El agua como un derecho básico y bien público

Foto: La pandemia está ahondando la crisis socioeconómica y humanitaria en América Latina y viene evidenciando necesidades insatisfechas de agua inocua para la salud

Mañana se conmemora el día mundial del Agua, lo que recuerda lo esencial que es para la vida.  Este año se celebra bajo el lema “Valoremos el agua”.

“El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, la cultura, la salud, la educación, la economía y la integridad de nuestro entorno natural”, consigna la Organización de las Naciones Unidas.

A pesar de esto, 2 200 millones de personas viven sin acceso a agua potable.

ONU-Agua señala que la crisis del agua y el saneamiento se agrava y que, al ritmo actual, no se cumplirá el ODS 6 al 2030– Agua y Saneamiento para todos antes de 2030 – razón por la cual se lanzó en julio 2020 el Marco de Aceleración Global de este ODS.

El coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches Peraci, expresó a Destino Panamá que, “el acceso al agua es fundamental como derecho básico y bien público”.

La FAO señala que la creciente competencia por el agua y los efectos del cambio climático agravan las desigualdades de acceso, por lo que se requiere un uso más productivo y sostenible del agua dulce y pluvial.

Foto: Adoniram Sanches Peraci, coordinador subregional de la FAO para Mesoamérica / Cortesía

Sanchez Peraci, expresó que, mientras la captación y conservación del agua son estratégicas para la agricultura de secano, el aumento de la productividad del agua en zonas irrigadas debiera combinarse con una mejor gobernanza (equidad, caudal ambiental).

Los mecanismos de gobernanza y coherencia normativa son fundamentales para una gestión eficiente, sostenible y equitativa, acota.

«Se necesitan estrategias coherentes e inclusivas»

“La buena gobernanza del agua contribuye a la gestión integrada de cuenca, al cumplimiento del ODS 6, la seguridad hídrica, la resiliencia climática, la seguridad alimentaria y el alivio de la pobreza y el hambre”, explicó Sanchez Peraci.

Con base en los aportes de la OCDE, la Oficina de la FAO para Mesoamérica impulsó la evaluación de la gobernanza del agua en territorios agrícolas de Panamá, Guatemala y El Salvador, seleccionados con los gobiernos, mediante el análisis de la información disponible, el levantamiento de la percepción de actores involucrados y la conducción de diálogos a nivel territorial, nacional y subregional.

¿Cómo ha afectado la pandemia de la COVID-19 y las amenazas naturales?

La pandemia está ahondando la crisis socioeconómica y humanitaria en América Latina y viene evidenciando necesidades insatisfechas de agua inocua para la salud.

En Centroamérica, producto de la pandemia, la sequía y los huracanes Eta y Iota, la inseguridad alimentaria y la pobreza rural, han aumentado.

A pesar de la abundancia general de recursos hídricos en la región, la agricultura familiar, las comunidades rurales y las poblaciones indígenas suelen carecer de seguridad hídrica por causa del aumento de la demanda y la escasez de agua, los eventos hidrometeorológicos extremos acentuados por el cambio climático, la degradación de tierras, la deforestación y la contaminación.

Foto: FAO

El Corredor Seco centroamericano (CDC) es una de las ecorregiones del mundo más vulnerables a las amenazas relacionadas con el clima.

Se caracteriza por períodos de pronunciada sequía, exacerbada por la influencia del fenómeno de Oscilación del Sur de El Niño (ENOS), alternados con fuertes precipitaciones durante la temporada de lluvias. El 58% del CDC se clasifica como un área con efectos de sequía altos o severos.

La periodicidad en la ocurrencia de los choques y fenómenos naturales que afectan la región no son alentadores, y contribuyen a la alta precariedad en que enfrentan las poblaciones de centroamericanas, principalmente los países del Norte de Centroamérica (NCA).

En los últimos 10 años diferentes eventos han ocurrido en la región, afectando la producción, el acceso, la disponibilidad y la estabilidad de los alimentos, así como los ingresos de hombres y mujeres productores y jornaleros.

¿Qué apoyos está dando la FAO a los gobiernos de la región?

La FAO trabaja con los países de la región para asegurar que el uso del agua sea más eficiente, productivo y respetuoso con el medio ambiente.

Esto implica producir más alimentos utilizando menos agua, construir la resiliencia de las comunidades agrícolas para hacer frente a las inundaciones y las sequías y aplicar tecnologías de agua limpia que protejan el medio ambiente.

El Corredor Seco es una prioridad para la FAO, como lo demuestra la amplia gama de proyectos, con enfoque de resiliencia, desarrollados en los últimos veinte años.

La estrategia de la FAO para temas de resiliencia y de gestión del recurso hídrico se basa principalmente en brindar asesoría y soporte técnico en políticas públicas a instituciones nacionales y regionales, con un en enfoque territorial y de gestión de cuencas hidrográficas.

Fortalecer la resiliencia de las poblaciones vulnerables mediante una mejor gestión de los recursos naturales y una agricultura sostenible adaptada al clima (agricultura climáticamente inteligente).

Una de las iniciativas desde la cual la FAO en Mesoamérica está apoyando con más fuerza el tema del recurso hídrico es con el Programa Mesoamérica Sin Hambre, financiado por la Agencia Mexicana de Cooperación para el Desarrollo, a través del cual se apoyó recientemente al PARLATINO para la aprobación de la Ley Modelo de sistemas comunitarios de agua y saneamiento.

¿Qué tipo de ayuda se ha ofrecido en Panamá?

En Panamá, el MEDUCA y la FAO, con el apoyo financiero del BID, establecieron una alianza para la implementación de fuentes de agua mejoradas (sistemas de captación y almacenamiento de agua), en aproximadamente 28 escuelas ubicadas en las comarcas de Ngäbe Buglé, Emberá y Guna Yala, y otras zonas.

Se realizó de forma escalable a nivel nacional, favoreciendo la alimentación saludable.

Esta alianza se realizó para lograr servicios adecuados de agua para consumo, saneamiento e higiene en las escuelas seleccionadas, y a la vez se fortalecieron las capacidades técnicas e institucionales para poder replicar el modelo en otras escuelas rurales e indígenas que no tienen acceso a servicios básicos de agua potable.

Además, de una enseñanza participativa en las escuelas y una concienciación de las comunidades indígenas para la promoción y adopción de buenas prácticas sobre el uso de agua e higiene con un enfoque de género.

¿Cómo se aborda el agua, desde un enfoque de género?

La mujer juega un importante papel en el manejo del agua: a menudo es ella quien la recoge, utiliza y administra no solo en los hogares, sino también en la agricultura.

Ellas tienen un valioso conocimiento sobre este recurso, su calidad, fiabilidad, restricciones y métodos para almacenarla. La mujer es, pues, la clave del éxito de toda política y programa para el desarrollo de los recursos agua y riego.

Todos sabemos que en los hogares que no se encuentran conectados al sistema público de abastecimiento de agua, es tarea de las mujeres recolectar agua.

Se desplazan por largas distancias que les puede suponer muchas horas cada día el ir a recoger la mínima cantidad de agua que la familia necesita.

Foto: FAO

Las políticas, programas y proyectos de gestión del agua para uso agrícola no consideran a las mujeres como agricultores o irrigadores, lo cual representa un desafío en cuanto a la participación de las mujeres en los programas de capacitación y en los procesos de formulación de políticas y toma de decisiones.

FAO sostiene que las políticas, programas y proyectos que integran una perspectiva socioeconómica y de género en su diseño e implementación resultan ser mucho más efectivas y sostenibles.

Y es que las mujeres proporcionan prácticamente toda el agua que necesitan los hogares rurales. La mujer sabe dónde se encuentran las fuentes locales de agua y conoce su calidad y potabilidad.

La recoge, almacena y controla su uso e higiene. La recicla, usa la menos limpia para lavar y regar y da el agua de escorrentía al ganado.

Por lo tanto, es evidente la necesidad de entender la función que desempeñan los hombres y las mujeres en la gestión del agua para usos agrícolas, e incluir a ambos en los procesos de toma de decisiones.

La FAO trabaja con los países de la región para asegurar que el uso del agua sea más eficiente, productivo y respetuoso con el medio ambiente.

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