25 años de Columbine: la masacre que puso en primera línea el debate sobre las armas de fuego en EEUU

Columbine fue el primer tiroteo escolar de la era digital

Este sábado se cumplen 25 años de la masacre del instituto Columbine, el suceso que terminó de instalar en la conciencia de la población estadounidense la necesidad de emprender un debate nacional, a día de hoy lejos de terminar, sobre la posesión de las armas de fuego en un país que desde entonces ha padecido casi 400 tiroteos escolares más y, solo en la última década, un total de 655 tiroteos multitudinarios, según los datos recogidos y verificados por la ONG Archivo sobre la Violencia de las Armas de Fuego.

De todos ellos, la matanza de Columbine es el suceso más recordado por los casi 10.000 lectores que contestaron a una encuesta on-line publicada esta semana del ‘Denver Post’. Para un 35 por ciento de los consultados, lo ocurrido el 20 de abril de 1999 en este instituto de la ciudad de Littleton, en el estado de Colorado, se trata del tiroteo «por definición» y sus 37 víctimas (13 muertos y 24 heridos), el catalizador de una serie de esfuerzos de intensidad nunca vista hasta entonces, aunque pocos de ellos fructuosos, para restringir el acceso de la población a las armas de fuego.

El público estadounidense presenció en ese momento una serie de imágenes que se han reproducido en tragedias posteriores, generalmente a través del filtro inaudible y monocromo de las cámaras de seguridad: jóvenes armados caminando por los pasillos, compañeros y profesores atrincherados en las aulas o escapando por las ventanas de las escuelas, fuerzas especiales de la Policía preparando su irrupción en el centro. Columbine fue el primer tiroteo escolar de la era digital, el objeto de innumerables estudios sobre su relación con los nuevos medios de comunicación y con la cultura juvenil y la violencia física y psicológica asociada a las relaciones de poder entre los estudiantes en la América de finales del siglo XX.

La masacre, según una investigación publicada en 2015 por el magacín ‘Mother Jones’, «inspiró» no menos de 74 incidentes similares. En 13 de esos casos, los asaltantes declararon su intención de «superar» la cifra de víctimas de la tragedia de Littleton. En al menos diez, los sospechosos se refirieron a los autores de la matanza, Eric Harris y Dylan Klebold como «héroes, ídolos, mártires» — ambos se suicidaron al término de su ataque — o, directamente, como «dioses».

Un cuarto de siglo después, la asociación que lidera la ex congresista demócrata y activista por el control de las armas de fuego Gabby Giffords, superviviente de un intento de asesinato ocurrido en 2011 y en el que recibió un disparo a bocajarro en la cabeza, resalta el conflicto actual que atraviesa un país donde el respaldo popular al endurecimiento de las restricciones a la posesión de armas de fuego es más alto que nunca mientras la violencia que generan se mantiene en máximos históricos: en 2018, la probabilidad de que un estudiante pudiera morir en un tiroteo dentro de su centro era la más elevada del último cuarto de siglo.

Un estudio de la Universidad de Harvard publicado en 2019 demostraba que a cada tiroteo multitudinario en Estados Unidos le seguían un incremento de las propuestas de ley, principalmente a nivel estatal, para reducir el acceso a las armas; proyectos que rara vez, de acuerdo con el texto, se han traducido en una legislación en firme. El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lamentó hace dos años, tras la masacre de la Escuela Primaria Robb de Uvalde (21 muertos, 18 heridos) en Texas, la ausencia de progresos a este respecto a pesar de la sucesión de tragedias que siguieron a la del instituto de Littleton.

Biden mencionó explícitamente los casos de la escuela Sandy Hook en 2012 (28 muertos, una veintena de ellos niños entre siete y ocho años de edad), el de la discoteca Pulse de Orlando (Florida) que dejó en 2016 49 muertos y 58 heridos o el de Las Vegas de 2017, el más sangriento jamás cometido por un solo individuo en suelo estadounidense: 61 muertos y más de 860 heridos, la mitad por la metralla y la mitad por la estampida generada por los disparos contra los asistentes a un concierto de country. «No hemos conseguido hacer nada», lamentó el mandatario.

Giffords ha participado en los eventos conmemorativos de este viernes en Littleton; una vigilia organizada por múltiples organizaciones locales a favor del control de las armas de fuego, como Colorado Ceasefire. Uno de los miembros de la junta de este grupo, Tom Mauser, padre de un estudiante asesinado en Columbine, lideró con éxito una campaña para exigir verificaciones de antecedentes para todos los compradores de armas de fuego en ferias de armas, diseñado para cerrar un vacío legal que ayudó a una amiga de los atacantes de Columbine a obtener tres de las cuatro armas de fuego utilizadas en el tiroteo.

También ha participado Nathan Hochhalter, cuya hermana Anne Marie quedó paralizada por los disparos recibidos en Columbine. Varios meses después del tiroteo, su madre, Carla Hochhalter, se quitó la vida.

Comparte esta Noticia