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No, no es broma, no, no es algo que se dice como pasatiempo, realmente hay gente que en pleno 2021 defiende y cree que la Tierra, nuestro planeta, es plana.
Los terraplanistas son legión, y cada día parecen convencer a más adeptos. Tienen incluso un texto de culto: 200 pruebas de que la tierra no es una pelota que da vueltas, escrito por Eric Dubay y publicado en 2014. En él podemos leer referencias a muchos otros textos que defienden que la tierra es un disco plano, aderezados además con gráficos y fotografías ilustrativas. Está en internet, al alcance de cualquiera que quiera pasar un rato leyendo locuras.
Hoy, en La Historia Habla veremos la historia de la redondez terráquea, o de su ‘planedad’, si se me permite el neologismo.
Muy al contrario de lo que se cree, el que la Tierra es una esfera ya era sabido por los filósofos y los físicos desde hace milenios. Sí, no todos los antiguos se creían que nuestro planeta fuera un frisbee, a pesar de que así es como aparece en la mitología mesopotámica, por ejemplo, como un disco plano flotando en el océano rodeado por un cielo esférico. En el Antiguo Testamento, en el libro de Isaías, se describe la tierra como un círculo y también la antigua cosmología india afirmaba que el mundo tiene la forma de un disco plano aunque ya en el siglo V el sabio hindú Aryabhata en su obra Aryabhatiya establece que la Tierra es esférica y que su circunferencia es de 4,967 ióyanas, lo que en unidades modernas equivale a 39,968 km, acercándose al valor calculado por Eratóstenes. Aryabhata también intuyó que el movimiento de los objetos celestes se debía a que la Tierra rotaba sobre su eje.
Ya encontramos el convencimiento de la esfericidad de la Tierra en la filosofía griega desde, por lo menos, el siglo VI a. C. y Teofrasto atribuye a Parménides, Zenón y Hesíodo estos conocimientos; mientras Diógenes Laercio afirma que Pitágoras fue el primero en afirmar que la Tierra es redonda, la esfericidad no se pudo comprobar empíricamente hasta las mediciones de Eratóstenes. Éste calculó la circunferencia de la Tierra en el siglo III a.C., con un margen de error de entre el 5% y el 15% de la cifra real actual de 40 008 km. ¿Cómo lo hizo? Pues en el solsticio de verano los rayos solares caen perpendicularmente sobre la ciudad de Siena, entonces Eratóstenes midió la altura de un edificio en Alejandría y la longitud de la sombra que proyectaba y determinó el ángulo formado con el plano de la eclíptica en el que se encuentran el Sol y la ciudad de Siena, este ángulo es justo la diferencia de latitud entre ambas ciudades. Conocida esta, solo hay que medir el arco de la circunferencia y extrapolar el resultado a la circunferencia completa.
La escuela pitagórica en el siglo V a.C., es la responsable de la teoría sobre la armonía de las esferas, donde todos los cuerpos celestes, incluida la Tierra, son reconocidos de forma esférica, después de las enseñanzas pitagóricas ningún otro griego pensó que la Tierra era plana.
Platón repite una y otra vez en sus obras que la Tierra es una esfera. En el Timeo afirma que dios “hizo el mundo en forma de globo, redondo como un torno, con sus extremos equidistantes del centro en todas direcciones, de por sí la más perfecta de todas las figuras». Y en el Fedón leemos «…si uno la contempla desde lo alto, es como las pelotas de doce franjas de cuero, variopinta, decorada por los colores, de los que los colores que hay aquí, esos que usan los pintores, son como muestras.»
Aristóteles en De caelo, da pruebas observables de que la Tierra era una esfera «de no gran tamaño”. La cosmovisión de Aristóteles era que el Universo está constituido por diversas esferas de distinta materia, que se organizaban según sus distintos pesos. La externa era la más ligera y es la del fuego, le sigue la del aire, el agua y por fin la tierra. «En efecto, estando situada el agua en torno a la tierra, así como en torno a aquélla la esfera del aire y en torno a ésta la esfera de fuego (…)».
No solo eso, sino que ya Aristarco de Samos defendía la teoría heliocéntrica y tanto él como Seleuco afirmaban que la Tierra es esférica y que orbita alrededor del Sol.
Podemos seguir nombrando sabios antiguos que defendieron y probaron la esfericidad de nuestro planeta, Posidonio, Ptolomeo, Arquímedes y Estrabón cita una línea de la Odisea, «A medida que se levantaba sobre el oleaje, él miró al frente ansiosamente, y pudo ver que la tierra estaba cerca.», en la que se demuestra que Homero ya sabía que la tierra no era plana al menos desde el siglo VI u VIII a. C. Incluso Plinio y Cicerón dan por cierto que la Tierra es una esfera.
Entonces, ¿de dónde surge la creencia de que la Tierra es plana? Fueron Lactancio, Juan Crisóstomo y Atanasio de Alejandría, los que, influidos por la cita bíblica ya mencionada de Isaías 40:22 que dice “Dios tiene su trono sobre la bóveda que cubre la tierra, y ve a los hombres como si fueran saltamontes. Él extiende el cielo como un toldo, lo despliega como una tienda de campaña” defendieron la idea de una tierra en forma de disco.
Cosmas Indicopleustes fue un mercader y teólogo bizantino del siglo IV que también afirmaba que la Tierra es plana en una obra llamada Topografía cristiana, en la que afirmaba que el día y la noche se producían porque el Sol y la Luna se escondían en una gran montaña que estaba en el norte. De más está decir que sus delirios tuvieron poco eco y otros eruditos cristianos, como Basilio el Grande y Ambrosio Aureliano desechan tales creencias e incluso San Agustín de Hipona conocía esta teoría, aunque la pone en tela de juicio en el capítulo IX de La ciudad de Dios, «Aunque se crea o se demuestre con alguna razón que el mundo es de figura circular y redonda, con todo, no se sigue que también por aquella parte ha de estar desnuda la tierra de la congregación masa de las aguas…»