Amnistía alerta del «flagrante abuso de la legislación» rusa y pide su puesta en libertad
La Justicia de Rusia ha endurecido este martes la condena contra el sociólogo y teórico marxista ruso Boris Kagarlitski por «justificar el terrorismo» a raíz de una serie de comentarios realizados en su cuenta de Telegram sobre el ataque que tuvo lugar en 2022 contra el puente Kerch, que conecta la península de Crimea con la ciudad rusa de Krasnodar y que fue atribuido a las fuerzas ucranianas.
La corte militar de apelaciones ha fallado a favor de incrementar a cinco años de cárcel la pena contra Kagarlitski, que en un inicio había sido únicamente condenado a pagar una multa de 600.000 rublos (unos 6.000 euros).
Además, no podrá «crear ni administrar recursos en Internet» durante un periodo de dos años, según ha recogido la agencia rusa de noticias Interfax. La Fiscalía había pedido un recrudecimiento de la condena después de que los investigadores lo acusaran de haber publicado un vídeo en el que «justificaba el terrorismo en espacios públicos».
Kagarlitski, sin embargo, no ha admitido haber cometido delito alguno, si bien ha descartado recurrir la sentencia. En mayo de 2022, el sociólogo fue considerado un «agente extranjero», así como su organización, el Instituto sobre Globalización y Movimientos Sociales. Posteriormente, en agosto de 2023, el Servicio Federal de Vigilancia Financiera de Rusia (Rosfinmonitoring) lo incluyó en su lista de terroristas y extremistas.
La ONG Amnistía Internacional (AI) ha alertado de un «uso indebido de la legislación antiterrorista para castigar» al sociólogo. La directora de la organización para Rusia, Natalia Zviagina, ha expresado en un comunicado que el veredicto supone un «abuso flagrante de la vaga legislación» existente, la cual es «utilizada como arma para reprimir la disidencia y castigar a quienes critican al Gobierno».
«Al atacar a Boris Kagarlitski, un distinguido sociólogo conocido por su postura crítica contra las políticas gubernamentales, las autoridades rusas están mostrando, una vez más, su implacable ataque a todas las formas de disidencia», ha dicho.
En este sentido, ha puntualizado que esta condena supone «otro claro ejemplo del trato dado a los disidentes políticos en Rusia». «Es un ataque abierto a la libertad de expresión con el objetivo de silenciar las voces críticas mediante el miedo y la represión», ha aclarado.
«Este caso no es un incidente aislado sino parte de un esfuerzo sistemático más amplio para sofocar la oposición y controlar lo que se puede y no se puede decir en Rusia», ha continuado antes de instar a la «liberación inmediata» de Kagarlitski y pedir a la comunidad internacional «solidarizarse» ante la «erosión de los Derechos Humanos en Rusia».