Diez años. Diez años pueden parecer mucho y poco al mismo tiempo. Pero, según los científicos, ese es el tiempo que tenemos antes de que se produzca la catástrofe climática.
Esta celebración marca el inicio del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas.
Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente para que los miembros de las Naciones Unidas puedan debatir sobre la emergencia climática y los objetivos de restauración de los ecosistemas.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas a propuesta de más de 70 países de todo el mundo.
La Década se extiende de 2021 a 2030, que es también la fecha límite para los objetivos y metas de desarrollo sostenible. Los científicos también consideran que 2030 es la fecha límite para evitar un cambio climático catastrófico.
Esta iniciativa es un llamamiento mundial a la acción para proteger y revitalizar los ecosistemas del mundo en beneficio de las personas y la naturaleza
La restauración de los ecosistemas puede adoptar muchas formas. Puede significar plantar árboles, reverdecer ciudades, cambiar nuestra alimentación y limpiar ríos y mares.
Este proceso consiste en promover la regeneración de los ecosistemas que han sido destruidos o degradados, así como la conservación de los ecosistemas que aún están intactos.
Una situación alarmante
A pesar de la ralentización de la actividad humana debido a la pandemia, los efectos del cambio climático han seguido intensificándose.
A nivel mundial, 2020 fue uno de los tres años más cálidos registrados. La temperatura media mundial ha aumentado 1,2 grados por encima de la de finales del siglo XIX.
Lo mismo ocurre con la deforestación, que ha aumentado considerablemente en los últimos años.
Hace ocho mil años, el 50% de la Tierra estaba cubierta de bosques, pero ahora sólo lo está el 30%.
No sólo están apareciendo nuevas zonas sujetas a incendios y desmontes en África -en Liberia, Ghana, Madagascar- y en América Latina, sino que la destrucción de selvas, bosques primarios o secos y sabanas arboladas se está acelerando en todo el planeta.
Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2019 y 2020.
Los océanos no se libran. La COI de la UNESCO indicó que la acidificación y la desoxigenación de los océanos han continuado y han afectado a los ecosistemas, la vida marina y la pesca.
Muchas zonas del interior de Sudamérica sufrieron una grave sequía en 2020, sobre todo el norte de Argentina, Paraguay y las zonas fronterizas del oeste de Brasil.
Las pérdidas agrícolas se estimaron en casi 3 mil millones de dólares en Brasil
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió en febrero pasado que “el clima está cambiando y los impactos ya son demasiado costosos para las personas y el planeta”.
Además, añadió que “2021 es el año de la acción”.
El caso de Panamá y la restauración de su ecosistema
Panamá es la cuna de una extraordinaria biodiversidad. El istmo tiene más especies de plantas por cada 10 mil km2 que cualquier otra región del mundo.
El territorio es un punto vital y esencial que conecta los ecosistemas de Norteamérica y Suramérica.
El 65,4% del territorio panameño sigue estando cubierto de bosques,
A pesar de esta riqueza, el país se enfrenta a una gran deforestación desde mediados de la década de 1950.
En los últimos siete años se han perdido en el país más de 56 mil hectáreas de bosques y otras tierras boscosas, lo que supone unas 8 mil hectáreas al año según el documento de mapas de bosques de la ONU.
En nuestro país hay algunas iniciativas que van tomando forma poco a poco.
Se creó en 2019 el Programa de Restauración Forestal en Panamá. Este programa hace parte del Plan Estratégico de Gobierno 2021-2025.
Este proyecto está gestionado por el Ministerio de Ambiente con la colaboración del Programa Reducción de Emisiones por la Deforestación y Degradación de Bosques en Centroamérica y República Dominicana.
El objetivo es reforestar en los próximos años más de 50 mil hectáreas tomando en cuenta la “protección y conservación de cuencas prioritarias y productoras de agua a nivel nacional”.
A pesar de estos esfuerzos Panamá tiene algunas lagunas en lo que concierne a la protección del medio ambiente como muchos otros países.
Es el segundo país de Latinoamérica con mayor consumo de plástico aunque por la pandemia, el uso del plástico haya disminuido según la Fundación de Botellas de Amor Panamá.
Caminando por los pasillos del supermercado, el plástico tiene una presencia abrumadora y a veces sólo cubre una fruta o una verdura.
El plástico es un verdadero problema de salud pública. Además de contaminar los océanos y otros ecosistemas, se ingieren microplásticos que pueden aumentar el riesgo de cáncer.
El reciclaje está casi ausente en Panamá. La ONU indicó que solo se recicla un 3% del plástico en Ciudad de Panamá.
Los coches son omnipresentes en el país y aportan el 90% de los contaminantes en el aire de Panamá según la bióloga Natalia Young.
En Panamá, un estudio del Instituto Especializado de Análisis de la Universidad de Panamá la contaminación de los carros aumentó en los últimos 13 años y la flota vehicular incrementó un 166%.
Todos los indicadores están en rojo según la ONU.
La década comienza y todos tenemos un papel que desempeñar. No siempre es fácil contribuir al bienestar del planeta cuando la prioridad es comer y sobrevivir.
La cohesión social y civil será la principal baza para cumplir esta inmensa misión.
La protección de los ecosistemas también puede contribuir al desarrollo y la creación de empleos verdes y ecoresponsables.
La Década para la Salvaguarda de los Ecosistemas es también la Década de lo Social. Las políticas públicas deben contribuir al desarrollo social de los países y, al mismo tiempo, garantizar la preservación de lo más preciado para nosotros: el planeta