Los riesgos a la vuelta de la esquina

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Son tiempos extremadamente difíciles los que ha tocado navegar en el presente. Cuando aún los coletazos de la pandemia del covid-19 continúan amenazando distintos puntos del planeta, siguen creciendo los temores de una gran “policrisis” global: aquellas “crisis dispares” -como las define el Foro Económico Mundial- que “interactúan de tal manera que el impacto general supera con creces la suma de cada parte”. Según apunta este foro, el mundo afronta hoy una crisis de suministro de alimentos que, sumada a la crisis del suministro de energía y a la creciente inflación, abonan una “crisis global del costo de la vida”. Además, en su Informe de Riesgos Globales 2023 señala los 5 más graves problemas con el potencial de poner en jaque cualquier añorada recuperación. Encabezando la lista está la gran crisis de suministro de energía, alimentada por la guerra en Ucrania. Le siguen la crisis del costo de la vida, en segundo lugar; la creciente inflación, en el tercero; la crisis de suministro de alimentos en el cuarto; y, en quinto lugar, la posibilidad de devastadores ciberataques a infraestructura crítica. Y, por si no fueran suficientes, apunta además a la crisis de la deuda, la desinformación, la falta de empleos, las enfermedades infecciosas, la inestabilidad o el colapso de los Estados, la crisis del cambio climático, los desastres naturales, los fenómenos meteorológicos extremos y la peligrosa proliferación de la actividad económica ilícita.

El nada esperanzador escenario puede resultar conocido para una gran mayoría nacional porque los síntomas comienzan a manifestarse en nuestro entorno, ante la desidia, el desinterés o la imperdonable ignorancia de quienes ejercen los manejos del Estado. Mientras los nubarrones asoman en el horizonte próximo, los gobernantes de turno y sus contrapesos derrochan tiempo y concentración en discusiones baladíes, sin mayor trascendencia. Dedicados en cuerpo y alma a sus intereses particulares o partidarios, no escuchan el estruendo apabullante de las amenazas que se ciernen sobre el país: sordos a las advertencias de que el lobo ya está aquí… y no vino solo.

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