¿Cuánto durará el nuevo gobierno de Israel? En teoría hasta 2025 pero podría verse rápidamente envuelto en cuestiones candentes para su estabilidad, como el conflicto con los palestinos.
Y eso sin contar con un rival experimentado, Benjamin Netanyahu, ahora líder de la oposición, que estará al acecho para derribar esta heterogénea coalición, provocar nuevas elecciones y volver al poder que ha ocupado durante los últimos 12 años.
Mientras miles de israelíes celebraban la marcha de Netanyahu, muchos expertos ya dudaban de la longevidad de una coalición ideológicamente heterogénea formada por ocho partidos –dos de izquierda, dos de centro, tres de derecha y uno árabe– que obtuvo el visto bueno del parlamento en una votación muy ajustada.
Según una encuesta de la cadena 12, el 43% de los israelíes cree que se disolverá «rápidamente», el 30% piensa que durará «mucho tiempo» y solo el 11% cree que sobrevivirá los cuatro años del acuerdo de coalición.
Naftali Bennett, que dirigirá el gobierno hasta 2023, tiene la base parlamentaria más débil para un primer ministro en la historia, con tan solo seis diputados (de los 120 de la Knéset) de su partido de derecha radical Yamina.
Para sobrevivir, el gobierno debe centrarse en la recuperación económica tras la pandemia y evitar los temas de división, señalan los analistas.
El domingo en el parlamento, Bennett, un ex empresario del sector tecnológico, apostó por el crecimiento económico y dijo que quería alcanzar el 15% de mano de obra en la alta tecnología en cuatro años, frente al 10% actual.
«El primer problema será aprobar un presupuesto, algo que ningún gobierno ha logrado hacer en los últimos dos años (…) y habrá desacuerdos sobre cuál debe ser la prioridad nacional», dijo a la AFP la analista Dahlia Scheindlin.
«Pero no hay realmente ningún desacuerdo en temas como la recuperación económica, la salud y el medio ambiente. Así que el gobierno se centrará en esos temas e intentará dejar de lado cuestiones más controvertidas como el conflicto israelo-palestino».
«Método de supervivencia»
Según Guy Ben Porat, profesor de ciencias políticas de la universidad Ben Gurión, el gobierno podría verse envuelto en cuestiones sensibles, como el desarrollo de las colonias israelíes en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, o la situación en el enclave palestino de Gaza, sometido a un bloqueo israelí.
Es posible que tenga que decidir sobre el destino de una colonia salvaje que debe ser evacuada en Cisjordania, lo que podría enfurecer a los colonos, a los que Naftali Bennett representó en su día.
Y eso sin tener en cuenta la cuestión de una tregua duradera con los islamistas de Hamás, que gobiernan Gaza, tras 11 días de guerra en mayo, o incluso el futuro del presidente palestino Mahmud Abas, de 85 años.
«La cuestión palestina molestará sin dudas a este gobierno. Harán todo lo posible por descartarla, pero a la larga no funcionará», dijo Ben Porat.
La Autoridad palestina de Abas, aunque critica al nuevo gobierno, calificó la salida de Netanyahu como «el final de uno de los peores periodos de la historia del conflicto israelo-palestino». El proceso de paz está estancado desde 2014.
Para Saleh Al-Naami, experto en Israel de la universidad islámica de Gaza, «no habrá ningún cambio fundamental, pero es posible que Bennett intente mejorar la situación económica de Gaza de forma limitada».
Bennett, que será sustituido por el centrista Yair Lapid en 2023, también tendrá que «gestionar la presión» de Estados Unidos, apuntó.
El presidente Joe Biden, que ya habló por teléfono el domingo con Naftali Bennett, se ha distanciado de la administración Trump, que respaldó la colonización en Cisjordania y se retiró del acuerdo nuclear con Irán, enemigo de Israel y cercano a Hamás.