«Espero realmente que, en sus próximas reuniones (…), tomarán las medidas necesarias para tranquilizar el mercado petrolero y ayudar a que los precios vuelvan a niveles razonables», afirmó en una rueda de prensa, señalando que el nivel actual de los precios del crudo «hacía llevar un fardo a los consumidores», sobre todo en los países emergentes.
Desde hace varios años, los miembros de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderados por Arabia Saudita, y sus diez aliados, con Rusia al frente, limitan su producción para mantener los precios.
Estos países empezaron a abrir el grifo progresivamente estos últimos meses, pese a la recuperación de los precios y la insistencia de los Estados consumidores para que produzcan más.
El precio del barril, que cayó bajo los 20 dólares en el momento más crítico de la epidemia, no ha dejado de aumentar hasta alcanzar niveles de finales de 2018. Actualmente se sitúa alrededor de 80 dólares.
El jefe de la AIE también señaló que «tomó nota» de la decisión de Estados Unidos y de otros países, como la China, de recurrir a sus propias reservas estratégicas de crudo para intentar reducir los precios.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció el martes una iniciativa «mayor» para bajar los precios del oro negro: recurrir a 50 millones de barriles de petróleo de las reservas estratégicas de Estados Unidos, el mayor volumen jamás liberado.
Estados Unidos indicó que esta decisión se tomaba en paralelo con otras naciones consumidoras de energía importantes, como China, India, Japón, la República de Corea y Reino Unido.
China confirmó este miércoles que se sumaba a la iniciativa lanzada por Biden: recurrirá a sus reservas de petróleo para bajar el precio del crudo.
El jefe de la AIE también mencionó la subida de los precios del gas en Europa, y pidió a su principal proveedor, Rusia y en particular a Gazprom, que abriera los grifos: Moscú puede «aumentar fácilmente sus exportaciones de gas a Europa un 15% (…) y aliviar así significativamente el mercado».
AFP