Según consta en el Mapa de Información Económica de la República de Panamá (MINERPA), un portal para la divulgación de datos auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Arraiján, La Chorrera, San Miguelito y el distrito de Panamá concentran aproximadamente el 50 por ciento de la población nacional. Y la cifra no causa sorpresas cuando se fija la atención en la constante migración que se efectúa desde todos los puntos cardinales de la nación hacia el área señalada, en la búsqueda de mejores oportunidades de vida.
Es tarea pendiente revertir ese proceso democratizando las oportunidades y creando las condiciones necesarias para que el desarrollo se instaure en distintos puntos del país. Y en esa dirección apunta el plan de convertir a la provincia de Chiriquí en un hub logístico. Con una inversión que rondaría los 2 mil millones de dólares, la unión del océano Atlántico con el Pacífico por medio de un canal seco, la construcción de nuevos puertos y carreteras, y con un aeropuerto internacional que complemente al de Tocumen se busca crear un nuevo foco de desarrollo que complemente al existente en torno al eje canalero.
El mismo afán para la creación de nuevos nodos de prosperidad puede ser replicado en otras poblaciones que- como Chitré, Santiago y Penonomé- ya cuentan con las condiciones y el impulso demostrado durante las últimas dos décadas. La propagación de las extensiones universitarias de la Universidad de Panamá y la Universidad Tecnológica en las mencionadas localidades garantiza la disponibilidad de la mano de obra necesaria para estos planes.
La concentración de la población alrededor de la ciudad capital sólo garantiza el cada vez más grave deterioro de los niveles de vida provocado por un pobre acceso a servicios básicos como el de recolección de basura, suministro de agua y atención sanitaria, entre otros. ¡Es hora de ampliar el horizonte muchísimo más allá del área canalera!