Enzo Moschella. Economista de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, Venezuela.
Bancarizar a los no bancarizados, expandiendo el acceso a los servicios financieros a los más de 1,4 billones de adultos mayores en el mundo que aún se encuentran marginados de estos servicios, por distancia, insuficiencia de dinero o imposibilidad de cumplimiento de requisitos, es una prioridad, y las nuevas tecnologías digitales seguirán jugando un importante rol para reducir esas barreras y crear la infraestructura digital, segura y eficiente, que facilite el acceso a tener al menos una cuenta con alguna institución financiera regulada.
Entre el 2011 y el 2021, se logró un importante avance en el proceso de bancarización, al incrementarse del 51% al 76% de los adultos mayores que mantenían al menos una cuenta con alguna institución financiera. Sin embargo, la velocidad de la transformación digital que estamos viviendo, también ha venido ampliando las brechas entre las poblaciones más vulnerable y empresas más pequeñas, de los países en vías de desarrollo frente a los más desarrollados, exacerbando a su vez con ello, las brechas de pobreza y productividad, un elemento importante a descontar para no dejar a nadie atrás en estos procesos disruptivos.
En la Edad Media durante el Renacimiento, aparecieron los primeros “centros financieros”, en Florencia y Venecia, cuando familias como los Medici comenzaron a financiar a reyes, comerciantes y artesanos, a través del que se considera como el primer banco tradicional, el Monte dei Paschi, fundado en Siena en 1472, uno de los bancos más antiguos y emblemáticos del mundo, que aún sigue operando.
El proceso de transformación en los mercados financieros, vino para quedarse y seguirá evolucionando al ritmo que la consolidación de las mismas tecnologías y sus reguladores, lo permitan.
Pero no fue sino hasta el siglo XVII y XVIII que surgieron importantes centros bancarios, en Ámsterdam y Londres, cuando comenzó un proceso evolutivo en la oferta de servicios financieros tradicionales, y hacia finales de los ’90 cuando se empezaron a desarrollar las primeras plataformas tecnológicas para ofrecer medios de pago digitales, como PayPal, y otros productos y servicios a través del boom de las Fintech, activándose con ello, un proceso de innovación y disrupción financiera indetenible, aún en pleno desarrollo.
Tal vez fue la aparición del Open Banking en Europa en 2015, inicialmente en el Reino Unido y luego en 2018 con la Directiva de Servicios de Pago 2, conocida como la regulación PSD2 de la Unión Europea, cuando se comenzó a reconocer que la data que mantenían los bancos, era propiedad de sus clientes, quienes podían disponer de ella y compartirla a su criterio, previo a su consentimiento, con otros proveedores de servicios financieros, lo que permitió pivotear la oferta hacia cada vez mejores experiencias de clientes, novedosos productos y servicios, y una mayor accesibilidad, dando origen a todo un proceso de transformación profunda en el mundo financiero, gracias a la incorporación de nuevas tecnologías, que han venido permitiendo ofrecer a través de los Neobancos y las Fintech, innovadoras ofertas digitales de productos y servicios, cada vez más eficientes y competitivos, así como acelerar el proceso de bancarizar a la enorme masa de no bancarizados.
Las nuevas tecnologías, como el Cloud, el Data Análisis, la Inteligencia Artificial y la Blockchain, principalmente, sin duda han sido el factor fundamental que ha facilitado la transformación digital en el mundo financiero que estamos apenas comenzando a vivir, en los diferentes segmentos o verticales, como se les denomina en el mundo Fintech, como las de pagos, préstamos, inversiones, criptomonedas o seguros, entre otros, ofreciendo cada vez mayor transparencia, seguridad, agilidad, facilidad para operar, menores costos y mayor acceso, lo que en definitiva permitirá reducir las brechas de los que habían permanecido marginados.
El proceso de transformación en los mercados financieros, vino para quedarse y seguirá evolucionando al ritmo que la consolidación de las mismas tecnologías y sus reguladores, lo permitan, proceso éste aún en pleno desarrollo y ya evolucionando hacia la siguiente fase, la de las Finanzas Descentralizadas o DeFi, donde los intermediarios ya no son necesarios, iniciándose una nueva etapa de éste proceso, aún más eficiente, en esta oportunidad para des bancarizar a los bancarizados, ofreciendo servicios en forma directa entre los mismos participantes o usuarios, a través del uso de plataformas tecnológicas y los denominados “Contratos Inteligentes” a través de la Blockchain.