Donald Sutherland: el adiós a un gigante

Hasta el final de su vida, mantuvo su pasión por la actuación y su compromiso con causas sociales

Donald Sutherland, actor canadiense cuya carrera abarcó más de seis décadas, falleció este jueves 20 de junio en Miami a los 88 años. Su hijo, el también actor Kiefer Sutherland, anunció la noticia en redes sociales, describiendo a su padre como «uno de los actores más importantes de la historia del cine». La agencia que representaba a Sutherland confirmó que murió en un hospital tras una «larga enfermedad» no especificada.

Con casi 200 películas y programas de televisión en su haber, Sutherland dejó una huella indeleble en la industria del entretenimiento. Su capacidad para encarnar personajes diversos, desde tranquilos cirujanos hasta despiadados villanos, lo convirtió en uno de los actores más versátiles y respetados de su generación.

De Canadá a Hollywood: los inicios de una estrella

Nacido el 17 de julio de 1935 en Saint John, New Brunswick, Donald McNichol Sutherland creció en Bridgewater, Nueva Escocia. Hijo de un vendedor y una profesora de matemáticas, Sutherland enfrentó problemas de salud en su infancia, incluyendo hepatitis, fiebre reumática y polio.

Tras graduarse de la Universidad de Toronto en 1956 con una especialización en inglés, Sutherland se trasladó a Londres para estudiar en la Academia de Música y Arte Dramático. Aunque abandonó después de un año, este periodo marcó el inicio de su carrera actoral en compañías de repertorio provinciales en Inglaterra.

Su gran oportunidad llegó en 1967 con «La docena sucia», película que lo catapultó a la fama internacional. A partir de ahí, Sutherland se convirtió en un rostro familiar en Hollywood, participando en películas icónicas como «MAS*H» (1970) y «Klute» (1971).

Las múltiples caras de Sutherland

La carrera de Sutherland se caracterizó por su versatilidad y su disposición a asumir roles desafiantes. Desde el irreverente cirujano Hawkeye Pierce en «MAS*H» hasta el siniestro presidente Snow en la saga «Los juegos del hambre», Sutherland demostró su capacidad para adaptarse a una amplia gama de personajes.

Algunas de sus actuaciones más memorables incluyen su papel en «Don’t Look Now» (1973), que generó controversia por una escena de sexo particularmente intensa, y su interpretación del fascista Attila Melanchini en «1900» (1976) de Bernardo Bertolucci. También destacó en «Ordinary People» (1980), el debut como director de Robert Redford, donde interpretó a un padre suburbano lidiando con una tragedia familiar.

Sutherland no se limitó al cine, sino que también dejó su marca en la televisión. Ganó dos Globos de Oro y un Emmy por sus actuaciones en producciones para la pequeña pantalla, como «Ciudadano X» (1995) y «Camino a la guerra» (2002).

Reconocimientos y legado

A pesar de su prolífica carrera, Sutherland nunca fue nominado a un Oscar competitivo. Sin embargo, en 2017 recibió un Oscar honorífico en reconocimiento a su trayectoria. También fue galardonado con el premio Donostia a toda su carrera en el Festival de Cine de San Sebastián en 2019.

Su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood, otorgada en 2011, es un testimonio duradero de su impacto en la industria del entretenimiento. La Cámara de Comercio de Hollywood emitió un comunicado tras su fallecimiento, afirmando que «su contribución a la industria del entretenimiento siempre será recordada».

El hombre detrás del actor

Más allá de su carrera actoral, Sutherland fue conocido por su activismo político. En la década de 1970, formó parte de un grupo de comedia llamado FTA que realizó giras por ciudades militares, presentando sketches satíricos con un fuerte mensaje contra la guerra de Vietnam. Este activismo llegó a ponerlo en la «lista de vigilancia» de la Agencia de Seguridad Nacional entre 1971 y 1973.

En su vida personal, Sutherland estuvo casado tres veces. Su matrimonio más duradero fue con la actriz franco-canadiense Francine Racette, con quien se casó en 1972 y tuvo tres hijos. En total, Sutherland tuvo cinco hijos, incluyendo al reconocido actor Kiefer Sutherland.

Hasta el final de su vida, Sutherland mantuvo su pasión por la actuación y su compromiso con causas sociales. En una entrevista en 2019, expresó su preocupación por el cambio climático y el futuro del planeta, demostrando que su interés por el mundo iba más allá de los sets de filmación.

Donald Sutherland deja un legado imborrable en el mundo del cine y la televisión. Su capacidad para dar vida a personajes complejos y su dedicación a su oficio lo convierten en una figura inolvidable de la actuación. Como dijo su hijo Kiefer en el anuncio de su fallecimiento: «Amaba lo que hacía y hacía lo que amaba». Sin duda, el mundo de la actuación ha perdido a uno de sus gigantes.

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