No quería seguir pagando alquiler y quería comprar su propio hogar. Con su salario y presupuesto lo único posible era una casa en Arraiján. Resultó ser una vivienda amplia, con patio y todas las comodidades. Hasta la fecha no tiene quejas con esa decisión, excepto por las idas y regresos al trabajo. Allí es donde sintió la diferencia. Los traslados se convirtieron en una verdadera pesadilla. No importa lo temprano que salga debía enfrentar una fila interminable para llegar a la ciudad y muchas veces, regresar a casa, podía resultar en una experiencia más desagradable. Dos horas en promedio de ida y otras dos horas de vuelta. Es la experiencia de Sasha, una administradora, que suma cinco años de vivir en Panamá Oeste.
Como ella, miles de conductores sufren ese trayecto breve en extensión pero, la mayoría de las veces, tortuoso por el tiempo que deben pasar dentro de sus vehículos. La ruta castiga en las horas punta de la mañana y de la tarde. La gran cantidad de automóviles circulando al mismo tiempo, en la misma dirección y sin vías alternas crean la tormenta perfecta. La situación se vuelve crítica cuando ocurren imprevistos como el de un camión dañado en algún sector de la Panamericana, una colisión, un derrumbe o reparaciones en la vía.
Algunos trabajadores de La Chorrera y Arraiján que trabajan en la capital han encontrado como solución viajar en horas de la madrugada, llegar a sus empresas bien temprano y esperar durmiendo en sus automóviles hasta su hora de entrada.
La situación verdaderamente dramática para quienes deben enfrentar el tranque del Oeste todos los días ha sido estudiada en diferentes informes oficiales, análisis de tráfico y diagnósticos de desarrollo urbano, sin que todavía se encuentre una solución.
Los demorados viajes del trabajo a la casa que se realizan en Panamá figuran en reportes internacionales como el del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Esta entidad ha concluido que los panameños que viajan de sus casas a sus trabajos les toma en promedio 72 horas mensuales o más de dos horas diarias, mientras que a nivel Latinoamericano ese mismo trayecto les toma a las personas 40 minutos en promedio.
Ante el crecimiento urbano en el Oeste el Estado llega tarde. El desarrollo de la periferia ha sido rápido, mientras las obras de infraestructura tardan para facilitar la movilidad de las personas. Contar con una línea de Metro podría ayudar mucho. Es un proyecto que está en fase inicial. El contrato cuenta con el refrendo de la Contraloría General de la República. Su construcción demorará años. Otra obra de gran ayuda es habilitar el cuarto puente sobre el Canal, un megaproyecto millonario, está paralizado por falta de financiamiento.
La solución que proponen los expertos del CAF es que el Estado estimule áreas de desarrollo emergentes para que los conductores y pasajeros tengan sus trabajos cerca de sus casas. Por ejemplo, se debieran descentralizar algunos servicios de oficinas públicas.
Algunos paliativos que aplican las autoridades para “descongestionar el embotellamiento” son los operativos de inversión de carriles de 5 a.m. a 7 a.m. y a partir de las 3 p.m. a 7 p.m. Esta medida ayuda a los conductores, especialmente cuando va a acompañada de supervisión de agentes e inspectores que ayudan en la señalización y prevención de accidentes.
Otro proyecto de infraestructura que demorará algunos años de ser terminado es una ampliación a ocho carriles de la Carretera Panamericana, tramo de 11 kilómetros que va del Puente de las Américas a Arraiján. Incluye una conexión con la vía Centenario con un nuevo intercambiador vial.
Pero atender la conectividad rápida entre la capital y Panamá Oeste es un asunto complejo y que requiere planificación a mediano y largo plazo. El Ministerio de Obras Públicas impulsa un estudio de alternativas que permita la reducción de la congestión.
Se estudia habilitar carriles reversibles, aumentar la capacidad de la Panamericana, nuevas infraestructuras, cobro de peajes y carriles exclusivos al transporte público. Una obra de buen impacto sería la construcción de una carretera costera que se conecte directamente con un punto del corredor.
Las autoridades del MOP se refirieron hace un mes a los tranques del Oeste afirmando que “el transporte masivo” es la solución definitiva a la movilidad del Sector Oeste.
Mientras se sigue estudiando y buscando soluciones, cada día miles de conductores sufren con resignación el angustiante calvario de moverse en una congestión interminable de ida y vuelta al trabajo.