La fuerza del ejemplo

Desde que se iniciara, la pandemia de la covid-19 ha caminado tomada de la mano con la constante subida de los precios en Latinoamérica: los productos básicos aumentaron en toda la región intensificando las presiones financieras causadas por las pérdidas de millones de empleos. No todo fueron malas noticias dirán algunos pocos: los que engordaron sus bolsillos en medio de una catástrofe global que echó por tierra todos los avances logrados en el área durante la última década.

Esta tendencia al alza la destaca el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe de Perspectivas Económicas Globales, en el que pronostica que la región latinoamericana tendrá, este año, un aumento de los precios del 9.3 por ciento; el mayor incremento de precios en todo el mundo. Para el año 2022, el organismo calcula que la cifra bajará al 7.8 por ciento, un número todavía alto a su juicio.

La situación en Panamá no es distinta a la del resto del área: la subida de precios ha sido la constante durante los últimos dieciocho meses, sumando otro motivo de preocupación y angustias a cientos de miles de hogares que se debaten en una situación económica ya de por sí complicada por los golpes de la crisis sanitaria.

La proximidad de las fiestas de fin de año, no hacen sino aumentar las expectativas sobre nuevos incrementos en los bienes y servicios propios de esta época del calendario. Las expectativas abarcan, en opinión del presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura, tanto lo importado así como lo local; y resultan consecuencias del aumento de los costos de los fletes en el transporte marítimo y de los aumentos registrados por las materias primas, los insumos y la energía, sobre todo los combustibles.

No sería mucho pedirle a quienes gobiernan que sólo dos regalos resultarían oportunos en este momento: el primero, una estrategia detallada y efectiva que impulse al país a superar los estragos en los que hoy se encuentra sumido, y; el segundo regalo, que prediquen con el ejemplo: hasta ahora el peso de las privaciones y los sacrificios lo han llevado los hombros de las grandes mayorías ciudadanas, mientras unos pocos privilegiados enquistados en el aparato estatal han continuado en una carrera de gastos desaforados como si la crisis no existiera. Un ejemplo de frugalidad no le vendría mal a la nación, sobre todo si permea desde las alturas del poder gubernamental.

 

Comparte esta Noticia
Escribir Comentario