La industria energética avanza con la implementación de tecnologías innovadoras en el sector eléctrico, las cuales son de interés común para toda la cadena que la conforman: generadores, transmisores, distribuidores y usuarios que ven la oportunidad de hacer que el sistema funcione con mayor eficiencia y confiabilidad.
Ejemplo de esto, una tecnología que toma fuerza es el Sistema de Almacenamiento de Energía (SAE), del cual muchos países tienen un gran avance en cuanto a esta innovación, como Estados Unidos, China, Japón, Canadá y Chile, de acuerdo a estudio publicado en el año 2016, llamado ”Study of the drivers and assed management of pumped-storage power plants historical and geographical perspective”, realizado por ScienceDirect.
Vale la pena destacar, que naciones como China, mantiene un aproximado de 31 GW de la instalación mundial del SAE, mientras que Japón 21 GW. “Son países muy adelantados en almacenamiento de energía con esta tecnología”, manifestó el gerente general de ETESA, Carlos Mosquera en una presentación que hizo a miembros de la Comisión de Energía de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (Apede).
La capacidad mundial instalada por el SAE es aproximadamente 193 GW, distribuida en 183 GW en cuanto a la de hidroeléctrica de bombeo y el restante representa un 5%, según datos de la Comisión Nacional de Energía de Chile.
La aplicación de esta tecnología se puede desarrollar en el área de generación para servicios complementarios y suministro de potencia de punta; además, en la transmisión para alivio de congestión y desfase de inversiones; de igual forma, en distribución para repuesta de demanda y electricidad móvil y, en el caso de los clientes o usuarios para la gestión de demanda y autoproducción.
En la actualidad existen diferentes tipos de tecnologías de almacenamiento, utilizadas a nivel mundial, tales como: mecánico por bombeo, sistemas de aire comprimido, almacenamiento térmico, sales fundidas, calor sensible, bombas de calor, aire comprimido, almacenamiento electromagnético en los supercapacitores, superconductores magnéticos y finalmente el más conocido, almacenamiento electroquímico relacionado a los bancos de batería más comunes “Ion” de litio y ácido de plomo.
Panamá, apuesta por esta nueva tecnología, que ha tomado importancia desde el año 2018, siendo que, el pasado 28 de diciembre, La Autoridad de los Servicios Públicos (ASEP) mediante resolución AN No.16564-Elec aprobó el cambio al Reglamento de Operación que permitirá la opción del uso de los sistemas de almacenamiento de energía como reserva rodante, regulación primaria y secundaria.
Próximamente, la ASEP deberá realizar la consultoría correspondiente a la definición de los sistemas auxiliares del SAE.
Para el Doctor Víctor Carlos Urrutia, con una amplia trayectoria en el sector energético panameño, las baterías van a jugar un papel importante en el servicio eléctrico, porque hasta ahora lo que ha diferenciado el servicio eléctrico de muchas otras actividades ha sido la imposibilidad de almacenar energía eléctrica de manera económica.
“La energía eléctrica se tiene que generar en el momento en que se consume, restricción que hace que la operación de sistemas eléctricos sea un continuo y delicado balance entre la generación y el consumo; las baterías ofrecen una manera de aliviar esta labor y como consecuencia deben simplificar el servicio y hacerlo más asequible a todos”- afirmó Urrutia.
De igual manera, Maximilian Winter, Country Manager de Enel Green Power, explica que, los recursos eléctricos distribuidos en general toman un rol muy importante en el nuevo paradigma de sistemas eléctricos. Es decir, que los sistemas dejan de funcionar verticalmente, para integrarse y funcionar de manera horizontal con los distintos tipos de tecnología interactuando con el sistema (PV, baterías, DR, cargadores eléctricos).
“Estos sistemas pueden ofrecer servicios de regulación primaria, regular voltaje, arranque en negro, desplazar excesos de generación renovable, para utilizarla como reserva. Constituyen un complemento a la red energética, aportan beneficios como mejoras en la estabilidad a las redes de transmisión y distribución, alivio de sobrecarga en circuitos y operar en contingencias”- señaló Winter.
En virtud de lo anterior, logramos rescatar que la tecnología juega un rol importante para el desarrollo del sector energético, no solo porque a través de ella, podemos utilizar y sacar el mayor provecho de las distintas fuentes de energía, sino también puede ser efectiva para almacenar esta energía secundaria llamada “electricidad”, la cual se genera y se consume al momento de su producción.
Hoy es de gran ayuda en varios países a nivel mundial, para incluir y aumentar el uso de las energías renovables, las cuales por su intermitencia por el factor “clima”, pueden incidir en la estabilidad del sistema, algo importante que Panamá ya esté considerándolo especialmente ahora que está encaminada hacia una nueva transición energética.