El domingo último, la ilusión volvió a apoderarse de los aficionados al fútbol. Un partido más, importante sin dudas, pero al fin, un partido más.
La victoria del jueves pasado sobre Estados Unidos le dio alas a una selección nacional de fútbol que por primera vez llegaba a la disputa del campeonato de la Liga de Naciones de la Concacaf.
Si bien se trata de un torneo de joven historia, se trata de una especie de «mini-mundial», donde 41 selecciones nacionales pertenecientes a la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol se miden en busca de ubicarse como uno de los cuatro semifinalista; es el conocido como «Final Four».
Panamá ha estado en cada uno de esas instancias decisivas. Pero el dómingo último, jugaría por primera vez el partido por el campeonato.
Y nuevamente, la suerte nos fue esquiva… ¿suerte? Sí, para mí, sí.
«Jugar como nunca»
Faltando solo dos minutos de partido, el recio defensor José Córdoba trató de cubrir a un rival mexicano en un tiro libre. Estiro su largo brazo derecho y el balón dio en él. El árbitro Mario Escobar decretó el penal.
La sanción fue correcta. Y Raúl Jiménez no perdonó. Su gol le significó el primer título de la Liga de Naciones de la Concacaf a la selección mexicana, y un inédito subcampeonato para Panamá, primera selección centroamericana que jugar el partido decisivo.
Consuelo… poco para un equipo que realmente creyó que podría vencer a México, a los más de 60 mil mexicanos que los acompañaron al So Fi Stadium y que quizá pudo haberlo logrado…
Errores y lecciones
Tras lo sucedido, el aficionado casual, principalmente, busca a un culpable por la derrota. Y José «Coto» Córdoba parece el villano perfecto.
Sin embargo, la desfortuna en algún momento ha llegado para las grandes figuras del fútbol, a lo largo de su historia.
El italiano Roberto Baggio envió a la nubes un penal ante Brasil, en la final de la Copa del Mundo de 1984… tratando de despejar un disparo del brasileño Rivaldo, el arquero alemán Oliver Khan soltó el balón, acción que Ronaldo aprovechó para anotar el 1-0 para Brasil, en la final del Mundial de fútbol de 2002.
En el Mundial de 1990, el arquero colombiano René Higuita trató de driblar al delantero africano Roger Milla… el burlado fue él. Milla le robó el balón y sentenció los octavos de final de aquel torneo.
Incontables «errores» han costado partidos, campeonatos y Mundiales de fútbol. «Coto» Córdoba cometió un error… que le servirá para aprender y mejorar. ¡No lo crucifiquemos! El verdadero objetivo es el Mundial de 2026, hacia allí es a donde apuntamos. ¡No se olviden de eso!