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Etiqueta: Talibán

Mujeres afganas amenazadas de muerte

Mujeres afganas amenazadas de muerte si no llevan burka

Representantes del Ministerio de Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio en la provincia de Badghis se reunieron el domingo con organizaciones humanitarias, explicaron a la AFP dos miembros locales de las oenegés internacionales.

«Nos dijeron (…) que si nuestro personal femenino venía a la oficina sin burka, les dispararían», indicó una de estas fuentes, reclamando el anonimato como medida de seguridad. Los talibanes también pidieron que estas mujeres vayan acompañadas de un chaperón masculino, agregó.

La segunda fuente humanitaria confirmó esta información. «También dijeron que irían a cada oficina sin avisar para asegurarse de que se cumplen las reglas», explicó.

Se envió una notificación por escrito a las organizaciones que trabajan en la provincia, de la que la AFP obtuvo una copia. No contiene amenazas de muerte, pero pide a las mujeres que se cubran.

El burka es un velo integral con una rejilla de tela a nivel de los ojos, tradicionalmente usado en las zonas más conservadoras del país, y cuya utilización era obligatoria bajo el primer régimen talibán (1996-2001).

AFP

Los talibán denuncian que las sanciones contra Afganistán «son un castigo» para la población del país

Los talibán han denunciado este miércoles que las sanciones impuestas contra Afganistán tras su toma del poder en agosto «son un castigo» para la población del país asiático.

Esto, en medio del ahondamiento de la crisis humanitaria, que ha hecho saltar las alarmas internacionales ante la llegada del invierno.

«Seguir manteniendo las sanciones contra Afganistán no es proteger los Derechos Humanos, sino castigar a la gente», ha dicho Suhail Shahin, portavoz de la oficina política de los talibán en Qatar y la persona designada como representante del país ante Naciones Unidas, si bien por ahora no ha sido reconocido.

Así, Shahin ha destacado en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter que «llama la atención sobre esto a todos, incluidos los defensores de los Derechos Humanos». Los talibán han reclamado en varias ocasiones a Estados Unidos que retire sanciones y descongele fondos del Banco Central para hacer frente a la crisis.

En este sentido, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, destacó el lunes que el país atraviesa una crisis humanitaria «urgente» y aseguró que seguirá entregando ayuda al país, al tiempo que agregó que Washington trabaja con organismos de la ONU para buscar «vías creativas» para dar ayuda humanitaria y «liquidez» a la economía afgana.

De acuerdo con la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), 22,8 millones de personas en Afganistán, de una población de aproximadamente de entre 39 y 40 millones, se enfrenta al hambre y a la inseguridad alimentaria, mientras que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que al menos un millón de niños sufre desnutrición aguda.

Malala Yousafzai

Malala Yousafzai pide mayor apoyo de EEUU para niñas y mujeres en Afganistán

«En este momento, Afganistán es el único país donde las niñas no tienen acceso a educación secundaria. Se les prohíbe aprender», destacó la activista de 24 años, quien trabaja con otras activistas afganas, en su intervención junto al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

«Este es el mensaje de las niñas afganas ahora: queremos ver un mundo donde todas las niñas puedan tener acceso a educación segura y de calidad», agregó.

Yousafzai presentó una carta dirigida al presidente estadounidense, Joe Biden, de una chica afgana de 15 años llamada Sotodah, quien escribió que «mientras más tiempo permanezcan cerradas escuelas y universidades a las chicas, más opaca será la esperanza para (su) futuro».

Las escuelas secundarias en Afganistán, donde los talibanes retomaron el poder este verano boreal, reabrieron exclusivamente para chicos, y solo a los hombres se les permite enseñar.

«Esperamos que Estados Unidos, junto a la ONU, tome acciones inmediatas para asegurar que a las niñas se les permita volver a sus escuelas lo antes posible», apuntó Yousafzai, antes de una reunión privada con el secretario de Estado.

Blinken, cuyo país este verano retiró sus tropas precipitadamente de Afganistán tras 20 años de guerra, saludó a Yousafzai, llamándola «una inspiración para las niñas y mujeres alrededor del mundo». Es alguien quien «por su trabajo, por su esfuerzo, está marcando una diferencia real», dijo.

AFP

economía afgana

Sin ayuda y sin mujeres, la economía afgana va a hundirse, avisa la ONU

El martes, después de varios meses encerrada en casa, Maryam salió a hacer compras con su hija al gran mercado de Mandayi en Kabul. Caminando entre las estanterías de productos se dio cuenta de que los precios de los alimentos se han duplicado o triplicado.

