El equipo de Carlo Ancelotti se echó el manto a la espalda que le identifica como rey absoluto en Europa. Los blancos firmaron una actuación prodigiosa en Stamford Bridge recuperando el mejor nivel de esta temporada, olvidándose del borrón del ‘Clásico’ y apoyándose en las manos de Thibaut Courtois y en el talento infinito de Benzema. Por ahí pasó la fórmula de un partido inolvidable para los madridistas.
Vinicius descorchó la primera botella con un zapatazo al larguero cuando tan solo habían transcurrido diez minutos. El brasileño se lo pasó pipa hincando el diente en la defensa londinense y fue letal en la asociación con Benzema, su mejor socio en los metros finales. Una combinación exquisita fue el camino del primer gol. El delantero galo culminó en la mismísima escuadra con un testarazo de maestro.
El gol dejó sin respuesta a un Chelsea que solo había reclamado su sitio con una falta al borde del área ejecutada por James. Tan solo tres minutos después llegó el 0-2 con otro cabezazo de Benzema, en esta ocasión asistido por Modric. El ‘9’ merengue saltó a contrapié y puso el cuero en el lugar más inaccesible para Mendy, otro conejo en la chistera.
Los de Thomas Tuchel, que no viven sus mejores días, avivaron sus dudas en los minutos posteriores con la presión del Real Madrid, que fue interminable. Carvajal y Militao, que se perderá la vuelta por tarjetas, tuvieron la opción de sorprender a los ‘blues’ en sendas contras, oxigenados ambos por Valverde, la gran apuesta de Ancelotti y su gran acierto. El técnico italiano encontró en el uruguayo el punto de equilibrio que tanto demanda, imprescindible en defensa y más que correcto en ataque.
El Chelsea despertó con más posesión, subió el nivel de presión y se volcó en el balón parado. A cinco minutos del descanso encontró el premio con un remate de cabeza de Havertz tras un caramelo de Jorginho. Un gol que ilusionó a la afición local dando vida a la eliminatoria. Eso sí, hasta que Benzema quiso.
El ariete francés ya perdonó, de forma extraña, un mano a mano al borde del descanso y no se mojó su fusil cuando Mendy y Rudiger le hicieron un regalo nada más comenzar el segundo acto. La indecisión del portero local permitió a Benzema completar su noche perfecta, su diana número 37 en esta temporada, el tanto que lo cambiaba todo y dejaba tiritando a su rival.
Azpilicueta sacó el orgullo tras el 1-3 con un zurriagazo bestial que Courtois mandó a córner y Lukaku perdonó pasada la media hora con un cabezazo solo en el corazón del área. Al margen de estas situaciones, el Real Madrid se defendió bien, se adaptó a lo que pedía cada momento e incluso pudo haber ampliado su ventaja en algún contraataque.
James tuvo la última para el Chelsea con un disparo seco -que también paró Courtois-, pero no hubo mucho más de los ingleses, que murieron de forma clara ante el hambre y la ambición de una plantilla que no se cansa de agrandar su leyenda en Europa y de seguir alimentando la bestia. El Real Madrid quiere otra más. La decimocuarta.
Otra noche mágica para Benzema
El jugador del Real Madrid Karim Benzema se mostró exultante tras conseguir el ‘hat-trick’ que dio el triunfo ante el Chelsea (1-3) en la ida de cuartos de final de la ‘Champions’ y calificó la noche como «mágica», igual que la vivida ante el PSG.
«Ha sido otra noche mágica como el otro día ante el PSG en el Bernabéu. Hemos entrado al campo para mostrar lo que es el Real Madrid. Nos salieron bien las cosas porque jugamos bien desde el primer minuto y hasta el último», indicó Benzema en declaraciones a Movistar.
«Estamos bien, creo que sí, hemos luchado hasta el final y empezamos para ganar desde el inicio. Cuando tenemos un Madrid así es muy bueno para nosotros», añadió Benzema, que dijo que sus tres goles «son muy importantes». «Estoy más contento de meter el tercero porque he fallado uno en el primer tiempo y estaba pensando en estas ocasiones y luego tuve otra y la metí», resumió el francés.