Siempre es igual. Marcado entusiasmo por el Presidente electo. El país respira. Luego de los primeros nombramientos surgen los enojados. Empieza el resentimiento. Los del partido, los contribuyentes a la campaña, los amigos y familiares. Empieza el desencanto, pero se tolera. Luego pasan los cien días y vienen las primeras calificaciones. Alguien inventó los cien días como termino fatídico para una evaluación.
De allí pasamos al primer año y ya el desencanto empieza a reflejarse en los medios televisivos, radio y redes sociales. Al cuarto y quinto año la popularidad alcanza los más bajos niveles y las esperanzas se trasladan al próximo gobierno. Solo un nuevo gobierno es la esperanza de un verdadero cambio.
El existente es sacrificado en las elecciones. Y el regocijo general es por la derrota del partido oficial y sus candidatos. Este ritual nacional se asemeja a la denominación “Chivo Expiatorio”. Siempre vemos la conveniencia de hacer culpables a una persona o grupo de personas que sirva de excusa a los fines del inculpador. Los detentadores del poder político durante el período de cinco años pasan de héroes a villanos.
¿Pero quién es el verdadero responsable de nuestras propias insatisfacciones frente al gobierno de turno? Esa alternancia del poder, una constante en los últimos treinta y cuatro años acaso no se ha constituido en un ritual para sostenernos en unos tiempos circulares.
Hoy vemos con simpatías la elección de candidatos independientes agrupados bajo la marca “Vamos” en cargos para diputados, alcaldes y representantes. La insatisfacción popular impulsó al electorado a votar por los candidatos de “Vamos” sin tener mucho conocimiento sobre cualidades particulares.
A ciegas, la marca se asumió como buena. Algo similar ocurre en el consumidor cuando ve la marca “Chanel” “Cartier” o “Hermes”. Hay una presunción que es un producto muy bueno y de lujo.
Algunos lograrán estar a la altura de las expectativas, pues conocemos de antemano sus trayectorias. Otros, novatos en estos que haceres generan incertidumbre sobre como administraran sus egos personales y el poder en el cargo.
Decía el presidente Guillermo Endara: “El poder embrutece”. Mas bien soy de la opinión: “el poder desnuda”. La gran incertidumbre hoy en el panorama político será la actuación de los independientes en el ejercicio de sus cargos en las distintas esferas del poder.
En política siempre hay un antes de las elecciones y un luego de las elecciones para quienes han sido afortunados en lograr los cargos de elección. El poder viene con el cargo y pretender que en Panamá entre las nuevas generaciones ha surgido un Gandhi o un Mandela quien sin cargo alguno va a direccionar el país es tan falso como un billete de tres.
Yo le deseo éxito a todos los elegidos. Respeto la decisión popular. Nos corresponde darle un voto de confianza a los triunfadores, pues así funciona la democracia. La democracia existe con divergencia de pensamientos y se busca siempre escuchar antes de decidir.
El enjambre en las redes crea bandos sin espacio para el pensamiento crítico. Estás conmigo y mis seguidores o estás en contra. Sal de las redes y escucha a tus adversarios. La mejor decisión es aquella que proviene de la dialéctica argumentativa.