Hoy es el Día Internacional de la Diversidad Biológica y después de más de un año de pandemia de Covid-19, la consciencia sobre la fragilidad del planeta nunca ha sido tan importante.
Todavía no hay certeza absoluta sobre el origen del Covid-19, pero la mayoría de los científicos creen ahora que fue transmitido a los humanos por los murciélagos, a través del pangolín, un pequeño mamífero escamoso en vías de extinción.
Las actividades humanas aumentan el riesgo de pandemia.
El virus Ébola, Covid-19 y el VIH y otros vienen de animales.
La explotación de animales y la destrucción del ecosistema hacen surgir nuevos virus.
No es algo que el ser humano provoque a propósito, sino que suele ser un efecto secundario no deseado de nuestro estilo de vida.
La IPBES (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services) estima que existen 1,7 millones de virus desconocidos en los mamíferos y pájaros, de los cuales 850 mil podrían infectar el ser humano.
«El riesgo de una pandemia surge cuando las especies salvajes entran en contacto con los humanos, a través de la destrucción de sus hábitats o su captura», según la científica Hélène Soublet.
Un estudio reveló que las tres categorías de animales que aumentan el riesgo de epidemia. son de ganadería, silvestres y los que están en peligro de extinción. La reducción del hábitat natural es el principal factor de la transmisión de virus.
Además, se pueden identificar diversos tipos de actividad humana que son factores preponderantes como el incremento de la ganadería intensiva y no sostenible, la explotación de la fauna, así como el cambio climático.
Inger Andersen, la Directora Ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dijo que “si continuamos explotando la vida salvaje y destruyendo nuestros ecosistemas, podemos esperar ver un flujo constante de estas enfermedades de los animales a los humanos en los próximos años”.
Las soluciones para evitar nuevas pandemias
Si no se produce un cambio radical en la política y se invierte sustancialmente en la protección de la tierra y la fauna, el mundo podría sufrir otra gran pandemia similar a la que estamos viviendo actualmente.
Un informe de un comité científico propone la puesta en marcha de un consejo internacional para supervisar la prevención de pandemias, promover la conservación de la biodiversidad a través de la financiación e invertir en investigación y educación.
Esperan que estos cambios institucionales reduzcan el impacto de sectores como la producción de aceite de palma, la tala de árboles y la ganadería.
Varios países piden también que se aproveche la reunión para iniciar las negociaciones de un tratado internacional sobre pandemias, con el fin de abordar mejor las futuras crisis y evitar el «sálvese quien pueda» puesto de manifiesto por el COVID-19.
En nuestro país hay una riqueza biológica excepcional. Nuestro país tiene 250 especies de mamíferos, 957 aves, 229 reptiles, 179 anfibios así como más de 10 mil especies de plantas.
Panamá tiene 105 áreas protegidas.
La Ley 26.834 indica que las Áreas Protegidas forman parte del “patrimonio de la nación” y que “su condición natural debe ser mantenida a perpetuidad pudiendo permitirse el uso regulado del área y el aprovechamiento de recursos, o determinarse la restricción de los usos directos”.
La protección de la biodiversidad con el fin de evitar nuevas pandemia se hará probablemente a través de una cooperación internacional coherente y coordinada.
La pandemia de Covid-19 evidenció la necesidad de actuar para proteger nuestro planeta si no también las futuras generaciones.