El poder abusivo de unos pocos.

Resulta indudable que la invasión rusa a Ucrania contribuyó a la gravedad de la crisis del combustible; pero, también es cierto que, a nivel local, los elevados precios castigan al consumidor desde hace mucho tiempo. Lo mismo ocurre con las tarifas de la energía eléctrica y con el precio de los alimentos y las medicinas. Los excesos tarifarios y de precios se constituyeron en la norma, sin que mediara explicaciones convincentes con respecto a los aumentos frecuentes y que terminaron, entre otras cosas, por colocar a la ciudad de Panamá entre una de las más caras de Latinoamérica.

Luego de más de quince días de airadas protestas que han sacudido todo el entramado nacional, es una verdad de a cuño que una de las causas subyacente en esta crisis son los oligopolios que reinan y que mantienen distorsionados los mercados locales de la energía eléctrica, los combustibles, los alimentos y el de los medicamentos. Voltear la mirada hacia otro lado es simple complicidad con los minoritarios grupos que se benefician de tal situación.

Un oligopolio es un mercado constituido por un reducido número de productores o vendedores los cuales, cerrando la entrada a nuevos competidores, adquieren el poder de establecer los precios, los niveles de producción y las formas de comercialización y distribución. Al igual que las aguas estancadas, un mercado oligopólico resulta tóxico para los consumidores y, por ende, para la economía.

Si la mesa única tiene la intención de resolver de raíz el problema de los excesivos precios que terminaron con la paciencia ciudadana y desbordaron el descontento, es obligatorio tomar las medidas que sean necesarias para extirpar estos oligopolios y corregir los mercados. No será tarea fácil, porque los tentáculos de los beneficiarios son de alcances insospechados. Así lo demuestra la pregunta sobre la introducción de medicamentos que recientemente se agregó en los formularios que deben completar quienes ingresen al país.

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