Historia de los libros

Esta semana comienza la cita anual con los libros, la Feria del Libro se desarrolla un año más en medio de la pandemia, y se desarrolla de manera virtual.
Los libros serán una vez más los protagonistas de la vida cultural de nuestro país, y de ellos trata esta edición de ‘La Historia habla’.
La aparición del alfabeto surgió después un enorme proceso de abstracción en los grupos humanos que estaban pasando de una sociedad de cazadores recolectores a una sociedad ganadera y agrícola, y es en este proceso de cambios sociales donde se imbrica el proceso mental en el que se articularon las palabras en sonidos simples que pueden ser marcados en un soporte físico y se substituyeron los símbolos y los ideogramas por unidades fonéticas.
Este proceso no tuvo un solo foco de difusión y se considera que ocurrió, de forma más o menos sincrónica, en las cinco civilizaciones en que se desarrolló, en Mesopotamia, en China, en Egipto, en el valle del Indo, y en Mesoamérica.
Los historiadores aceptan, hasta que no se encuentren nuevos datos, que la cultura sumeria es la principal candidata a ser la inventora de la escritura. La primera muestra conocida de escritura es la tablilla de Kish, que se encontró en Tell al-Uhaymir, donde se ubicaba la antigua ciudad sumeria de Kish, en el actual Iraq. Ha sido datada en el 3500 a. C. Es una pequeña pieza de piedra caliza de escasos centímetros, grabada por ambas caras con pictogramas que representan cabezas, pies, manos, números y trillos.
Esta tablilla es la antecesora de la escritura cuneiforme, sus signos son pictogramas y representan una etapa de transición entre la protoescritura y la emergencia de un silabario.
A continuación encontramos en el Creciente Fértil la escritura cuneiforme. Este término proviene del latín cúneus, cuña, por la forma de las incisiones, aunque un antiguo poema sumerio las denomina gag.
Los asirios y sumerios usaban para grabar las tablillas un punzón obtenido de una caña o rama macizos terminados en punta o biselados y más tarde las tablillas se cocían.
En los restos de la antigua ciudad de Nínive se encontró la biblioteca de los reyes asirios compuesta por más de 22.000 tablillas datadas en el siglo VII a. C. Esto nos indica que en ese momento ya se disponía de un complejo de talleres de copistas y especialistas en conservación y clasificación de los libros.
La humanidad ha usado no solo la arcilla para plasmar la escritura, también se ha usado la madera, el bambú, la seda, el hueso, el bronce, la cerámica, escamas y palma seca, además, claro está, del papel que todos conocemos, que fue inventado en China.
Como podemos leer en Lengua y escritura chinas: mitos y realidades de Sara Rovira los caracteres chinos son un sistema de escritura de tipo logográfico y silábico. El primer sistema de escritura plenamente desarrollado confirmado por los descubrimientos arqueológicos es la escritura usada en la dinastía Sh?ng (1600-1046 a.C.). Los restos encontrados fueron tallados sobre caparazones de tortuga y escápulas de bóvidos. Siglos más tarde algunos de los restos más antiguos de libros que se conocen en China fueron hechos en tablillas de bambú unidas con hilo por los extremos, (de forma parecida a las esterillas que hoy se utilizan para enrollar el sushi). En el siglo II antes de Cristo ya se fabrica en China papel. Aunque su uso no se extendería en Europa hasta el siglo XII.
En Egipto la escritura se desarrolló a partir de un sistema jeroglífico de naturaleza alfabética que era, en realidad una guía para la pronunciación. En el IV milenio a.C. se usaban tablillas de madera o marfil que más tarde fueron reemplazadas por los volumina (‘volúmenes’). Estos volumina eran rollos hechos con la caña de la planta de papiro, muy abundante en las orillas del Nilo. Estos rollos de papiro son un avance muy importante en la historia del libro porque pesaban mucho menos y eran más fáciles de transportar y de almacenar.
Y estos rollos fueron los principales soportes de la escritura en las culturas mediterráneas desde Egipto hasta Grecia y Roma. Se escribía en ellos con un cálamo de caña o de una pluma. Los rollos de papiro eran largas tiras de papel que se conseguían encolando varias hojas, (la crónica del reinado de Ramsés III sobrepasa los 40 m de largo) y más tarde se enrollaban y se podían guardar en cilindros de madera. Aún hoy en día se usan volumina, los de la Torá, en las sinagogas.
Los especialistas suelen considerar el alfabeto fenicio como el primero que se utilizó de forma generalizada en el viejo continente. En este sistema alfabético había 22 signos que se podían combinar para representar todas las modulaciones de una lengua, fue desarrollado hacia el 2000 a. C. y los fenicios lo difundieron por toda el área del Mediterráneo.
Los griegos desarrollaron signos vocálicos para adaptar este alfabeto a su lengua y comenzaron a escribir los signos de izquierda a derecha tal y como lo hacemos hoy; en algunos vasos cerámicos podemos ver representados volumina, y sabemos que había tiendas especializadas en la venta de estos libros.
El cambio del papiro al pergamino se da alrededor del siglo III a. C.; el pergamino, fabricado a partir de la piel de animales, se cuenta que fue inventado por Eumenes III, rey de Pérgamo, de donde procedería el nombre. Este soporte era aún más fácilmente almacenable y más sólido que el papiro, y además podía borrarse para volver a escribirse sobre él, aunque era más caro y mucho más difícil de fabricar.
Mientras tanto, ¿cómo se desarrollaba el libro en el Nuevo Mundo? En la siguiente entrega de La Historia Habla lo vamos a ver.

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