En Lo que nos depara el futuro: un nuevo paradigma para el almacenamiento de agua, se hace un llamado a los líderes mundiales y nacionales para promover con urgencia un “nuevo paradigma” para el almacenamiento de agua, que permita enfrentar los crecientes desafíos del siglo XXI como el cambio climático, el rápido crecimiento demográfico y la mayor demanda hídrica. El documento, elaborado por un grupo de expertos en gestión de recursos hídricos de diversas regiones, explica que el almacenamiento de agua a través de medios tanto naturales como artificiales, es fundamental para la vida y brinda servicios esenciales como abastecimiento de agua potable, saneamiento, irrigación, energía hidroeléctrica y control de inundaciones.
Sin embargo, en la actualidad existe un grave déficit de capacidad de almacenamiento a nivel global. La disminución de los medios naturales de almacenamiento como glaciares, humedales y acuíferos, sumada al envejecimiento y falta de mantenimiento de la infraestructura construida como presas y embalses, no permite satisfacer la creciente demanda, según advierte el documento.
“Los actuales enfoques fragmentados e inconexos para el manejo del vital almacenamiento de agua ya no son adecuados. Se requiere con urgencia un nuevo paradigma más integrado y sistémico, que permita reducir déficits y riesgos, potenciar sinergias, minimizar impactos no deseados y proveer servicios esenciales frente a la gran incertidumbre que genera el cambio climático”, declaró la hidróloga Jane Miller, una de las autoras principales del estudio.
Situación alarmante
De acuerdo al reporte, desde 1900 la capacidad global de almacenamiento de agua se ha más que cuadruplicado y la extracción se ha multiplicado por siete, lo que ha sostenido el crecimiento demográfico y económico. Sin embargo, el almacenamiento per cápita ha disminuido drásticamente y se prevé una brecha del 40-50 por ciento para 2050. “La situación es alarmante. La pérdida de almacenamiento natural, el limitado mantenimiento de infraestructura construida y el aumento en la variabilidad climática, no permiten satisfacer las crecientes necesidades. Estamos ante una bomba de tiempo”, advirtió el ingeniero André Gomez, co-autor del estudio.
Según las proyecciones del informe, para 2050 la población mundial aumentará en 2 mil millones de personas, concentrándose mayormente en países de bajos ingresos que ya sufren estrés hídrico. El cambio climático incrementará la frecuencia e intensidad de sequías e inundaciones. Todo esto ejercerá enormes presiones sobre los limitados sistemas de almacenamiento.
Soluciones innovadoras
Frente a este sombrío panorama, el documento plantea innovadoras soluciones basadas en un enfoque holístico e integrado. “Debemos ver el almacenamiento de agua como un sistema interconectado, no como proyectos aislados. Hay que equilibrar servicios para diferentes sectores y proteger fuentes naturales. Se requieren soluciones flexibles y adaptables, con participación de múltiples actores”, explicó la especialista Miller.
Concretamente, el informe recomienda mejorar la infraestructura existente en vez de siempre construir nuevos proyectos, considerar diversos tipos de almacenamiento de forma coordinada, gestionar activamente el almacenamiento natural, adoptar diseños flexibles ante las incertidumbres climáticas, aplicar regulaciones para garantizar seguridad y sustentabilidad, y promover la planificación integrada con participación de todos los sectores y partes interesadas. “Debemos ver el almacenamiento de agua como un sistema vivo, no como una colección de activos inertes. Esto permitirá reducir déficits y riesgos, potenciar sinergias y asegurar servicios esenciales para las generaciones futuras”, señaló Gomez.
Llamado a la acción
El documento incluye un llamado a la acción dirigido a jefes de estado, ministros de economía y finanzas, ministros sectoriales, parlamentarios, municipios, empresas, organizaciones internacionales y la sociedad civil. Se urge a estos actores a colaborar para impulsar el nuevo paradigma, asignando mayor presupuesto para diversas opciones de almacenamiento, promoviendo cambios regulatorios, aplicando una planificación integrada, invirtiendo en infraestructura resiliente, protegiendo las fuentes naturales y adoptando un enfoque de ciclo de vida en los proyectos. “La transición a este nuevo paradigma permitirá reducir déficits, gestionar riesgos, generar beneficios económicos y ambientales, y asegurar servicios hídricos esenciales. Pero requiere voluntad y acción coordinada de todos los actores, tanto públicos como privados, a escala local, nacional y global”, recalcó Miller.
El contundente informe busca sentar las bases de una nueva era en la gestión del vital recurso hídrico, que permita enfrentar los complejos desafíos del presente y garantizar la seguridad hídrica de las futuras generaciones. “La humanidad tiene ante sí una oportunidad única de reimaginar cómo manejamos el almacenamiento de agua, invirtiendo en él como un sistema vivo e integrado que sustente nuestro desarrollo y nos provea resiliencia. Este cambio de paradigma es urgente y traerá enormes beneficios sociales, económicos y ambientales”, concluye el documento.