«Es muy caro, se nota mucho la diferencia», decía.

Una muy mala noticia para esta madre de siete hijos que trabajaba como funcionaria y cuyo salario era el sustento familiar ya que su esposo está enfermo.

Los talibanes solo han autorizado a algunas mujeres funcionarias volver a trabajar, sobre todo a las que estaban destinadas en los sectores de la educación y la salud.

«Tengo ocho bocas que alimentar, ocho personas a las que vestir en casa. Todo es caro y por ahora no veo cómo encontrar otro trabajo», lamenta esta mujer.

Sus males no solo se deben a la inflación y a las prohibiciones de los talibanes. Antes de la llegada al poder de los islamistas, la economía estaba minada por 40 años de guerra, por las repetidas sequías y por el calentamiento del planeta.

Cuando volvieron a hacerse con el poder, al mismo tiempo que sus enemigos occidentales se marcharon, los talibanes se encontraron con las arcas casi vacías. Los países que apoyaban al antiguo gobierno dejaron de entregar la ayuda que financiaba el 80% del presupuesto afgano, es decir, 6.000 de los 8.000 millones de dólares que permitían pagar importaciones de alimentos, medicamentos, energía o el salario de los funcionarios.

Afganistán y sus cerca de 40 millones de habitantes sufrieron un «choque fiscal sin precedentes», afirmó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en sus «Perspectivas socioeconómicas de Afganistán 2021-22» publicadas este miércoles.

Como comparación, «hicieron falta cinco años para que Siria (en guerra) registrara la misma contracción que Afganistán ha sufrido en cinco meses», explicó la directora del PNUD para Asia y el Pacífico, Kanni Wignaraja.

«En términos de necesidades de la población y debilidad institucional, nunca hemos visto nada igual en ninguna parte: ni en Venezuela, Siria o Yemen», dijo otro responsable de la ONU.

– «Paliativo» –

A este panorama funesto se suman las sanciones económicas occidentales contra los talibanes, por ejemplo el bloqueo de 9.500 millones de dólares de fondos del Banco central afgano, que ya no puede intervenir para apoyar a la economía.

Los bancos afganos, asfixiados, solo distribuyen dinero a cuentagotas, solo se puede sacar 400 dólares por semana de los cajeros automáticos y la economía avanza a cámara lenta, mientras el desempleo se dispara.

Según la ONU, 23 millones de afganos, es decir, más de la mitad de la población, están amenazados por la hambruna este invierno. La crisis económica y humanitaria se agrava, y hay que «encontrar una respuesta para salvar vidas», dijo el PNUD, que calcula que hacen falta 2.000 millones de dólares de ayuda de emergencia para que toda la población pase por encima del umbral de pobreza.

Si no ocurre nada, el PIB afgano podría retroceder un 20% en un año y «todos los avances» logrados durante 20 años de ayuda internacional en «ámbitos clave» como la educación, la salud, la igualdad hombre-mujer o el acceso al agua potable «podrían perderse».

La agencia de la ONU teme sobre todo el hundimiento de dos sectores vitales: el sistema bancario y la energía.

En Doha, donde los talibanes y los estadounidenses están negociando esta semana, los primeros pidieron que se desbloqueen los fondos congelados con el fin de reactivar mínimamente la economía.

Por ahora, Estados Unidos no respondió a estas demandas y pidió a los talibanes que respeten los derechos humanos y den a las mujeres derecho a la educación y al empleo. Porque sin empleo femenino (que representa un 20% del total) el país se hundirá aún más en la crisis, con una pérdida adicional de entre 3 y 5% del PIB, según el PNUD.

«Todas las mujeres y los hombres capaces de trabajar deben volver a sus empleos (…) para mitigar la crisis económica y construir el futuro del país», insistió Wignaraja.

A largo plazo, solo una economía sólida y sin sanciones, permitirá que el país salga de la crisis. La ayuda internacional, aunque sea necesaria por ahora, solo es un «paliativo», según los expertos.

AFP

funcionarios afganos

El gobierno talibán vuelve a pagar a funcionarios afganos

«Empezaremos a pagar los salarios de los funcionarios hoy mismo», dijo el portavoz del Ministerio de Finanzas, Ahmad Wali Haqmal, en una conferencia de prensa en Kabul.

El gobierno abonará a los funcionarios los salarios de los últimos tres meses, más un mes para los que no lo habían cobrado con el gobierno anterior.

Haqmal también informó que el gobierno iba a volver a pagar las pensiones, cuando los servidores informáticos vuelvan a estar operativos.

