Doña Nina, como cariñosamente la llaman, nace bajo el nombre de Saturnina Gómez, mujer de múltiples facetas, sencilla y campechana.
Siempre le gustó el campo, estudió su secundaria en la nocturna del Instituto Justo Arosemena (IJA), en donde obtuvo por mérito propio su diploma.
Es un ser humano sencillo que disfruta el trabajo en el campo, que cuida su medio ambiente, especialmente el recurso hídrico y con el apoyo de los programas de la Autoridad del Canal de Panamá ha tomado varios seminarios de entrenamiento en diversas especialidades, incluidos de temas orgánicos con un grupo de jóvenes japoneses en colaboración con el MIDA.
Estos conocimientos que ha transmitido a sus vecinos del Valle de Santa Cruz y más allá a través del Comite local de Puerto Vigía, el cual preside hace ya varios años.
Otro de sus aportes es la creación del acueducto rural local, que garantiza que más de 200 hogares tengan agua potable, siempre abogando por el interés comunitario.
Para doña Nina lo más satisfactorio que tiene es su familia, siendo agricultora de profesión en la provincia de Colón y que si tiene la suerte de conversar con ella lo sentirá como un libro que te nutre de conocimientos de nuestra tierra, el agua, el ambiente y hasta los tiempos de siembra.
Conozcamos un poco más de esta destacada mujer, que ha sido homenajeada en el Foro de la Mujer Rural organizado por el Consejo consultivo Chagres-Alajuela.
¿Se reconoce a usted como mujer de logros en su labor como lider comunitaria?
Si, yo me reconozco como una mujer de alcanzar metas.
He sido presidente, tesorera y administradora de la JAAR (Junta Administradora de Acueductos Rurales), he organizado con éxito giras médicas en favor de la comunidad, comunico con éxito alguno de los seminarios del INADEH (Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano), también he apoyado al proyecto Puertas Abiertas y soy miembro activo del la Organización agricola Las Marías del Valle de Santa Cruz.
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¿Cuál usted cree que es su mayor logro?
Mi mayor logro es ver a mis hijos culminar sus estudios universitarios y también tener una familia unida y llena de amor, además de tener un esposo que siempre me apoya.
¿Cuál piensa que será su mayor legado a la próxima generación de agricultoras?
Mis mayores legados son: primero el conocimiento, compartir la información que he adquirido de los años que he trabajado en el campo.
Segundo, la resiliencia ante cosas como el cambio inevitable del clima, la economía que siempre cambia y nos afecta además de siempre trato de manejarme con buenas prácticas agrícolas.
Y tercero el promover la práctica de la actividades agrícola como un medio que genere ingreso económico y alimentario para la familia.
¿Que recomendación le daría usted a las jóvenes productoras agrícolas para acortar el camino al éxito en sus proyectos?
Que participen en seminarios y talleres agrícolas donde se comparta la conocimientos adquiridos entre los productores.
Que tengan responsabilidad y compromiso y adaptabilidad con resiliencia tanto a los cambios como ante los errores, aprender de ellos para no repetirlos pero sobre todo tener una actitud positiva sin dejar de confiar en uno mismo.