“Es triste ver cómo en este mundo la víctima es la que tiene que aprender a vivir con el odio, las burlas y los señalamientos, como si el apoyo hubiera sido con la esperanza de que apareciera, pero no viva”, dijo la estudiante secuestrada
Una semana después de su liberación, tras permanecer más de un mes secuestrada, Dayra Caicedo rompe el silencio. La joven universitaria de 23 años, dijo sentirse agradecida con Dios por cuidarla y con todas aquellas personas que oraron y se sensibilizaron con su familia. Sin embargo, lamentó los mensajes de burlas y rechazo que está recibiendo en redes sociales.
Esto se debe a que el día de su liberación, algunas personas compartieron imágenes confundiendo a Dayra con una de sus familiares y también cuestionaron su silencio. En reiteradas ocasiones, las autoridades han indicado que no pueden revelar tantos detalles, ya que el caso se mantiene en investigación.
“Quiero expresar mi agradecimiento a todos los que me tuvieron en sus oraciones y se sensibilizaron con mi familia en este horrible episodio. Qué bonito se sintió ver a todas las personas que oraban y esperaban por mí después de tantos pensamientos y momentos negativos”, publicó Dayra en su cuenta de Instagram.
“Es triste ver cómo en este mundo la víctima es la que tiene que aprender a vivir con el odio, las burlas y los señalamientos, como si el apoyo hubiera sido con la esperanza de que apareciera, pero no viva”.
“Los que no me conocen pueden elegir hablar desde la ignorancia y desinformar con tantas suposiciones crueles, sin saber lo difícil que sigue siendo todo esto para mí. Las personas que sí me conocen tienen algo lindo que decir de mí y de mi corazón. Esto no es desde el 19 de febrero, es desde hace mucho tiempo”, añadió.
La estudiante de derecho en la Universidad Santa María La Antigua, envió un mensaje claro a sus “haters”.
“No sigan llenándose de odio innecesario, recuerden que a Dios no se le escapa nada, él pone cada cosa en su lugar en el momento justo”.
Dayra desapareció el 19 de febrero cuando llegaba a su residencia en Arraiján y fue liberada el 24 de marzo en una estación de combustible, en Burunga.
Por este caso hay dos personas detenidas, un abogado, quien ya fue condenado en el pasado por femicidio y una mujer.
