El reloj marca la medianoche, los fuegos artificiales estallan en el cielo. Con la llegada del Año Nuevo, una vez más el calendario se renueva. Para muchos, este momento simboliza el final de un ciclo y el inicio de uno nuevo, cargado de posibilidades.
Este año que termina ha estado lleno de situaciones difíciles para Panamá. Los escándalos de corrupción y las protestas han puesto de manifiesto la necesidad de un cambio profundo. Pero con la llegada del 2024, tenemos ante nosotros una nueva oportunidad. Dejar atrás los problemas del pasado y mirar al futuro con esperanza es parte integral de esta celebración.
Es momento de reflexionar sobre los errores cometidos y trazar una ruta diferente. De sanar las heridas abiertas este último año y tender puentes entre todos los sectores de la sociedad panameña. Es hora de que los líderes políticos y económicos escuchen de verdad el clamor popular por un país más justo y transparente.
El Año Nuevo nos invita a renovar nuestra fe en Panamá. A creer que es posible derrotar la corrupción con un compromiso genuino con la ética y el bien común. Que podemos salir de este tiempo de zozobra y construir juntos el país próspero y equitativo con el que todos soñamos.
No será fácil ni inmediato. Requerirá el esfuerzo sostenido de toda la sociedad panameña. Pero si hay algo que nos enseña el simbolismo de esta fecha, es que siempre existe la posibilidad de redención y progreso. No partimos de cero, contamos con las fortalezas de nuestro pueblo trabajador. Ha llegado el momento de actuar unidos por un mejor futuro.
Que este año nuevo nos encuentre con nuevos bríos para construir la patria justa que anhelamos. Con esperanza en nuestros corazones y disposición al trabajo arduo que tenemos por delante. ¡Feliz Año Nuevo, Panamá!