A raíz de que el Ministerio de Educación (Meduca) estableciera algunas medidas para la alimentación escolar saludable en unos 3,260 centros educativos públicos de todo el país, por medio del resuelto ministerial No.3623 del 17 de julio de 2017, se sancionó en noviembre del mismo año la Ley 75, por la cual se refuerzan las medidas de supervisión para hacer cumplir las recomendaciones en los quioscos o cafeterías escolares. Pero la gran interrogante es si cumplen las escuelas y colegios con esas medidas a tan solo dos meses que culmine el año escolar 2018.
De acuerdo con Onelys Cedeño, jefa de Salud Pública de la Región Metropolitana, en marzo de este año, a unos 12 centros escolares se les levantó un acta de inspección por las anomalías encontradas y, se les advirtió que si no cumplían con las normas establecidas por el Meduca y el Ministerio de Salud (Minsa), se les cerraría el quiosco escolar y hasta se multaría al director de la escuela.
Cedeño también indica que, a raíz de estas supervisiones, los inspectores del Minsa y coordinadores del programa escolar del Meduca han estado verificando -en lo que va del año- si los quioscos cumplen con la venta de los alimentos permitidos dentro de los centros educativos y los resultados han sido bastante aceptables, por lo que espera que en 2019 todos ellos cumplan todas las recomendaciones.
Mientras que la directora nacional de Nutrición y Salud Escolar del Ministerio de Educación, Flavia Fontes, menciona que para hacer efectiva esta regulación, el Meduca advirtió que cada escuela debería tener un sistema de vigilancia para evitar que los estudiantes salgan de los planteles a comprar alimentos, y además que personas ajenas a los colegios lleguen a vender productos que no son saludables.
Igualmente la directora nacional de nutrición explica que este resuelto no busca simplemente imponer restricciones, sino que quiere acercar a los estudiantes y a sus padres al hábito de consumir alimentos saludables, por eso pidió que no permitan a los niños y adolescentes llevar snacks no saludables desde sus residencias.
«Todos los productos que están prohibidos dentro de las escuelas, se ha probado que tienen un efecto nocivo en la salud, sobre todo con el consumo excesivo», asegura Fontes, quien agrega que “esta regulación es un esfuerzo de las autoridades para disminuir la incidencia de enfermedades como la obesidad, problemas cardiovasculares, diabetes e hipertensión y la desnutrición oculta, que se han llegado a diagnosticar a jóvenes entre los 15 y 18 años de edad”.
Recomendaciones para la alimentación saludable
El subdirector de Promoción de la Salud del Ministerio de Salud (Minsa), Jorge Rodríguez, afirma que un estilo de vida saludable es fundamental para los estudiantes en etapa escolar porque eso los ayuda a crecer, desarrollarse, estar protegidos frente a las enfermedades, y tener la energía para estudiar, aprender y estar físicamente activos.
Por ende, la nutricionista panameña Denise Abouganem opina que entre el grupo de carbohidratos se pueden incluir alimentos como palitroques, pan integral, pan tipo pita, michita o flauta, galletas de sal, galletas de avena, palomitas de maíz natural y tortillas de maíz. Y lácteos como queso, yogur, leche ya sea semidescremada, pura o saborizadas pueden ser parte de la merienda.
También se pueden considerar complementos de proteína para emparedados como torta de huevo con vegetales, huevo con trocitos de queso, quesos en rebanadas, quesos cremas y tuna.
‘No debemos olvidar que son niños’, expresa. Sugiere las galletas de pasitas, un trozo de dulce casero preparado el fin de semana en casa, una pequeña porción de mantequilla de maní, duros de frutas o paletas de fruta, barritas de cereal e inclusive, esporádicamente, una bola de helado. Resalta que en ninguna lonchera debe faltar el agua.
