Humberto Bauder F. Abogado y mediador.
Me he permitido fusionar el título de dos grandes libros venezolanos, uno de Eduardo Blanco y el otro de Milena Sardi de Selle. Ruego me disculpen.
Muchas veces me he preguntado cómo es posible que los venezolanos hubiéramos dejado perder nuestra libertad, nuestra independencia, nuestro país.
Tanta gente culta, educada, inteligente, preparada, bien formada y con una herencia heroica en su gentilicio y, sin embargo, un anciano dictador, desde su miserable e inhumana mente diabólica, logró no sólo conquistarnos, sino además que le pagáramos millones por hacerlo.
Los misterios de la mente, las diversas facetas de la inteligencia, la genialidad para algunas cosas y la ignorancia supina para otras.
Cómo es posible que un teniente coronel mediocre y traidor, sin mayores estudios ni formación académica, auspiciado desde La Habana por el decrépito tirano antillano, haya logrado engañar y subyugar a toda nuestra élite intelectual, económica y profesional, nuestro liderazgo empresarial, sindical y gerencial; y a nuestras fuerzas armadas.
“Panem et circenses”, decían ya los romanos y a tal efecto tenían, entre otros sitios de diversión, el Coliseo y las Termas de Caracalla. Ni Chávez, ni Maduro, ni el G2 tuvieron necesidad de construir nada parecido, para distraer las “mentes pensantes” de la oposición vernácula.
Las técnicas maquiavélicas aprendidas han sometido a la población en todos sus niveles, desde el más humilde obrero, hasta el más encopetado de los intelectuales. Se trata de técnicas perfeccionadas con las experiencias recogidas desde la época de los bolcheviques y mencheviques, pasando por las de los nazis, los fascistas, el maoísmo, los jermer rojos y las de todos los demás dictadores de la historia reciente.
Toda esa técnica recopilada y aplicada por el G2 cubano, como si se tratara de una nueva versión o de un nuevo tratado fusionado de la Summa Daemoniaca, unida a la Malleus Maleficarum y el Príncipe, con el cúmulo de tácticas de las demás dictaduras de la historia contemporánea. Todas ellas optimizadas con la tecnología de punta y la inteligencia artificial que Chávez primero y ahora Maduro, les facilitó.
Todavía, después de un cuarto de siglo, sus técnicas para engañar, confundir, dividir y seguir sometiendo a cualquier posible oposición con posibilidades reales de destronarlos, siguen funcionando.
Constantemente, las múltiples salas situacionales que mantiene activas el G2 bien pagado, siguen distrayendo la atención y la capacidad de profundizar los posibles escenarios que debería producir esa oposición pensante o “inteliguentsia criolla” venida a menos.
La bien pagada inteligencia del G2 cubana, los mantiene distraídos con todo tipo de ocurrencias. Desde las bien elaboradas y suministradas frases presidenciales, para iluminar su teatro o su circo, como las que le decía en el oído el pajarito de Chávez, las 35 horas del día, la “multiplicación de los penes,” los cinco puntos cardinales, cada milímetro de segundo.
¿Dónde quedaron esos famosos “think tanks”, como el Grupo Santa Lucía, o el Grupo Jirajara, o nuestras asociaciones académicas y profesionales y las de militares retirados o nuestra una vez grandiosa masonería libertadora?
¿Cómo es posible que sólo estén pendientes de los motivos de entretenimiento y diversión que los subyuga, en vez de estar proponiendo escenarios para salir de este régimen?
“Panem et circenses”, decían ya los romanos y a tal efecto tenían, entre otros sitios de diversión, el Coliseo y las Termas de Caracalla. Ni Chávez, ni Maduro, ni el G2 tuvieron necesidad de construir nada parecido, para distraer las “mentes pensantes” de la oposición vernácula.
WhatsApp, TikTok, Instagram, YouTube, Facebook y todas las demás plataformas de los medios alternativos de esta era digital son su “circo máximo”.
No podemos dejar que esos venezolanos patriotas, esos depositarios de los rasgos que caracterizan a la venezolanidad se vayan extinguiendo, se mueran, sin hacer uso de sus valores, capacidades y experiencias para proponer escenarios factibles que permitan la recuperación de Venezuela.