Cuando a los 65 años Publio Helvio Pertinax llegó al poder, luego de la muerte de Cómodo, las costumbres licenciosas y la corrupción eran la norma en la vida cotidiana de Roma. La degradación social alcanzaba tales niveles de exceso que la debacle económica era inminente en todo el territorio imperial. El recién estrenado emperador se empeñó en sanear este ambiente y establecer una serie de exigentes parámetros éticos para combatir la decadencia moral imperante, sin embargo, la costumbre mayoritaria es ley y, el 28 de marzo del año 193, 86 días después de ascender al trono, Pertinax fue asesinado por una revuelta de pretorianos que se sentían muy cómodos en medio de la decadencia reinante. ¿La gran lección detrás de esta historia? Que la lucha contra la corrupción es una tarea que sólo puede llevarse a cabo con el trabajo conjunto de gobernantes y gobernados; de otra manera, cualquier esfuerzo en esa dirección está condenado al más estrepitoso fracaso.
Según establecen estudios realizados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la región pierde cerca del 4.4 por ciento del PIB a causa de ineficiencias en el gasto público, lo que representa alrededor de unos 220 mil millones de dólares. Con esa cantidad se podría erradicar la pobreza extrema en toda el área. En el presente, además de los controles legales y los mecanismos de transparencia, integridad y rendición de cuentas, la digitalización se convierte en una herramienta valiosa en la lucha contra la corrupción. Y ese es el papel de Mapainversiones, una herramienta digital desarrollada por el BID con ayuda de Microsoft y “que libera el potencial de transparencia y rendición de cuentas para identificar irregularidades y prevenir el uso inadecuado de los recursos públicos”, a juicio de Juan Cruz Vieyra, especialista senior en innovación. Con esta herramienta tecnológica se logra sistematizar y divulgar la información de los proyectos de inversión y del gasto público, a la vez que permite la participación ciudadana mediante imágenes, comentarios, sugerencias y denuncias.
Sumidos en las secuelas de la nefasta pandemia del coronavirus, el uso eficiente de los recursos disponibles es un imperativo para superar la crisis. Y para ello nada más oportuno que la transparencia y la rendición de cuentas. Hoy más que nunca se echa en falta la integridad de alguien como el emperador Pertinax; pero, en ausencia de un personaje semejante en nuestro escenario criollo, ahí tenemos la tecnología para llevar a cabo un efectivo combate contra esa corrupción que drena inmisericorde los recursos que el país requiere para avanzar. El momento es ahora.