El rendimiento académico también está relacionado con una alimentación equilibrada. ‘No podemos dejar de lado el mayor esfuerzo físico y mental al que están expuestos los estudiantes en las jornadas escolares, por lo tanto, la merienda permite mantener estables los niveles de azúcar en sangre, recargando la energía para continuar con el proceso educativo, subraya Abouganem.
Por su parte el doctor en obesidad Yan Mendoza puntualiza que la educación nutricional en adolescentes está basada en lo económico puesto que muchos no comen en casa, ya sea porque no tienen tiempo o no les gusta cocinar. Esto sucede cuando ambos padres trabajan y le facilitan al menor el dinero para su comida, y en este caso la mayoría compran comida chatarra (pizza, hamburguesa, papas fritas entre otros); pero que consumen para satisfacer sus necesidades lo que implica eminentes riesgos para la salud de los niños y jóvenes.
El médico también insta a los padres de familia a que «vigilen los alimentos que ellos les incluyen en la lonchera, que la alimentación sea lo más balanceada posible, que comencemos a promover el consumo de frutas, vegetales, disminuir el consumo de bebidas con altos contenidos en azúcares, promover también el consumo de agua y estilo de vida saludable que incluya la actividad física».
Mientras que Abouganem recomienda planificar las meriendas escribiendo por lo menos diez menús que le faciliten a la madre o persona encargada de armar la lonchera varias opciones, que puedan brindarle al niño una alternativa que no sea repetida. “Es importante visualizar los gustos y preferencias de los niños, para poder brindarles algo saludable y que a la vez les guste, para minimizar los riesgos de enfermedades”, agregó.
La nutricionista puntualiza que es importante favorecer a los niños y niñas que diariamente acuden a las aulas escolares, ofreciendo productos nutricionales de alta calidad que además de contribuir con su aporte de energía (de 320 a 330 k/cal por modalidad) equivalente al de una merienda ligera, cumplan también con una serie de nutrientes (macro y micronutrientes) indispensables para el adecuado crecimiento y desarrollo de los escolares.
Programas de alimentación y nutrición escolar
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), establece que los programas de alimentación y nutrición escolar son clave para que los niños disfruten de los derechos humanos a la alimentación, la educación y la salud. Mediante intervenciones complementarias, como los almuerzos escolares y la educación alimentaria y nutricional, los estudiantes pueden mejorar sus dietas, desarrollar prácticas alimentarias más saludables, y extenderlas a sus familias y comunidades.
Actualmente la FAO colabora con los gobiernos de todo el mundo para aprovechar el potencial de las escuelas a través de los programas de alimentación y nutrición escolar, contribuyendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de seguridad alimentaria, nutrición, educación y salud para todos.
En Panamá, por ejemplo, es necesario especializar a docentes y trabajadores en la seguridad alimentaria y nutricional con el fin de contribuir con los ODS. En las comarcas Ngäbe Bugle, Guna Yala y la provincia de Bocas del Toro es donde hay más índices de desnutrición y eso se debe a que la disponibilidad de los alimentos no es en su totalidad accesible y el agua no es potable en la mayoría de estas comunidades, reseña el Meduca en su sitio web.
Datos clave de la FAO
•Unos 368 millones de niños en el mundo son alimentados diariamente en las escuelas por los gobiernos nacionales.
•Los programas de alimentación y nutrición escolar pueden ayudar a alcanzar varios ODS: Poner fin a la pobreza; cero hambre; buena salud y bienestar; educación de calidad; trabajo decente y crecimiento económico; y desigualdades reducidas.
•La educación alimentaria y nutricional ayuda a los niños y jóvenes a optar por alimentos que contribuyen a la salud humana y medioambiental.
Vincular los programas de almuerzos escolares a la producción local fortalece la conexión entre la nutrición, la agricultura y las economías locales. Actualmente la FAO promueve un enfoque de «escuela integral» para la educación nutricional, que involucra a todos los actores que influyen en las dietas infantiles, incluyendo sus familias, profesores, personal escolar, los pequeños agricultores, el personal del servicio de restauración y los vendedores de alimentos.