Un nuevo estudio del World Resources Institute (WRI) revela una grave situación que afecta a miles de millones de personas: el estrés hídrico por escasez de agua. El informe indica que al menos una cuarta parte de la población mundial, ubicada en 25 países, enfrenta niveles extremos de estrés hídrico. Esto significa que usan casi todo su suministro disponible de agua dulce para actividades domésticas, agricultura, ganadería e industria. Incluso una sequía breve puede dejarlos sin agua.
Los lugares con mayor escasez son Bahréin, Chipre, Kuwait, Líbano, Omán y Qatar. Las regiones más afectadas son Oriente Medio, norte de África y sur de Asia. Y la situación podría empeorar. Para 2050, se proyecta que mil millones de personas más sufrirán estrés hídrico extremo, incluso si se cumplen las metas climáticas globales. La demanda de agua crecería entre 20 por ciento y 25 por ciento en las próximas décadas.
¿Qué está causando esta crisis del agua?
El informe del WRI explica que la demanda de agua en el mundo se ha más que duplicado desde 1960 debido al crecimiento poblacional, la expansión de la agricultura de regadío, la ganadería, la producción energética y otras industrias. Pero la oferta no ha crecido al mismo ritmo. Factores como la falta de inversión en infraestructura y los impactos del cambio climático han afectado la disponibilidad del recurso. Cuando la demanda supera la oferta, se genera un desequilibrio conocido como estrés hídrico.
Cuanto menor es la brecha entre ambas, mayor es la vulnerabilidad de una región a sufrir escasez de agua. Un país con estrés extremo usa al menos 80 por ciento de sus recursos hídricos renovables.
Sin medidas urgentes, el problema seguirá agravándose debido al rápido aumento poblacional y económico en diversas regiones.
Los países más afectados
En la actualidad, los cinco países con mayor estrés hídrico son Bahréin, Chipre, Kuwait, Líbano y Omán. La escasez se debe principalmente a la baja oferta hídrica frente a la creciente demanda para usos domésticos, agrícolas e industriales.
Por regiones, Medio Oriente y el norte de África son las más afectadas: un 83 por ciento de su población sufre estrés hídrico extremo. Le sigue el sur de Asia, donde un 74 por ciento padece escasez severa.
Y la situación empeorará. Para 2050, se proyecta que la totalidad de la población de Medio Oriente y norte de África vivirá con condiciones de estrés hídrico extremo.
Otras regiones bajo la lupa
El estudio también analiza las tendencias en otras regiones:
- En África subsahariana es donde más crecerá la demanda de agua hasta 2050, debido al aumento demográfico y actividades como la agricultura.
- En contraste, en Norteamérica y Europa la demanda se ha estancado gracias a la eficiencia en el uso del agua.
- Pero el comercio internacional presiona los recursos hídricos de regiones de bajos ingresos para abastecer el consumo de países ricos.
Graves consecuencias económicas y alimentarias
El estrés hídrico tiene serias repercusiones económicas y sociales:
- Para 2050, el 31 por ciento del PIB mundial estará expuesto a escasez de agua, frente al 24 por ciento en 2010. India, México, Egipto y Turquía concentran gran parte del PIB en riesgo.
- La agricultura, que consume 70 por ciento del agua dulce, es altamente vulnerable. El 60 por ciento de la agricultura de regadío ya enfrenta estrés hídrico extremo. Esto pone en peligro la seguridad alimentaria mundial.
- La escasez también amenaza la generación hidroeléctrica, la producción industrial y la estabilidad social. Casos como el de Irán muestran cómo la mala gestión del agua puede catalizar conflictos.
Soluciones: gestión eficiente y voluntad política
El informe del WRI advierte que hace falta voluntad política y cambios profundos para evitar una catástrofe mayor. Pero también existen ejemplos positivos como Singapur, que ha prosperado en medio de la escasez de agua gracias a medidas como la desalinización y el tratamiento de aguas residuales.
Los expertos aseguran que los desafíos globales del agua se pueden resolver invirtiendo alrededor del 1% del PIB mundial en soluciones de gestión eficiente. Ese porcentaje equivale a 29 centavos por persona al día, desde 2015 hasta 2030. No es que sea caro, lo que falta es voluntad política y el respaldo financiero adecuado.
La humanidad posee las herramientas para usar el agua de forma sostenible, pero debe actuar ya para prevenir una crisis que afectará a miles de millones de personas. La seguridad hídrica del planeta debe ser una prioridad mundial.