La educación y sus retos ante la pandemia

Con la pandemia del coronavirus todos los seres humanos, sin distinción de raza, religión, clase social, nacionalidad, hemos tenido que replegarnos a un aislamiento social, nunca visto en los últimos cien años. Aquí en Panamá lo más cercano a una restricción por una crisis sanitaria se dio en el año 2000, cuando se suspendieron los carnavales como una medida sanitaria para impedir la aglomeración de personas en la Región de Azuero y quedar expuestos al hantavirus.

Dos décadas después el país y el mundo entero enfrentamos esta pandemia, la cual ya alcanza las cifras de quinientos mil muertos y casi siete millones de infectados. Todas las actividades humanas se han visto de una manera a otra afectados, siendo la educación un sector sumamente golpeado, afectando a niños, jóvenes, adolescentes y adultos en su formación académica. Hoy en medio de la pandemia las clases se dictan por medio de la virtualidad, Zoom, Flipgrid, Padlet, Google Meet, Skype, son algunos de las herramientas tecnológicas que se utilizan para continuar con la formación académica de millones de estudiantes en el mundo entero. Esto a obligado que estudiantes y docentes de manera rápida hayan tenido que adaptarse a las nuevas circunstancias. Sin duda el proceso no ha sido fácil, en medio de la afectación de tener nuestra movilidad restringida, la económica en ver como se disminuyen nuestros ingresos, todos vivimos bajo un estrés producido por el confinamiento, entre otros hechos que afectan la salud física, mental y social de todos los ciudadanos.

Según cifras de la UNESCO “para finales de marzo mil trescientos millones, es decir tres de cada cuatro niños y jóvenes en el mundo o cerca del 80% de la población estudiantes estaban afectados, sumando además a 60,2 millones de docentes. Mientras que, en América Latina, la cifra se estima en más de 156 millones, más del 95% de los alumnos, lo que incluye a los estudiantes universitarios y de educación técnica, educación profesional, o sea todos los niveles formales de educación” explicó la asesora regional en Educación para la Salud y el Bienestar de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de ese organismo, Mary Guinn Delaney.

En el caso de Panamá, la crisis sanitaria a expuesto las diferencias que existe entre la educación pública y la educación particular; mientras los estudiantes de los colegios privados siguen recibiendo sus clases por medio de la virtualidad, muchos estudiantes que asisten a colegios públicos han estado sin recibir sus clases.  En un país donde la desigualdad social es muy alta, nuestros estudiantes sufren las consecuencias en muchos casos de no contar con las herramientas necesarias para poder recibir una educación a distancia a cabalidad, muchos hogares no tienen un computador, ni impresoras. Otros por vivir en lugares de difícil acceso, o por la mala planificación urbana hace que no se tenga una cobertura adecuada, situación que afectan a estudiantes y docentes.

Con esta pandemia ha quedado expuesto que las empresas de servicios públicos (electricidad, telefonía, internet), brindan un mal servicio; hoy el acceso al internet más que un lujo es una necesidad en este mundo globalizado. Es urgente que las autoridades obliguen a las empresas concesionarias de estos servicios que revisen cuales son las fallas que deben corregirse y solventarse, para que los ciudadanos reciban servicios óptimos, que el pago se justo con el servicio que se recibe. Solo basta mirar las redes sociales y percatarnos de las constantes quejas ciudadana, y que entiendan que el internet será muchos más importante para la educación después de esta pandemia.

En medio del distanciamiento social, podemos sacar provecho de volver a educarnos, de acompañar a nuestros hijos en su formación académica, pero esta situación deja una preocupación latente ante el retorno a la normalidad y a la recuperación económica. ¿Cómo vamos a hacer los padres de familia cuando tengamos que volver a los trabajos y nuestros hijos permanezcan en casa? Las autoridades deben analizar esta situación y entender que se necesitan implementar mayor flexibilidad laboral hasta tanto los niños, jóvenes y adolescentes puedan volver a sus aulas.

Esta pandemia nos ha servido como padres de familia que debemos volver a estudiar para acompañar a nuestros hijos en su formación académica, lo cual los motivara a tener ganas de aprender; también al estar más al tanto de la formación educativa se ha podido fortalecer la comunicación entre padres de familia y docentes.

De las crisis podemos sacar provecho y realizar las transformaciones que nuestra sociedad necesita, considero que una de estas oportunidades esta en mejorar nuestro sistema educativo. Una buena educación hace que los ciudadanos sean más disciplinados y responsables, en mi concepto esa es la diferencia que demuestra como países en nuestra región como Costa Rica y Uruguay han podido enfrentar con mejor éxito esta crisis sanitaria,

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