Europa se encuentra, nuevamente, asediada por la covid-19. La falsa sensación de seguridad producida por las vacunas, llevó al continente a bajar la guardia en las medidas de bioseguridad y hoy presenta un grave incremento en la tasa de infecciones: registra dos tercios de todos los contagios a nivel global. De no tomarse medidas estrictas, Hans Kluge, director regional europeo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que podrían darse unas 500 mil muertes para marzo del 2022.
Si estás vacunado- advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS- hay un menor riesgo de contraer formas graves de la enfermedad o de fallecer, pero sigue habiendo peligro de infectarse o de infectar a otros. Todos, a su juicio, incluso los vacunados, tienen que continuar tomando las precauciones aconsejadas desde inicios de la pandemia: llevar mascarillas, lavado frecuente de manos, mantener la distancia física y evitar las aglomeraciones.
Desde la semana pasada se dispararon todas las alertas sanitarias del continente cuando varios miembros de la Unión alcanzaron nuevos promedios de muertes y contagios. Alemania se elevó hasta los 52 mil 826 nuevos casos en 24 horas; Noruega, una de las naciones europeas menos afectadas por la pandemia, registró la semana pasada un nuevo récord de contagios diarios con 2 mil 552; Rusia lamentó, el pasado viernes, el fallecimiento de mil 254 personas a causa del covid-19. También Austria- sometida a un nuevo confinamiento con restricciones para salir de casa y el cierre de los comercios no esenciales-, Bélgica, Francia, Ucrania, la República Checa y Alemania se encuentran sometidas a la presión que contra el sistema de salud ejerce la nueva y virulenta ola de infecciones.
Además de la variante delta, presente en un 99 por ciento de los nuevos casos mundiales, David Nabarro, el enviado especial de la OMS para el Covid-19, señala como origen de estos incrementos de la propagación del virus a la decisión de aflojar las medidas sanitarias luego de la primera ola.
Lamentablemente, por acá no aprendemos la lección ofrecida por la peligrosa actualidad del viejo continente. Al calor de la engañosa sensación de “seguridad” derivada de la vacuna y de la típica irresponsabilidad del “carácter criollo tropical”, hemos asumido como terminada la pandemia abriendo las ventanas para la irrupción de una nueva y más letal ola de contagios que todos lamentaremos. Ahí tenemos como ejemplo del grado de irresponsabilidad al que se puede llegar con la complicidad de las autoridades, el último y multitudinario encuentro deportivo llevado a cabo hace algunos días: en un par de semanas podríamos ser testigos de las consecuencias de vivir de espaldas a la realidad mundial.