El cristal que rompió Monseñor Ulloa

 

En medio de la pandemia del Covid y las alertas de sanidad del gobierno, se nos vino una nueva semana santa, época que para muchos cristianos es de recogimiento y meditación, para otros de vacaciones, festejos y fiestas. En fin, una época que el año pasado se vivió en un encierro o cuarentena, que al parecer nadie reflexiono.

Llegado el Domingo y entre tranques de retorno, salió a la luz la homilía que realizo Monseñor José Domingo Ulloa, con el mensaje de la pascua del Domingo de resurrección. Que al parecer encrespo pelos entre los más radicales, apáticos de la fe, agnósticos, falsos cristianos y arranco aplausos de otros sectores de la feligresía. Cada uno lo tomo y lo interpreto a su manera, unos para bien y otros para mal.

En su homilía Monseñor Ulloa señalo “Que pena, que las nuevas generaciones de la tecnología, si, y también las nuevas generaciones que nosotros hemos creado, hijos y nietos de cristal. Que pena que estas generaciones de cristal solo estén siendo educadas para una vida eventual, como si esa vida fuera a ser permanente en esta tierra. Pensemos, que ocurrirá cuando el paso de los años de estas generaciones, que estamos educando, haga mella en ellos la autosuficiencia, la autocomplacencia y el vivir el día sin referencia alguna a Dios. Ni mas ni menos que la tiniebla del desencanto la desilusión y la decepción con el mundo será una dura y cruda realidad.”

Pero cuando vemos estas palabras, no esta lejos de la realidad, las nuevas generaciones dependen mas de un celular, que de la buena enseñanza de sus padres; la calle le enseña valores contrarios a los tradicionales de las familias. Piensan que porque manejan la tecnología no necesitan ayuda de nadie, pero viven recostados a sus padres, sin salir a trabajar o buscarse el sustento diario. Esa generación que le llaman de Cristal quiere romper moldes a base de presión, pero sin entender realmente que es lo que quieren o que aspiran. La moda es llevar la contraria.

Vemos grupos claramente identificados, atacar a la Iglesia, para esconder sus defectos o errores, que en vez de afrontarlos señalan a otros, porque sus posiciones, que quieren ser impuestas a la fuerza, no se hacen como ellos quieren. Para nadie es una realidad que la Iglesia Católica y otros Iglesias no son moneditas de oro y eso es así, porque están conformadas por seres humanos, que están propenso a cometer errores y los han cometido. Que el silencio cómplice del clero haya sido una manera de cubrir actos reprochables, ya la sociedad se los ha ido reprochando, así como la justicia.

Pero el mensaje esta ahí, es una pena que los jóvenes vivan cada vez mas alejados de Dios, que una canción que habla del culo y hacerte el amor, tengan mayor significado que aquellas románticas de antaño que hablaban de la lealtad y sinceridad con la cual se enamoraban los jóvenes. Que una cómica sea censurada porque supuestamente ofende, cuando generaciones crecieron con ellas sin el morbo actual. Seguir a un reguetonero de moda con canciones obscenas, es mejor que escuchar consejos de padres y abuelos o leer un buen libro. Y que decir de padres y abuelos que patrocinan estas actuaciones, donde la primera comunión y el matrimonio, son solo sinónimos de fiesta y no lo ven como un sacramento.

La sociedad requiere que todas sus generaciones entiendan, que los mensajes de la Iglesia no pueden ir en forma individualizada, las lecturas son integrales y para todos, donde muchos buscan la parte positiva de un mensaje, que puede escucharse como negativo. Pero hay mucho denominados creyentes, que pretenden que la Iglesia piense como ellos, cuando la Iglesia esta para sobre pasar generaciones. La Institución de la Iglesia se queda, pasan los padres, curas, obispos, cardenales y Papas, pero la entidad sigue en pie, por más piedras que le lancen.

Quien no quiere ver la situación de pensamiento y actitud de los jóvenes actuales, esta en su derecho, pero en esta ocasión se rompió la copa de cristal y ha hecho que a favor o en contra, la gente vuelva a mirar a la Iglesia como referente. Algo que la pandemia había querido desaparecer. El mensaje ha sido un llamado de atención, que nos hizo volver la mirada, y ver en que mundo estamos viviendo y como lo queremos vivir. Que la autocomplacencia no te lleva a nada, que el vivir apegado a lo material y superficial no te durará toda la vida y, sobre todo, que aun cuando reniegues de tu iglesia, siempre ella estará para ti.

No creo que Monseñor Ulloa necesite una defensa, no es ni por mucho el mejor pastor de la iglesia de Dios, pero también tiene derecho a expresarse y su mensaje viene de él, como persona y como un funcionario al servicio de Dios y la iglesia. El cual nunca puede estar para complacer intereses o deseos de grupos con agendas definidas, que pretenden que la Iglesia se convierta en un santificador de sus actuaciones, contrarias a la moral y las buenas costumbres y a veces perversas. Así veo las cosas y así las cuento.

 

ROBERTO RUIZ DIAZ / ABOGADO

 

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