En las dos entregas anteriores de La Historia Habla hemos visto cómo las distintas sociedades han manejado los casos de aquellos menores que por muerte de sus progenitores o por abandono han quedado indefensos.
Hicimos la semana pasada un recorrido por los siglos pasados, pero ¿cómo trata a los huérfanos la sociedad según nos acercamos a nuestra época? ¿Será cierto que con la declaratoria de los Derechos Humanos y los Derechos del Niño mejoraron las cosas para aquellos más débiles?
Pues empezamos nuestro recorrido de hoy desde mediados del siglo XIX en Estados Unidos, donde encontramos el programa social del Orphan Train, que entre 1853 y 1929 trasladó a más de 250.000 niños en situación de calle recogidos en las ciudades del este de los Estados Unidos y los enviaban en tren, amontonados en vagones poco mejores que los del transporte de ganado, hacia las nuevas colonias de pioneros en los nuevos asentamientos que se creaban en el oeste del país.
Se les exigía a los pequeños que rompieran totalmente con todo su pasado, los hermanos se solían separar, ya que en muchos casos los adoptantes no querían más que a uno y cuando llegaban a cada nueva población los subían a un escenario para que pudieran ser contemplados, a veces se los examinaba como a los esclavos, mirando músculos y dientes. Incluso se les pedía que cantasen o bailaran en una especie de concurso de talento para que sus futuros protectores pudieran escoger a los que mejor se adecuaban a su gusto o su mentalidad. Muchos de estos pequeños se convirtieron de facto en esclavos y sirvientes o en trabajadores sexuales de los numerosos burdeles.
Pero no solo estos niños sufrieron trato inhumano, se dieron muchos casos de niños que fueron raptados por las tribus indígenas norteamericanas y que luego eran ‘rescatados’, tras pasar toda su vida entre aquellos que ya eran su familia para ser enviados a instituciones o con familiares a los que no habían visto en su vida, exponiendo a los pequeños a un nuevo desarraigo y a situaciones tremendamente traumáticas para ellos. La película recientemente estrenada en Netflix y protagonizada por Tom Hanks, ‘Noticias del gran mundo’, trata con preciosismo y delicadeza el drama de estas situaciones.
En esta cinta vamos a ver los malos tratos que muchos de estos pequeños sufrían y para ejemplificarlo podemos recordar cómo, en 1874 saltó a los medios el caso de Mary Ellen, una niña de 9 años que era maltratada por sus cuidadores. Tras la denuncia de una vecina, impactada por el estado de la pequeña, la trabajadora social que tomó el caso, y ya que no había leyes que protegieran a los niños, (porque eran considerados propiedad de los padres, siguiendo las leyes romanas de las que ya hemos hablado), presentó el caso ante la Sociedad Protectora de Animales, alegando que los humanos pertenecemos al reino animal, ya que sí existían leyes contra la crueldad hacia los animales y de esa forma logró que los cuidadores fueran condenados, creando jurisprudencia.
Pero a pesar de esto a finales del XIX y principios del XX proliferaban en la prensa de muchos países, entre ellos España los anuncios en los que se solicitaban padres adoptivos o se ofrecían niños en adopción con todo lujo de detalles. En la España del cambio de siglo era posible casi elegir a la carta al futuro hijo adoptivo. Aunque en 1889 se incluye por primera vez en el Código Civil español una norma para regular el proceso adoptivo, la misma no llegó a aplicarse hasta 1939, una vez terminada la Guerra Civil.
En Canadá, entre los años de 1940 a 1960 muchos niños huérfanos o abandonados fueron entregados a la iglesia, que, junto con el gobierno de Quebec en ese momento, certificaron que unos 300.000 niños estaban mentalmente enfermos. Los fondos destinados para el cuidado de estos pequeños en instituciones psiquiátricas se los repartieron. Muchos de estos niños murieron en esas ‘clínicas’ y los sobrevivientes cargarían con tremendas secuelas, tanto físicas como psíquicas provocadas por los abusos físicos y psicológicos y sexuales que sufrieron. Incluso fueron utilizados como conejillos de indias para probar medicamentos experimentales.
Alrededor del año 2000 en Irlanda comenzó a salir a la luz otro escándalo vergonzante relacionado con huérfanos. Cientos de víctimas que habían estado recluidas en orfanatos e instituciones católicas irlandesas denunciaron abusos. Maltratos, castigos y violaciones salieron a relucir en uno de los episodios más vergonzantes para la Iglesia. Catorce años más tarde, el gobierno irlandés tenía en su haber decenas de miles de denuncias. Pero se establecieron compensaciones económicas a cambio del silencio y de que las víctimas que aceptasen el dinero no volvieran a hablar del tema públicamente, tratando de correr un tupido velo sobre el dolor y la humillación.
Al parecer, la humanidad está condenada a repetir una y otra vez los errores.