La degradación política ha alcanzado niveles alarmantes en la Asamblea Nacional de Panamá, donde la creación indiscriminada de distritos y corregimientos responde únicamente a cálculos electoreros y ambiciones desmedidas por más partidas presupuestarias. Esta práctica irresponsable demuestra el grado de desconexión de una casta política que vive de espaldas a la realidad y las necesidades profundas del país.
Es indiscutible que algunas regiones del país requieren una mejor organización territorial y una mayor representación política. No obstante, la forma en que se están abordando estas iniciativas en la Asamblea Nacional demuestra una preocupante falta de planificación, transparencia y responsabilidad fiscal. Estas decisiones deberían estar fundamentadas en estudios técnicos exhaustivos, en lugar de responder a intereses particulares y ambiciones desmedidas por más cuotas de poder. Voces críticas han señalado que la creación de nuevos distritos y corregimientos en muchos casos responde a la necesidad de satisfacer a determinados grupos o líderes políticos, en lugar de atender las verdaderas necesidades de las comunidades. Esta práctica no solo es éticamente cuestionable, sino que también constituye un desperdicio de recursos públicos que podrían ser mejor aprovechados en beneficio de la población.
Es imperativo que la Asamblea Nacional actúe con responsabilidad y transparencia en este tema. La creación de nuevas divisiones territoriales debe responder a una planificación estratégica, a estudios técnicos rigurosos y a la participación efectiva de las comunidades involucradas. Solo así se podrá garantizar que estas decisiones no sean el resultado de cálculos electoreros o ambiciones desmedidas, sino que respondan a las verdaderas necesidades del país y sus ciudadanos.
La extrema irresponsabilidad política que se evidencia en estas prácticas demagógicas no solo erosiona la confianza de la ciudadanía en sus instituciones, sino que también pone en riesgo el desarrollo sostenible y equitativo de Panamá. Es hora de que nuestros representantes asuman su responsabilidad y actúen con la ética y la visión que demanda su cargo.