Quienes administran el Estado, insisten en abonar lo accesorio a costa de lo prioritario. Con esta manía lo único que consiguen es desdibujar las finalidades últimas de sus decisiones confundiendo a la ciudadanía-en el mejor de los casos- o despertando la ira general en última instancia.
Para muestra sobran los botones: durante el momento más crudo luego de la irrupción de la pandemia, a un funcionario local se le mete entre ceja y ceja un proyecto de recuperación de espacios públicos y playas de la bahía de Panamá cuyo costo alcanzaba los 120 millones de dólares. ¡Una bicoca! Ante las críticas y el disgusto ciudadano por tan absurdo derroche, no tuvo otra opción que abandonar la idea.
Ahora, casi un año después, con el telón de fondo miles de plazas de trabajo perdidas y el desempleo rondando el 20 por ciento, el mismo funcionario reaparece con otro proyecto sacado inspiradamente de la manga: un nuevo mercado de mariscos cuyo diseño y construcción costará 50 millones al erario público- o sea, al bolsillo de todos-. Alega, el funcionario en cuestión, que el actual mercado ya cumplió su cometido, no cumple los requisitos de sanidad y no tiene planta de tratamiento.
Lo accesorio primando sobre lo verdaderamente prioritario. Y así vamos, de tumbo en tumbo, quitándole- por ejemplo- un par de millones a una institución de primer orden como el Instituto conmemorativo Gorgas y metiendo, a cambio, 38 millones de dólares en la bolsa de uno de los órganos estatales más desacreditados y reprochados del escenario nacional.
Por otra parte, se “dilapidan” 1.7 millones de dólares en una grama que en un estadio del fútbol europeo de primer orden- con las mismas medidas que el de acá- alcanza a costar 354 mil dólares. Una diferencia insignificante de un millón 346 mil billetes que desaparece por arte de birlibirloque. Mientras tanto, decenas de problemas y urgencias se acumulan, crecen y esperan eternamente por soluciones que no llegan porque el dinero no alcanza. Como el añorado hospital oncológico ubicado en las provincias centrales; para atender a todos esos pacientes que hoy, además de los padecimientos, sufren las incomodidades acarreadas por el largo viaje realizado para llegar a las instalaciones del Instituto Oncológico Nacional ubicado en la ciudad capital: único centro de atención donde se acumulan todos los pacientes nacionales.
Y obstinadamente, quienes dirigen al país concentrados en lo accesorio y dando la espalda a lo prioritario.