Los funcionarios no podrán retirar el dinero de inmediato, ya que los retiros de los bancos afganos siguen limitados por las autoridades a 200 o 400 dólares por semana, según la institución, debido a la falta de efectivo disponible.

Las restricciones bancarias están en vigor desde que los talibanes volvieron al poder tras una guerra de 20 años contra el gobierno de Kabul y sus aliados occidentales, lo que provocó sanciones internacionales.

La economía del país, uno de las más pobres del mundo, se hundió. El gobierno se quedó sin dinero, la moneda local, el afgano, cayó en picado y la pobreza se disparó, al igual que el precio de la canasta básica.

Según Meraj Mohammad Meraj, uno de los directores del ministerio, el gobierno puede volver a pagar a los funcionarios tras unos ingresos por concepto de aduanas e impuesto de sociedades de unos 26.000 millones de afganis (277 millones de dólares) en los últimos dos meses y medio.

AFP

Los líderes del G20 se comprometen a dar ayuda humanitaria a Afganistán

Los líderes del G20 se comprometen a dar ayuda humanitaria a Afganistán

Los líderes del G20 reunidos este martes en una cumbre telemática decidieron dejar sus diferencias y trabajar juntos para ofrecer ayuda humanitaria a Afganistán, indicó este martes el primer ministro italiano Mario Draghi, quien reconoció que para ello hay que  «involucrar» a los talibanes en el poder.

«Resulta muy difícil ayudar a los afganos sin involucrar al gobierno de los talibanes, pero ello no implica su reconocimiento», aseguró Draghi.

«Somos conscientes de la emergencia y de las enormes responsabilidades que tiene el G20 con los afganos y Afganistán, donde hemos permanecido por 20 años», explicó el jefe de gobierno italiano en una rueda de prensa al término de la cumbre.

El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el turco Recep Tayyip Erdogan y el indio Narendra Modi figuraban entre los líderes que participaron en las conversaciones, que comenzaron con la promesa de la Unión Europea de otorgar una ayuda de 1.000 millones de euros (unos 1.160 millones de dólares) para contribuir a evitar una crisis humanitaria.

De la cumbre, convocada por  Draghi, cuyo país ocupa la presidencia rotativa del Grupo de las 20 potencias económicas (G20), no participaron y enviaron representantes, el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin.

El G20 incluye entre otros a España, Argentina, México y Brasil.

«Lo que nos preocupa es el aislamiento económico del país (…) y la gran cantidad de personas desplazadas, 600.000 dentro del país. Eso tiene un efecto desestabilizador bastante poderoso», reconoció por su parte la presidencia francesa, tras recalcar que no se han puesto condiciones para que Afganistán reciba ayuda humanitaria.

Para la canciller alemana, Angela Merkel, la comunidad internacional no puede «dejar de reaccionar mientras 40 millones de personas» en Afganistán «se hunden en el caos».

La comunidad internacional teme una catástrofe humanitaria desde que los talibanes, un movimiento de islamistas radicales, tomaron el poder en Afganistán en agosto tras la retirada de las tropas estadounidenses después de 20 años de guerra.

Desde entonces, la economía afgana permanece en una situación difícil con la suspensión de la ayuda internacional, el aumento del precio de los alimentos y el auge del desempleo.

El paquete de la UE incluye una provisión de 300 millones de euros (461 millones de dólares) ya aprobados por la UE, y también ayudas suplementarias especializadas para acciones como vacunación, acogida, protección de la población civil y respeto a los derechos humanos.

Esos recursos estarán destinados a apoyar directamente a la población local y se canalizarán a organizaciones internacionales que ya actúan en esas regiones.

Las Naciones Unidas y Qatar, un intermediario clave en Afganistán que ha organizado conversaciones entre Estados Unidos y los talibanes, también fueron invitados a la cumbre virtual, que se llevó a cabo a puerta cerrada.

El régimen talibán, que aún no ha sido reconocido como gobierno legítimo por otros países, enfrenta también la amenaza del Estado Islámico-Khorasan, que ha realizado una serie de atentados mortales.

AFP

Niños están muriendo de hambre en Afganistán

Niños están muriendo de hambre en Afganistán

Al menos 17 niños murieron, algunos de ellos tras ser ingresados, de hambre en los últimos seis meses en la provincia de Ghor (centro), una de las más afectadas, indicó a la AFP el mulá Mohamad Amadi, director de los hospitales en esa región.

Unos 300 de ellos recibieron tratamiento médico a causa de la malnutrición.

