El jugar con una pelota parece haber sido uno de los entretenimientos más antiguos de los seres humanos. En esta nueva entrega de La Historia Habla seguimos hablando de los orígenes y la evolución del fútbol.
En Mesoamérica, desde el 1400 a.C. hasta el periodo de la conquista española, se practicaba el juego de pelota, con diferentes versiones y nombres dependiendo de las zonas, pero que consistía, explicado de una forma muy esquemática, en que los dos equipos, formados por un mínimo de 2 y un máximo de 5 jugadores, trataban de introducir una bola por el orificio tallado en una piedra que sobresalía de la pared inclinada a unos cuantos metros del suelo de la cancha.
En el Popol Vuh, el libro maya, encontramos referencias a este juego, en el cual Hunahpú e Ixbalanqué, representantes del lado luminoso del Universo, se enfrentaron en un combate de pok ta pok a los guardianes de Xibalbá, el inframundo maya. El juego de pelota era entonces una recreación de aquella batalla mítica entre las fuerzas cósmicas. Como los hermanos luminosos fueron sacrificados, para transformarse en el Sol y la Luna, cuando uno de los equipos introducía la pelota en el aro y ganaban el juego, los vencedores eran sacrificados, y de ese modo tenían el inmenso honor de presentarse ante los dioses y despertar de la ilusión de la vida.
Aunque no siempre el juego tenía un final trágico y se sabe que se jugaba como recreación y se cruzaban enormes apuestas. Tenemos noticias de que también lo jugaban las mujeres e incluso los niños. En México evolucionó hacia un juego llamado ulama que se utilizaba también como forma de dirimir pleitos.
Encontramos diferentes tipos de juegos de pelota desde Groenlandia hasta Bolivia y desde Estados Unidos hasta Oceanía.
En las Islas Británicas, durante la Edad Media el harpastum romano se fusionó con el soule, un ancestral juego celta practicado en Francia desde el siglo V a. C., evolucionando en varios tipos de juegos de pelota, con diferentes reglas dependiendo de la zona. El soule se jugaba en prados, bosques y hasta en las plazas y las calles de los pueblos. Los bandos rivales debían enfrentarse para devolver el balón, (que podía ser de materiales tan dispares como cuero, la vejiga de algún animal rellena de paja, una bola de piezas de tela atadas o una bola de madera) a un sitio marcado de antemano. Los equipos corrían, se empujaban, se lanzaban el balón y atajaban a los competidores en una turbamulta aderezada con peleas y lesiones más o menos serias.
Se ha encontrado una ordenanza del año 1365 donde el rey Carlos V decreta que el soule «no puede figurar entre los juegos que sirven el ejercicio del cuerpo». El obispo de Tréguier, en 1440 llegó a amenazar a los jugadores con excomulgarlos y 100 sueldos de multa si persistían en desafiar la prohibición.
Pero también al otro lado del Canal de la Mancha los hombres se entretenían pateando una pelotita.
Descendiente directo del soule, se practicó en las Islas Británicas entre los siglos XI y XVIII el fútbol de carnaval, que enfrentaba por la posesión de un balón a pueblos, equipos, parroquias, a solteros contra casados o jóvenes contra viejos. La falta de regulación, ya que cualquier modo de llevar el balón a la meta era válido, además de no haber limitación en el número de participantes por equipo, conllevaba trifulcas y lesiones. Lo único que no estaba permitido era asesinar a un contrincante.
Lo más parecido a aquello que se ha conservado hasta nuestros días son las actividades como el partido de Kirkwall Ba, una especie de juego de fútbol que se juega en la ciudad de Kirkwall en Escocia cada día de Navidad y Año Nuevo, es una tradición que se remonta a mediados del siglo XVII y que aún hoy congrega a todos los habitantes del pueblo que se dividen en dos equipos, los Uppies, los que viven al sur de la catedral y los Doonies que viven al norte. Todas las calles de Kirkwall se convierten en el campo de juego y cada equipo procura llevar la pelota hacia su propio territorio, gana el equipo que logre tocar con la pelota un hito, los Uppies deben llevar la pelota hasta un muro en el extremo sur del pueblo mientras que los Doonies deben de mojar la pelota en la bahía de Kirkwall, al norte. Otro ejemplo es el Ashbourne Shrovetide Football, en donde los equipos conformados por los que nacieron de uno u otro lado del río Henmore, tienen que llevar la pelota hasta la portería del equipo contrario, un monumento de piedra y golpear el balón 3 veces contra el mismo.
