El positivo de Diosdado Cabello, número dos de la revolución bolivariana, y de otros dirigentes chavistas como el poderoso ministro de Petróleo Tareck El Aissami apagaron de golpe los cánticos de victoria sobre el coronavirus tantas veces entonados por el régimen de Nicolás Maduro.
El «virus colombiano», como lo denomina la propaganda chavista, se dispara en una Venezuela donde solo existen 250 respiradores y en medio de constantes denuncias por la falta de bioseguridad.
La alarma saltó en la noche del miércoles cuando el también presidente de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, no asistió a su show televisivo «Con el mazo dando», desde el cual persigue a opositores y a periodistas independientes.
«He resultado positivo de covid-19, desde ya me encuentro aislado cumpliendo el tratamiento indicado, gracias por sus buenos deseos, con la moral en alto. ¡Nosotros venceremos!», explicó el militar que antes había hecho circular la versión de que tenía un simple resfriado. Una victoria que no se ve por ningún lado en Venezuela.
Con 8,372 casos confirmados y 80 muertes oficiales, que no son creíbles para la Asamblea Nacional democrática, que encabeza el presidente encargado Juan Guaidó, reconocido por 60 países del mundo, ni para los expertos, la pandemia encontró en Maracaibo, la segunda ciudad del país, y en el estado fronterizo de Zulia, el eslabón más débil para avanzar al resto del país. De hecho su gobernador, el chavista Omar Prieto, también hizo público su contagio.
“El país solo cuenta con 250 respiradores y su sistema público de salud está bajo sus mínimos históricos tras siete años de un deterioro imparable. Según la última encuesta realizada con personal médico, en casi el 53% de los casos ni siquiera hay mascarillas en sus centros. El 80% de los tomógrafos tampoco funcionan, ni hay cómo medir gases arteriales», denunció el diputado exiliado y médico José Manuel Olivares, citado por el diario caraqueño El Nacional.
Entre los casos positivos también hay alcaldes chavistas, como Jonny Acosta, de Sucre. José Luis Gutiérrez, rector del Consejo Nacional Electoral, impuesto recientemente por el régimen de Maduro y José Antonio España, uno de los antiguos diputados opositores que se pasaron al bando chavista, también está afectado.
Trump: Venezuela bajo control
Esto se produce en momentos en que ha aumentado la presencia militar de Estados Unidos en barcos, aviones y fuerzas de seguridad que operan en el Caribe y el Pacífico Oriental en una campaña antinarcotráfico sin precedentes lanzada en abril.
Las operaciones han permitido interceptar 122 toneladas de cocaína y nueve toneladas de marihuana, calculada en $2,000 millones, según informó el jefe del Comando Sur, almirante Craig Faller.
Al dar cuenta en la base del Comando Sur en Florida ante el presidente Donald Trump, quien visitó este viernes el cuartel general de las fuerzas militares estadounidenses para la región, el asesor de Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O’Brien, dijo que la operación militar está dirigida a combatir a los carteles de la droga que “quieren aprovechar la crisis del coronavirus, pero también a negar los fondos destinados al régimen de Maduro”.
“Durante años, Venezuela ha inundado a Estados Unidos con cocaína”, manifestó. Añadió que Washington continuará su “campaña de máxima presión contra Maduro”, considerado como el jefe de uno de los carteles de narcotráfico más peligrosos de la región y por cuya cabeza Washington ha ofrecido una recompensa de $15 millones.
“Vamos a luchar por Venezuela y vamos a luchar por nuestros amigos de Cuba. Saben que hemos estado haciendo eso, así como en otros muchos lugares. Pero Cuba y Venezuela lo tenemos perfectamente bajo control”, declaró Trump desde las instalaciones del Comando Sur, acompañado por el secretario de Defensa, Mark Esper.
Más pobre que África
Esos hechos se producen cuando estudios recientes revelan que Venezuela está a niveles de África en pobreza e inseguridad alimentaria.
A esa conclusión llegó la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida en Venezuela 2019–2020 (Encovi), una medición que realizan varias universidades venezolanas desde 2014, a raíz de que el régimen de Maduro dejara de mostrar estadísticas en 2011.
El país es por lo tanto este año el más pobre de América Latina, por detrás de Haití, con el 96% de pobreza, mientras que 79,3% de la población no tiene cómo cubrir la canasta de alimentos, que puede llegar a rebasar los $600 por mes, inalcanzable para alguien que gana el salario mínimo, que se sitúa en menos de $3 mensuales. La encuesta fue realizada en más de 9,000 hogares, y sirvió además para ver que el país es el segundo más desigual de la región, detrás de Brasil.
“Para cerrar la brecha de la pobreza extrema harían falta $5,000 millones al año para financiar un programa focalizado de transferencias, a razón de $2 diarios para 6.5 millones de hogares venezolanos”, afirmó el sociólogo y director del Proyecto Pobreza de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Luis Pedro España.
La abrupta caída del Producto Interno Bruto (PIB) ha acentuado aún más la pobreza en el país. Entre el 2013 -año que Maduro llegó el poder- y el 2019, Venezuela ha registrado una caída del 70%, que ha puesto en riesgo a una población que disfrutó de las bonanzas petroleras y cuyo país llegó a ser llamado, antes del chavismo, “la Venezuela saudita” por sus riquezas.
Los datos publicados por Encovi dan muestra de que Venezuela ha adquirido condiciones más propias de países de África en materia de pobreza y desnutrición. Por tal motivo Venezuela, además de ser el país más pobre de la región, aparece en el segundo lugar de una lista de 12 países que encabeza Nigeria y termina con Irán, seguida de Chad, Congo y Zimbabue.
El estudio reveló además información relacionada en materia demográfica y migratoria. Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB y una de las coordinadoras de la Encovi, explicó que hay una nueva demografía en el país, cuya población es de 28.4 millones de habitantes y no los 32 millones que se proyectaban para esta época.
Las estimaciones reflejadas en el informe son consistentes con los datos ofrecidos por la ONU, que indican que cinco millones de personas han huido de la crisis de Venezuela, mientras que la población de personas mayores de 60 años subió del 10 al 12% entre 2015 y 2020.