El estadio Juan Demóstenes Arosemena (JDA) luce tétrico. Los trabajos están detenidos y su terreno de juego está convertido en un potrero.
La que fue sede de los Juegos Centroamericanos y Caribe de 1938, no pasa por su mejor momento, una adenda y la pandemia del nuevo coronavirus, han puesto al olvidado Coloso de Cabo Verde, con una mala apariencia.
El contrato se venció desde mediados de 2019, pero los responsables de la obra se han mantenido en el área. Sin embargo, durante los meses de pandemia poco se ha podido hacer.
Se le suma una adenda de costo y tiempo, que puso en jaque a al proyecto en 2019. Así lo reconoce Aaron Hurtado, uno de los responsables de darle una nueva cara al JDA, un trabajo valorado en 13.2 millones de dólares aproximadamente.
El año pasado, la obra se atrasó debido a que Pandeportes pidió unas adecuaciones a la infraestructura, cuya orden de proceder se dio el 14 de diciembre de 2016 y contemplaba estudio, restauración, diseño y construcción por un tiempo de 30 meses.
Mientras se agiliza la adenda para retomar los trabajos, no se puede hacer mucho en la millonaria obra. Solo unos cuantos trabajadores intentan mantener en buen estado el proyecto.
«Hemos tenido dificultad con los piedreros, que han intentado ingresar a la obra, gracias a Dios no han deteriorado las construcciones que se han realizado», agregó.
Se destaca que en junio de 2019 el avance del proyecto era de un 63 por ciento, y que la adenda de tiempo y costo, era por un valor aproximado de 1.4 millones de dólares.
La nueva edificación del JDA tendrá una capacidad para 7 mil 500 aficionados.