Según anota la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2 mil millones de personas (60 por ciento de la población de más de 15 años que trabaja) se desenvuelve en el sector informal de la economía alrededor del mundo. Eso representa un tercio de la actividad económica en países de ingresos medios y bajos; un 15 por ciento en las economías avanzadas.
Estos altos niveles de trabajo informal son un obstáculo para el desarrollo sostenible puesto que los informales no contribuyen a la base tributaria, carecen de capacidad de crecimiento, lucen-en su mayoría- baja productividad y tienen cerrados los accesos al financiamiento. En los países marcados con grandes sectores de mano de obra informal el crecimiento permanece muy por debajo de su potencial.
El informalismo posee también su vinculación con la desigualdad de género: las mujeres tienen más probabilidades de caer en el sector y muchas veces en las categorías más precarias y peor pagadas.
En las circunstancias actuales, a causa de la pandemia del nuevo coronavirus, el trabajo informal es la única opción de obtener ingresos para millones de personas; por lo que se requiere de estrategias vigorosas para formalizar la situación de estas grandes masas de trabajadores.
Cualquier estrategia para combatir el informalismo laboral requiere de tres puntos fundamentales: El primero: simplificar los trámites para licencias y permisos de operación para los emprendedores. El segundo punto, que el Estado invierta en educación de tal forma que se garantice la permanencia del estudiante hasta completar el nivel secundario; y, luego de eso, facilitar opciones para la formación técnica. Y el tercer punto, y no menos importante, facilitar el acceso al financiamiento.
En nuestro país, según reporte oficial de la Contraloría General de la República, la pérdida de un tercio de los puestos de trabajo en el sector privado durante la crisis sanitaria elevó el índice del desempleo hasta alcanzar el 18.5 por ciento, mientras que el nivel de la informalidad se disparó hasta el 52.8 por ciento.
No podemos esperar una recuperación económica integral mientras tan alto número de panameños permanezcan en estas situaciones de informalidad: sin derecho a las protecciones mínimas a las que tienen derecho a cambio de su esfuerzo.