Pero fue William FitzStephen quien registró en el año 1170 en su libro ‘Description of London’ el desarrollo de un juego de pelota en Londres, acerca de lo que ya parecía ser bastante similar al fútbol que conocemos hoy en día. «(…) after dinner all the youths of the city goes out into the fields for the very popular game of ball.» (“(…) tras la cena, todos los jóvenes de la ciudad salen a los campos para el popular juego de pelota” )
También señala que todos tenían su equipo favorito. «The elders, the fathers, and the men of wealth come on horseback to view the contests of their juniors, and in their fashion sport with the young men; and there seems to be aroused in these elders a stirring of natural heat by viewing so much activity and by participation in the joys of unrestrained youth.» Los viejos, los padres y los ricos iban a caballo para ver a sus hijos competir; esa era la forma que tenían de socializar con los más jóvenes, y mientras los jóvenes disfrutan de la actividad física, los mayores se apasionaban y se enardecían apostando y discutiendo sobre el juego.
FitzStephen nos habla de un juego de pelota (aún no se conocía la palabra football), donde la violencia parecía ser brutal y las lesiones de lo más común. Unos siglos más tarde, en 1314, Eduardo II prohibía el juego el pelota en Inglaterra porque los soldados se dedicaban a correr tras la pelota en lugar de practicar el tiro con arco. Desde luego, los juegos se seguían practicando clandestinamente.
Pero todos estos juegos de pelota pueden ser los antecesores tanto del fútbol como del rugby y no es hasta el siglo XIX que en Inglaterra comienzan a escindirse y a diferenciarse sus reglas, dando paso, entonces sí, al deporte rey.
El fútbol es considerado el deporte más popular del mundo y la muerte de Maradona ha supuesto un derroche de pésames y dolor en el ámbito del balompié. Hoy en día son pocos los que no conocen las reglas del juego, todos sabemos grosso modo lo que es un penalti, un fuera de juego y una tarjeta roja, millones de personas en el mundo tienen su equipo favorito y las pasiones se desbordan cuando se acerca un torneo importante. En las dos entregas anteriores de La Historia Habla hemos explorado los posibles orígenes del fútbol. Y aunque parezca mentira, todavía no hemos llegado al meollo del asunto. Así que vamos a continuar.
La semana pasada hablamos del juego de pelota en América, y hoy vamos a acercarnos de nuevo al sur del continente, donde Bartomeu Meliá, un sacerdote español ha encontrado registros del siglo XVII donde ya se describe un juego de pelota mucho más parecido al fútbol actual que el fútbol de Carnaval o el calcio, del que vamos a hablar más adelante.
En el Diccionario de la lengua guaraní, escrito en 1639, se describe el manga ñembosarái, un juego guaraní que los hombres jugaban en dos equipos, tratando de mantener en el aire una pelota de caucho para que nunca tocara el suelo. El equipo perdedor era aquel que primero se cansaba y se corrían apuestas.
Hay más testimonios escritos de este manga ñembosarái en el Tesoro de la Lengua guaraní, escrito por el misionero Antonio Ruíz de Montoya (1639) y en el libro Las Misiones del Paraguay (1771) del jesuita José Cardiel donde se describe el juego que también se menciona en varias de las Cartas annuas que los jesuitas enviaban a sus superiores.
En esa misma época, al otro lado del Atlántico, en Florencia, se practicaba el calcio. Otra especie de fútbol medieval. Las reglas del gioco del calcio fiorentino, juego de fútbol florentino, o simplemente calcio, fútbol, se publicaron por primera vez en 1580 y fueron escritas por Giovanni de Bardi.
En cierta medida, heredero del harpastum romano, se jugaba en la Piazza Santa Croce con dos equipos de veintisiete jugadores cada uno que podían usar cualquier parte del cuerpo para introducir la pelota en un agujero colocado en el extremo del campo contrario. Si lo lograban, sumaban dos puntos, si se fallaba, se sumaba medio punto al equipo contrario.
La plaza donde se jugaba tenía unas dimensiones similares a un campo de fútbol actual y estaba cubierta de arena.
De los 27 jugadores, cinco eran porteros, cada partido duraba cincuenta minutos y había ocho árbitros, uno principal, seis jueces de línea y un maestro de campo. Ganaba el equipo que lograba meter más puntos.
Al principio solo jugaban al calcio los nobles y la temporada abarcaba todas las noches entre la Epifanía y la Cuaresma. Incluso hubo papas como Clemente VII, León XI y Urbano VIII que fueron conocidos por ser buenos jugadores. Hoy solo se juegan tres partidos al año, la tercera semana de junio. En los torneos, cuatro equipos con colores distintivos representan a cada una de las cuatro partes de la ciudad, se permiten los cabezazos, puñetazos, codazos e incluso la estrangulación pero están prohibidos los golpes bajos o desde atrás y las patadas en la cabeza. Como ustedes pueden imaginarse, la sangre corre y los paramédicos también.
