y lo complejo de la vida. A través de su sensibilidad y su compromiso, ofrece una visión del mundo que es a la vez local y universal, una reflexión profunda sobre la identidad, la memoria y la transformación. Un testimonio de la capacidad de adaptación y renovación del ser humano, celebrando tanto las raíces culturales como la evolución personal y colectiva.
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