El tema de los migrantes que transitan por el territorio panameño y llegan a las estaciones de Lajas Blancas y San Vicente en la provincia del Darién, es prioridad tanto para la Defensoría del Pueblo como para Médicos Sin Fronteras.
Cristina Zugasti, representante de Médicos Sin Fronteras en Panamá, recientemente se reunió con Anna Karina Salerno, directora de Unidades Especializadas y Jonathan Santana director de Asuntos Internacionales de la Defensoría del Pueblo en la cual mantuvieron intercambio de opiniones sobre el paso y estadía de migrantes.
«Desde abril del año 2021 Médicos Sin Fronteras mantiene presencia en la provincia de Darién y a nivel de planificación se trabajará durante todo el año 2023», resaltó Zugasti.
La directora de Unidades Especializadas de la Defensoría del Pueblo, Auna Karina Salerno se mostró complacida con estrechar aún más el vínculo con Médicos Sin Fronteras a través de su representante en Panamá, Cristina Zugasti con el objetivo de velar por el bienestar de los migrantes que transitan por suelo panameño.
La Defensoría del Pueblo mantendrá el vínculo con Médicos Sin Fronteras que asiste a miles de migrantes que cruzan rumbo norte por Darién desde el año 2021.
Cifras
Desde principios de este año, el número de niños migrantes que cruzan a pie el peligroso Tapón del Darién entre Colombia y Panamá ha alcanzado un máximo histórico, según ha advertido Unicef.
De acuerdo con el sitio web de las Naciones Unidas, de enero a octubre de 2022, unos 211,355 migrantes cruzaron el Tapón del Darién para continuar hacia su destino. De esta cifra unos 32,488 son niños, superando en un 10% la cifra total registrada en 2021. También marcó un récord el número de niños no acompañados, estimado en unos 900 que cruzó el Darién en 2022, cuadruplicando el total del año anterior.
Cada migrante representa una vida con grandes dificultades. Durante la larga jornada de camino a través de la selva, los niños y las familias están expuestos a múltiples formas de violencia, como el abuso sexual, la trata y la explotación, así como a la falta de agua y alimentos seguros, las picaduras de insectos, los ataques de animales salvajes y el desbordamiento de los ríos.
Los niños menores de cinco años, que constituyen alrededor del 50% de todos los niños migrantes, son especialmente vulnerables a la diarrea, la deshidratación y otras enfermedades transmisibles. Además, el estrés y el riesgo asociado a este peligroso viaje deja a muchos menores en riesgo de sufrir traumas emocionales.
«La violencia, la pobreza y la esperanza de encontrar mejores condiciones de vida llevan a las familias con niños a huir de sus hogares y a enfrentarse a amenazas en entornos inhóspitos como el Tapón del Darién», dijo Hannan Sulieman, directora ejecutiva Adjunta de UNICEF, durante su visita al Centro de Acogida de Migrantes de Lajas Blancas, una instalación cercana a una comunidad indígena Emberá donde las instituciones panameñas, con el apoyo de las agencias de la ONU, les proporcionan atención.