El 70 por ciento de los puestos de trabajo generados desde mediados de 2020 hasta el primer trimestre de 2021 en varios países latinoamericanos han sido en condiciones de informalidad, según un nuevo informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), que ha hecho un llamamiento a enfrentar el impacto desigual de la crisis sanitaria en la región a través de «más y mejores empleos».
En este sentido, la organización ha advertido que la reactivación de las economías latinoamericanas y caribeñas aún es insuficiente para recuperar los empleos perdidos durante la pandemia, que ha dado lugar a un mercado de trabajo con altas tasas de desempleo y un fuerte predominio de empleos informales.
«No se están generando ni la cantidad ni la calidad de los empleos que requiere esta región para hacer frente a las secuelas de una crisis sin precedentes. El panorama laboral es complejo y plantea desafíos de grandes magnitudes», ha alertado el director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.
Pinheiro ha apuntado que este año los trabajos informales están liderando la recuperación de empleo, algo negativo para el mercado laboral latinoamericano puesto que se trata de empleos que «generalmente son inestables, con bajos salario, sin protección socia ni derechos».
«La estrecha vinculación entre informalidad laboral, bajos ingresos y desigualdad se ha hecho aún más evidente en este contexto», ha apostillado.
El nuevo informe de la OIT señala que si bien es prematuro afirmar un proceso informalización en la región, sí existe un riesgo «importante» si se observan las experiencias de crisis previas.
La pandemia generó un comportamiento atípico de informalidad
El documento destaca un comportamiento atípico de la informalidad durante la pandemia, pues a diferencia de otras crisis las ocupaciones informales no aumentaron ni ofrecieron refugio para quienes perdían empleos formales.
Por el contrario, las medidas necesarias para enfrentar la crisis sanitaria supusieron un fuerte impacto en la destrucción de ocupaciones informales y la pérdida de ingresos de las personas que trabajaban en estas condiciones, quienes se encontraron sin redes de protección social, y sin posibilidades de acceder a programas de reducción de horas o de teletrabajo.
En un escenario de una recuperación más intensa de trabajos informales, la OIT ha advertido que es posible que en muchos países la tasa de informalidad sea similar, o incluso superior a la observada antes de la pandemia, cuando alcanzaba al 51 por ciento de los ocupados.
A todo esto se añade la recuperación insuficiente de empleo en la región, de acuerdo con el informe, que indica que la reducción de la ocupación entre el primer y el segundo trimestre de 2020, el peor momento de la crisis, afectó a más de 43 millones de empleos.
Hasta el primer trimestre, América Latina y el Caribe ha recuperado alrededor de 29 millones, por lo que alrededor del 30 por ciento o 14 millones de los empleos perdidos durante la pandemia aún no se ha recuperado.
El análisis alerta también de que a comienzos de 2021 la región arrastraba otros indicadores laborales en situación crítica. Entre el primer trimestre de 2020 y el de 2021 la tasa de ocupación se contrajo 3,5 puntos porcentuales, mientras que la tasa de desempleo se incrementó en dos puntos.
Esto supone una tasa del 52,6 por ciento de tasa de ocupación entre enero y marzo, el dato más bajo en una década, y del 11 por ciento de tasa de desocupación, lo que implica que alrededor de 32 millones de personas estaban buscando activamente un empleo sin conseguirlo.
Mujeres y jóvenes, los más afectados
El documento de la OIT además dice que las mujeres, los jóvenes y las personas de menores calificaciones han sido desproporcionadamente afectados por la contracción del empleo y los ingresos, y resultan afectados con mayor fuerza por los impactos desiguales y de aumento de la pobreza de esta crisis en la región.
La autora de este análisis, la especialista en economía laboral de OIT, Roxana Maurizio, ha destacado que en el caso de las mujeres, se produjo un retroceso en la participación laboral después de décadas durante las cuales se había registrado un aumento en su incorporación a la fuerza de trabajo.
«Hace más de 15 años que no se registraba una tasa tan baja de participación económica de las mujeres», ha subrayado Maurizio, que ha subrayado que ante este panorama la región «requiere adoptar una agenda de políticas integrales, consensuadas y de gran alcance, centrada en las personas, que apuntale la creación de más puestos de trabajo formales».
Por último, el documento advierte que las diferentes velocidades de recuperación regionales y los crecientes niveles de desigualdad y pobreza no solo pueden limitar fuertemente el crecimiento económico, sino que también pueden incrementar el grado de malestar social en la región.
EUROPA PRESS