Los problemas del país no se circunscriben al nivel de la deuda pública. Ese problema es manejable y se puede resolver. Igual con el tema del Seguro Social.
Para mi es mucho mas importante reformar el capitalismo mediocre o incompetente que rige en nuestro país. Donde no hay verdadera competencia para que el mercado decida los precios. Cuanto pagamos de mas los panameños bajo el status quo existente donde los empresarios determinan el precio o se entienden para imponerlos. Cuáles son las restricciones del mercado impuestas por los mismos empresarios en acuerdos por sector. Necesitamos un Estado fuerte para que exista un mercado funcional. De otra forma engañamos a la población con un capitalismo adulterado. Nuestro capitalismo es un verdadero disfraz para ocultar prácticas engañosas que impulsan a sectores de la sociedad a creer que el problema es el sistema y no la manipulación de los agentes de comercio. De igual forma necesitamos un mejor análisis de parte del MEF o de ACODECO que nos indique cuanto estamos pagando de más en determinados productos de consumo frente al resto del mundo.
En el sector de los servicios públicos para nadie es un secreto las grandes deficiencias en el sector salud y educación. Quien puede tiene la opción a una salud privada. Quien no, está condenado a depender de los servicios públicos del Estado. Igual pasa con la educación. La educación privada no debería existir y de existir debería ser un servicio pagado marginal. Pasa todo lo contrario en nuestro país. El que puede prefiere la educación privada pues ve en la misma una forma de aumentar las posibilidades de un mejor futuro para sus hijos. El que permanece condenado a la educación pública tiene posibilidades limitadas. Entonces, en realidad estamos creando diferentes estratos de ciudadanos basados en su capacidad económica. Es lo más injusto para la convivencia en un sistema democrático y republicano.
Vamos a depender enormemente de la inversión extranjera en los próximos cinco años si queremos tener crecimiento y unas finanzas saludables. Pero como lo vamos a lograr con el tema de la minera acechándonos con demandas arbitrales multimillonarias. Para todo gran inversionista en Panamá la seguridad jurídica se encuentra en entredicho con esa espada de Damocles sobre nuestro país. No es fácil invitar nuevas inversiones cuando existe una inversión de diez mil millones de dólares estancada en nuestro país por una decisión judicial. Es más, para los inversionistas extranjeros carecer de un acuerdo bilateral de inversión con el país de su domicilio o residencia será de ahora en adelante una desventaja para Panamá.
La primera respuesta a la gobernabilidad es generar nuevos empleos y esto mayormente debe ser una responsabilidad del sector privado. El Estado puede generar empleos con la contratación de obras de infraestructuras, pero con la precaria situación financiera en mi opinión temporalmente exigirá enfatizar respuestas a través de asociaciones público-privadas. Ya la corte suprema de justicia mató las concesiones mediante contrato-ley. Nadie volverá a exponerse a perder una concesión otorgada por Contrato-Ley pues el caso minero resulta un precedente de consecuencia más allá de dicha actividad.
El país tiene dos rutas. Actuar como carnicero en las finanzas o ser un cirujano experimentado en lograr balance y crecimiento a la vez sin perjudicar a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Algunos sostienen Panamá es como un corcho. Otros hablan del excepcionalismo panameño. Ya veremos que tan bien lograremos salir adelante.