Según Mohamad Amadi, centenares de niños pueden padecer hambre en el centro del país.

Salam al Janabi, un portavoz de Unicef, dijo que no podía confirmar el número de niños muertos en Ghor, pero que «muchos de ellos están pagando este precio final».

Este integrante de la agencia de Naciones Unidas para la Infancia explicó que están haciendo informes sobre el peligro de hambruna en Afganistán.

«Tememos que estamos al borde del abismo», reconoció.

Tras el regreso al poder de los talibanes a mediados de agosto, se acentuó la crisis humanitaria en Afganistán.

Se debe a las sequías, al precio desorbitado de los alimentos y a la pérdida de puestos de trabajo que la ayuda internacional no logra compensar.

La ONU ya había advertido que a finales de año un millón de niños, de menos de 5 años, podrían sufrir una «malnutrición muy severa» y necesitar tratamiento médico para seguir en vida.

Y unos 3,3 millones, según la ONU, podrían padecer una «malnutrición grave» en Afganistán.

AFP

Riesgo de Hambruna

Fondo de Población de la ONU advierte de hambruna «inminente» en Afganistán

«La situación en Afganistán es grave», alertó la directora del Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU), Natalia Kanem, en una entrevista con la AFP en la que advirtió del «inminente» riesgo de hambruna con la llegada del invierno y la disrupción de los servicios bajo el régimen talibán que ha vuelto al poder tras dos décadas de presencia estadounidense.

«Al menos un tercio de la población está amenazada de hambre inminente en el país», advirtió Kanem, preocupada por la violencia, «que ahora sufren mujeres y niñas», y muy en particular las desplazadas.

La dureza del invierno y la disrupción de los transportes, en particular en zonas aisladas del montañoso país, sumado a la pandemia de coronavirus, no harán más que agravar una situación ya de por sí complicada.

«Hay mucha preocupación sobre cómo vamos a proporcionar cuidados médicos o de dónde procederá la próxima comida», advirtió esta doctora panameña en la sede del FPNU en Nueva York.

En este contexto, las mujeres vuelven a llevarse la peor parte. «No podemos dejar de subrayar lo suficiente que incluso durante este periodo de transición, mujeres y niñas tienen derechos humanos que deben ser respetados», advirtió.

Afganistán, recordó, es uno de los países con mayor índice de mortalidad durante el parto y el embarazo.

Y reiteró el mensaje de la comunidad internacional a las nuevas autoridades afganas, que tomaron el poder el mes pasado, antes de que Estados Unidos culminara el retiro de sus tropas poniendo fin a 20 años de conflicto.

«Las mujeres de Afganistán han dejado claro durante años que quieren su educación, sus cuidados médicos, y que están también listas, deseando y capaces de diseñar programas para poder liderar a sus comunidades», recordó.

Pese a las promesas del nuevo régimen talibán, que se presenta de cara a la galería más moderado que en su paso previo por el poder (1996-2001), las señales hasta ahora no son muy alentadores para la población femenina del país.

– Único sostén de la familia –

Por un lado, parecen menos radicales, molestan menos a las mujeres en la calle y las autorizan a estudiar siempre de acuerdo a la «charía». Pero por otro, han eliminado el Ministerio de Asuntos de Mujeres, y las reemplazan por hombres en algunas administraciones, además de restablecer la separación por género en la universidad.

Kanem recuerda que en un Afganistán arrasado por décadas de conflictos, muchas mujeres, en particular en zonas más castigadas por la violencia, son el único sostén de las familias.

Por ello «deseamos que haya la posibilidad de entregar bienes a las personas de las pequeñas comunidades» y «proteger el estatus de los trabajadores sanitarios humanitarios, incluidas las mujeres».

«Hemos dicho que queremos poder mantener funcionando el sistema de salud, lo que es bastante difícil en este momento, con el aeropuerto cerrado, y algunos profesionales que se han ido del país», alertó.

– «Desastre total» –

Y es que «si el sistema de salud quiebra, va a generar un desastre total», advirtió.

No obstante, «estamos contentos de que en la mayor parte de los casos, (…) nuestros centros de atención médica familiar (…), donde las mujeres embarazadas pueden recibir seguimiento, donde pueden ir y conseguir sus vitaminas y medicinas y cosas así, han podido seguir abiertos hasta ahora».

La ONU desbloqueó el miércoles 45 millones de dólares de ayuda de emergencia para apoyar el sistema sanitario de Afganistán.