Parece comprobado que fue este tipo de juego de pelota, el calcio, lo que influyó decisivamente en una de las variantes del fútbol de carnaval británico. En un tratado de 1561 se asegura que el deporte tuvo incidencia en una variante del fútbol de carnaval británico y es uno de los pocos códigos externos a las Islas Británicas que influyó en el reglamento del fútbol actual.
Durante los siglos XVIII y XIX los distintos colegios de Inglaterra fueron desarrollando y especificando las reglas bajo las que se permitía en juego de pelota. Por ejemplo, las escuelas de Cheltenham, Rugby y Marlborough permitían usar los pies y las manos mientras que Shrewsbury y Winchester solo aceptaban el uso de los pies para trasladar la pelota. En tanto Charterhouse jugaba a la pelota dentro del claustro de la escuela, Eton y Harrow trasladaron el juego al aire libre. Cambridge permitía tacklear al contrario… era un batiburrillo de normas y reglas diferentes, hasta que en 1848 se dieron cita en la Universidad de Cambridge para unificar sus códigos y crear un juego de reglas estándar: las Reglas de Cambridge.
Unos pocos años más tarde, el 26 de octubre de 1863, en la Freemason’s Tavern de Londres se creó la Football Association (FA) Once clubes, Barnes, Blackheath, Charterhouse, Perceval House, Keningston School, War Office, Crystal Palace, Blackheath Propietary School, The Crusaders, Forest y No Name’s Club, acordaron en esa primera reunión las primeras trece reglas del fútbol que son la base de las actuales:
1. El largo máximo del campo deberá ser de 200 yardas, la anchura máxima deberá ser de 100 yardas, el largo y el ancho deberán estar delimitados con banderas; y la meta será definida por dos postes verticales, separados por ocho yardas, sin ninguna cinta o barra entre ellos.
2. Un sorteo por las metas deberá realizarse, y el juego deberá comenzar mediante una patada con balón detenido desde el centro del campo por el bando que haya perdido el sorteo por las metas; el otro lado no deberá acercarse a menos de 10 yardas del balón hasta que haya sido sacado.
3. Después de que se consiga un gol, el bando perdedor deberá tener derecho a sacar, y los dos lados deberán cambiar metas después de que cada gol sea obtenido.
4. Un gol deberá ser obtenido cuando el balón pase entre los postes de meta o sobre el espacio entre los postes de meta (a cualquier altura), sin haber sido lanzado, golpeado o transportado.
5. Cuando el balón se encuentre fuera del campo, el primer jugador que lo toque deberá lanzarlo desde el punto de la línea delimitadora por donde salió del campo en una dirección en ángulo recto a la línea delimitadora, y el balón no deberá estar en juego hasta que haya tocado el suelo.
6. Cuando un jugador haya pateado el balón, cualquiera del mismo lado que se encuentre más cerca de la línea de meta del oponente está fuera de juego, y no puede tocar el balón, ni de ningún modo impedir que lo haga otro jugador, hasta que él esté en juego; pero ningún jugador está fuera de juego cuando el balón es sacado desde detrás de la línea de meta.
7. En caso de que el balón vaya detrás de la línea de meta, si un jugador del lado al que pertenece la meta toca primero el balón, uno de su lado deberá tener derecho a un tiro libre desde la línea de meta en el punto opuesto al lugar en el que el balón deberá (sic) ser tocado. Si un jugador del lado opuesto toca primero el balón, uno de su lado deberá tener derecho a un tiro libre a la meta solamente desde un punto a 15 yardas de la línea de meta, opuesto al lugar donde el balón es tocado, con el lado opositor en la línea de meta hasta que haya realizado su tiro.
8. Si un jugador realiza una atrapada de aire deberá tener derecho a un tiro libre, mostrando que lo reclama mediante una marca con el taco simultáneamente; y para tomar ese tiro podrá retroceder tanto como desee, y ningún jugador del lado opuesto deberá avanzar más allá de la marca hasta que él haya pateado.
9. Ningún jugador deberá correr con el balón.
10. Ni zancadillas ni patadas deberán ser permitidas, y ningún jugador deberá usar sus manos para sujetar o empujar a su adversario.
11. Un jugador no deberá estar autorizado a lanzar el balón o pasarlo a otro con sus manos.
12. Ningún jugador deberá ser autorizado a tomar el balón del suelo con sus manos bajo ninguna excusa mientras se encuentre en juego.
13. Ningún jugador deberá ser autorizado a usar clavos salientes, placas de hierro o refuerzos de goma sólida en las suelas de sus botas.
Aunque nadie duda de que el fútbol moderno nació en tierras británicas, fue el fascismo nacionalsocialista quien lo elevó a la categoría de droga para las masas, al ver claramente las posibilidades políticas y propagandísticas del juego de pelota. Pero eso ya es otra historia.