Es incontestable que es indispensable la libertad de prensa para el fortalecimiento de la democracia. Con ella, no solamente se fortalece la transparencia, se lucha contra la corrupción, pero también se mantiene informada a la ciudadanía de los hechos de la cosa pública.
Sin embargo, así como los ciudadanos debemos defenderla, ella también tiene que fortalecerse. La formación demócrata cristiana nos indica que toda libertad es responsabilidad, y como dijo Gandhi, “la libertad nunca significó la licencia para realizar cualquier cosa a gusto”.
Es cierto que lamentablemente existen malos periódicos, y malos periodistas, que responden a intereses particulares y no representan los mejores intereses de la patria. Pero es como la política, no es que tengamos que eliminar la libertad de prensa o la actividad política, al contrario, debemos mejorarlas y fortalecerlas.
Por otro lado, está el derecho de quienes se sientan afectados por las notas periodísticas. Se respeta el derecho, legítimo, de ejercer las acciones legales en un Estado Constitucional y Democratico de Derecho cuando sientan que vulneran su honra.
Pero como el Derecho es una facultad, hay quienes hemos decidido no ejercer acciones legales contra los medios de comunicación, siguiendo los pensamientos de Eusebio A. Morales, quien dijo: “Hay dentro de mí un testigo superior que sabe lo que hago, lo que soy y lo que merezco y mientras ese testigo esté satisfecho, la voz de los calumniadores, la baba de los envidiosos, la ira de los necios en nada alteran la serenidad de mi espíritu.”
¿Por qué? Por mas que te injurien y difamen, no me pueden quitar que servir a mi país es un honor, siempre en respeto siempre a la Constitución Política y la ley, como demócrata creo en su fortalecimiento y tengo serenidad en mi espíritu.
Si fortalecemos la libertad de prensa, y por ende, la libertad de expresión, y la misma se hace con responsabilidad, la verdad gana sobre la mentira, gana la democracia y gana Panamá.