La Cámara Opina
El pasado miércoles Panamá presenció el último debate presidencial – organizado por la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá – enfocado en los temas críticos del proceso Agenda País. En un ejercicio de transparencia y responsabilidad cívica, seis de los ocho candidatos explicaron sus visión, propuestas y planes de acción para el futuro del país.
Destacamos la participación de los candidatos que asistieron al debate, quienes demostraron su compromiso con el país y su disposición para enfrentar los desafíos que tiene Panamá. Sus intervenciones fueron valiosas, proporcionando a los ciudadanos información para tomar decisiones informadas en las próximas elecciones.
Sin embargo, lamentamos la ausencia de dos candidatos que decidieron no asistir al debate. La democracia se fortalece con el intercambio de ideas y la confrontación de visiones diferentes. La ausencia de estos candidatos privó a los ciudadanos de la oportunidad de conocer sus propuestas y contrastarlas con las de sus contendientes.
Frente a los importantes desafíos estructurales que tiene el país, es crítico que las propuestas presentadas por los candidatos se conviertan en acciones concretas a partir del primer día de gobierno de la nueva administración y se conviertan en políticas que trasciendan su periodo.
Panamá no tiene tiempo que perder. Temas urgentes como el sistema de pensiones, el desempleo, la educación, el acceso a agua, y la calificación de riesgo requieren de medidas decisivas y una voluntad política firme.
Es imperativo que las nuevas Autoridades Nacionales estén dispuestas a enfrentar estos desafíos con determinación y pragmatismo. Los problemas de Panamá requieren acción inmediata y soluciones estructurales. Se necesitan cambios en políticas públicas que permitan un futuro próspero y equitativo para todos quienes convivimos en este gran país.
El conjunto de Debates Presidenciales fueron un paso importante en el camino hacia unas elecciones informadas. Ahora, más que nunca, es fundamental que los candidatos se comprometan a convertir sus promesas en acciones tangibles. El destino de Panamá está en juego, y no podemos permitirnos el lujo de postergar las decisiones que determinarán nuestro futuro colectivo.