El Gobierno de Estados Unidos estima que un conflicto derivado de una invasión rusa en Ucrania podría causar en torno a 50,000 muertos y generar una nueva ola de desplazados hacia el centro de Europa, de acuerdo con una serie de estimaciones realizadas por la Casa Blanca donde se apunta, además, que las fuerzas rusas acumuladas en las inmediaciones de la frontera ucraniana podrían adquirir plena capacidad operativa en torno al 15 de febrero.
Fuentes bajo el anonimato de la Administración Biden han proporcionado al ‘New York Times’ unos pronósticos actualizados de la situación actual en la frontera ruso-ucraniana, donde Rusia habría concentrado hasta el momento «el 70 por ciento» de las fuerzas necesarias para iniciar una invasión.
El objetivo del Ejército ruso, según estas fuentes, es el de acumular un mínimo de 120 grupos tácticos de batallones (cada batallón, según la web especializada Breaking Defense, comprende en torno a 800 efectivos, más artillería).
Los pronósticos de víctimas oscilan entre los 25,000 y 50,000 civiles muertos, a los que habría que añadir entre 5 000 y 25,000 efectivos del Ejército ucraniano y entre 3,000 y 10,000 miembros del Ejército ruso. El conflicto provocaría entre uno y cinco millones de desplazados internos o refugiados, cuyo destino principal sería Polonia.
15 de febrero
Como ha ido anticipando en las últimas semanas, la Casa Blanca mantiene el 15 de febrero como la fecha aproximada del comienzo de una hipotética invasión.
En torno a esa semana, el Ejército ruso habría completado su despliegue inicial y procedería con su primer avance aprovechando que el suelo está congelado, impidiendo así que el barro ralentizara a las divisiones de tierra.
En ese caso, el pronóstico más aceptado, según la información del ‘Times’, apunta a que las fuerzas rusas, de nuevo según estas fuentes, efectuarían un «movimiento de pinza» desde tres puntos distintos — entre ellos Bielorrusia, donde ahora mismo habría 30,000 militares rusos estacionados — y «rodear o capturar con rapidez» la capital de Ucrania, Kiev, y destituir al presidente del país, Volodimir Zelenski.
Otra hipótesis es el principio de una guerra de desgaste, en la que Rusia podría intentar anexar todo el este del país, hasta el río Dniéper, diezmando por el camino a las tropas ucranianas apostadas en las inmediaciones de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, afines a Moscú.
Una operación lenta podría incitar el pánico en la parte occidental de Ucrania, donde la resistencia a Rusia podría ser mayor, y provocar que la gente huya del país.
Toda esta información fue proporcionada a un grupo de congresistas estadounidenses el pasado jueves de manos del secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III; el Secretario de Estado Antony J. Blinken; la directora de Inteligencia Nacional Avril D. Haines, y el jefe del Estado Mayor Conjunto del Ejército de Estados Unidos, general Mark A. Milley, de acuerdo con las fuentes del ‘NYT’.
En esta sesión participaron diplomáticos y responsables de Inteligencia de otros tres países involucrados en tratar de disuadir una invasión rusa — según de nuevo el diario, sin precisar las nacionalidades — que confirmaron las «líneas generales» del estado de las fuerzas rusas, aunque «discreparon sobre la importancia de ciertos elementos».
Rusia denuncia un nuevo episodio de «locura y alarmismo»
La primera reacción del Gobierno ruso a estas estimaciones ha procedido de su embajador ante Naciones Unidas, Dimitri Polianski, quien ha descrito estas estimaciones como un acto de «alarmismo» en línea con las declaraciones formuladas por los responsables del Gobierno estadounidense durante las últimas semanas.
«La locura y el alarmismo continúan», ha lamentado Polianski en su cuenta de Twitter, donde ha ofrecido sus propias estimaciones sobre un hipotético conflicto entre Estados Unidos y Reino Unido.
«¿Y si dijéramos que Estados Unidos podría apoderarse de Londres en una semana y causar 300,000 muertes de civiles?», aseguró el embajador.
«Todo esto basado en nuestras fuentes de Inteligencia que no revelaremos», ha apostillado.
«A los estadounidenses y a los británicos les sentaría igual de mal que a los rusos y a los ucranianos», ha añadido el embajador en su mensaje.
La postura oficial del Kremlin es que no tiene intención alguna de protagonizar una incursión en suelo ucraniano y que la acumulación de efectivos en la frontera obedece a ejercicios habituales y a una medida de protección ante lo que percibe como un intento de la OTAN para expandir su burbuja de influencia en el este de Europa.
Asimismo, las fuentes del diario estadounidense indican que, a día de hoy, no cuentan con garantías de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, haya decidido iniciar esta operación militar