El rey Momo en la educación

Luego que fuera detectada la nueva variante ómicron en Sudáfrica, los casos de contagios comenzaron un aumento vertiginoso a partir de mediados de noviembre pasado. A pesar de la enorme capacidad de transmisión de esta cepa, la doctora Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, aclaró que los pacientes contagiados presentaban síntomas leves: “Lo que estamos viendo ahora en Sudáfrica, y recuerden que estoy en el epicentro, es extremadamente leve”, advirtió en ese momento.

El país africano, desde entonces, presenta cifras de contagio cada vez más elevadas. Según los expertos, la ómicron duplica su índice de contagiados en un período comprendido entre las 36 y las 72 horas. Las cifras de Sudáfrica respaldan este temor: a pesar de haber alcanzado ya el pico de contagios a mediados de diciembre, luego de 48 días los números se mantienen elevados a pesar de los augurios que bajarían tan rápido como subieron. El riesgo latente es que, a pesar de su baja letalidad, la multiplicación descontrolada de infestados propicia el caldo de cultivo para la aparición de nuevas cepas cuyas características no se pueden prever. Esto obliga a mantener la cautela y la rigurosidad en las medidas de bioseguridad, ambas descuidadas por grandes sectores de la población como producto de la fatiga pandémica y de autoridades más dadas a hablar que a actuar y cuya selectividad a la hora de los correctivos les ha agotado el “capital de credibilidad” necesario para ejecutar sus funciones de manera efectiva.

Mientras Brasil ya ha anunciado la cancelación de sus carnavales en las calles, en nuestro país carecemos de un pronunciamiento oficial al respecto. No cabe duda alguna que estamos sumergidos en una nueva ola de contagios y cualquier medida para poner bajo control la situación requiere de anticipación y una clara percepción de las prioridades.

Solamente seis días después de culminar las fiestas carnestolendas, se inicia el año lectivo en modalidad presencial, luego de dos años de clases online que, dadas las brechas económicas y tecnológicas de nuestro país, han significado un duro golpe para el aprendizaje efectivo de nuestros estudiantes.

¿Se pondrán las autoridades los pantalones largos para tomar medidas que, más allá de cálculos para generar simpatías electorales, antepongan el bienestar de los jóvenes hasta ahora castigados con una educación escandalosamente deficiente?

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario