Nicolas Sarkozy fue condenado este lunes a 3 años de cárcel, uno de ellos firme, por corrupción y tráfico de influencias, convirtiéndose en el primer expresidente francés en recibir una pena de este tipo, pero su abogada anunció que apelará la sentencia.
Tras esta condena «extremadamente severa» y «totalmente infundada e injustificada», Nicolas Sarkozy «está tranquilo pero decidido a seguir demostrando su inocencia», aseguró su abogada, Jacqueline Laffont, en una entrevista con medios, retransmitida en directo por televisión.
La apelación suspende la ejecución provisional de la pena que había sido conmutada a arresto domiciliario con brazalete electrónico.
Sarkozy, presidente de Francia entre 2007 y 2012, es el segundo exmandatario en ser condenado por la justicia, después de su antecesor y mentor político Jacques Chirac en 2011 por malversación de fondos públicos cometida cuando era alcalde de París. Pero por problemas de salud, Chirac nunca compareció ante la corte.
Sarkozy, que repitió incansablemente durante su juicio que nunca ha cometido «el más mínimo acto de corrupción», escuchó su sentencia de pie frente al tribunal, aparentemente impasible.
Las penas son inferiores a las que había solicitado la fiscalía: cuatro años de prisión, dos de los cuales firmes, alegando que la imagen presidencial se había visto «afectada» por este caso que tuvo «efectos devastadores».
El expresidente de derecha no hizo ninguna declaración al salir de la sala, pero su esposa reaccionó en Instagram.
«¡Qué ensañamiento insensato, mi amor Nicolas Sarkozy!», publicó la ex supermodelo y cantante Carla Bruni, junto a una foto de la pareja abrazada. «La lucha continúa, la verdad saldrá a la luz. #injusticia», escribió en la red social.
El tribunal de París también condenó a la misma pena al exmagistrado, Gilbert Azibert, y al histórico abogado del expresidente, Thierry Herzog. Este último también fue condenado a una inhabilitación profesional de 5 años pero presentó inmediatamente un recurso contra su condena. Ambos apelaron su condena
Los jueces dictaminaron que hubo un «pacto de corrupción» entre los tres hombres.
Esta primera condena para Nicolas Sarkozy llega a pocos días de que se enfrente a un segundo juicio el 17 de marzo en el caso «Bygmalion», relativo a los gastos de su campaña presidencial de 2012.
Información privilegiada
Sarkozy fue condenado por haber intentado corromper, junto con Herzog, a Azibert, cuando éste era juez del Tribunal Supremo.
Según la acusación, el exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el denominado caso Bettencourt.
A cambio, habría ofrecido a Azibert su ayuda para obtener un puesto de prestigio al que éste aspiraba en Mónaco, aunque nunca lo consiguió.
Al leer su sentencia, la juez Christine Mée dijo que Sarkozy, que era «garante de la independencia del poder judicial, utilizó su condición de expresidente para favorecer a un magistrado para servir sus intereses personales».
Durante el juicio, que terminó el 10 de diciembre, la defensa protestó contra un caso basado en «fantasías» e «hipótesis» y pidió la absolución de los acusados.
Retirado de la política desde 2016 pero todavía muy popular en la derecha francesa por su estilo combativo y su discurso duro sobre la delincuencia y la inmigración, Sarkozy tiene varias cuentas pendientes ante la justicia.
El 17 de marzo está previsto que se enfrente a un segundo juicio en el caso «Bygmalion», relativo a los gastos de su campaña presidencial de 2012.
También ha sido acusado de haber recibido millones de euros del dictador libio Muamar Gadafi para su campaña electoral de 2007.
Y en enero, los fiscales abrieron otra investigación sobre presunto tráfico de influencias por sus actividades de asesoramiento en Rusia.