El régimen talibán, que no ha sido reconocido por prácticamente ningún país, solicitó a principios de semana participar en los trabajos de la Asamblea General de la ONU, que se reúne hasta el lunes en Nueva York, aunque es poco probable que la comisión de la organización que se encarga de conceder las credenciales permita que el emisario de los talibanes tome la palabra en la prestigiosa tribuna, según varias fuentes concordantes.

El FPNU es la agencia encargada de la salud sexual y reproductiva y la violencia de género del sistema de Naciones Unidas.

AFP

UNESCO

UNESCO denuncia la violación de los derechos de las mujeres por su exclusión de la educación en Afganistán

La directora general de la Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (UNESCO), Audrey Azoulay, ha manifestado su «profunda preocupación» por la exclusión de las mujeres de la educación en Afganistán después de que los talibán anunciaran la reanudación de las clases de educación secundaria solo para hombres desde este sábado.

«Si se mantiene esta prohibición, supondrá una importante violación del derechos fundamental a la educación de las niñas y mujeres. La UNESCO pide a los responsables de este anuncio que aclaren la situación y reabran los centros para todos los estudiantes afganos, niños y niñas por igual», ha apuntado la UNESCO en un comunicado.

Azoulay ha recordado que «el futuro de Afganistán dependerá de las niñas y los niños educados». «Por eso pedimos a todos actores relevantes de Afganistán que garanticen que todos los menores tengan acceso sin cortapisas a la educación», ha señalado.

«El derecho a la educación de todos los alumnos, en particular de las niñas, debe defenderse en este momento crítico. Es igualmente importante que todas las profesoras puedan volver a los colegios para enseñar y proporcionar un entorno de aprendizaje seguro e incluyente para los niños de Afganistán», ha añadido.

En ese sentido, ha advertido de las consecuencias «irreversibles» de impedir que las niñas vuelvan a clase rápidamente en todos los niveles educativos. En particular la prohibición de niñas en secundaria las expone a riesgos como el matrimonio infantil y fomenta la desigualdad entre niños y niñas.

En los últimos 20 años se ha triplicado el número de colegios y se ha incrementado el número de estudiantes de un millón a 9,5 millones, según estadísticas oficiales. La tasa de alfabetización femenina ha pasado en ese periodo del 17 al 30 por ciento y el de profesoras, del 27 por ciento el 2013 al 36 por ciento en 2018.

Las autoridades instauradas por los talibán en Afganistán dieron el viernes la orden para que todos los estudiantes varones del país reanudaran sus clases de secundaria a partir de este sábado, cuando reabrirán todas las escuelas masculinas y las madrasas. No obstante, los talibán no han incluido a las niñas en este anuncio.

EUROPA PRESS

Talibanes

Los talibanes agradecen al mundo la ayuda prometida

Los talibanes agradecieron este martes la ayuda de 1.200 millones de dólares prometidos por la comunidad internacional a Afganistán, tras una reunión de urgencia la víspera, y exhortaron a Estados Unidos a mostrarse más generoso.

«Agradecemos y acogemos favorablemente el compromiso del mundo de alrededor de mil millones de dólares en ayuda y les pedimos que sigan ayudando a Afganistán», dijo Amir Khan Muttaqi, ministro en ejercicio de Relaciones Exteriores del nuevo gobierno afgano.

Tras el regreso al poder de los talibanes el 15 de agosto, Afganistán se encuentra prácticamente paralizado a nivel económico, sobre todo por la interrupción de los flujos financieros desde el extranjero, imprescindibles para un país devastado después de más de 40 años de guerra.

Naciones Unidas informó el lunes que varios países donantes prometieron un total de 1.200 millones de dólares en ayuda a Afganistán, sin especificar la cantidad que otorgarían a las emergencias.

El «Emirato Islámico», nombre que los talibanes dan a su régimen, «hará todo lo que pueda para dar esta ayuda a los necesitados de una manera totalmente transparente», aseguró Muttaqi.

La situación resulta crítica para millones de afganos, que antes de la victoria de los talibanes ya sufrían

a causa de las consecuencias económicas de duras sequías, el covid-19 y décadas de guerra.

Según la ONU, casi toda la población afgana puede caer bajo el umbral de la pobreza el año que viene (97%), mientras que ahora este porcentaje se sitúa en el 72%.

– Más generosidad –

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió el lunes a la comunidad internacional que dialogue con los talibanes, pese a las reticencias de numerosos países de proporcionar ayuda al régimen islámico ultraconservador de los insurrectos.

«Si queremos hacer avanzar los derechos humanos del pueblo afgano, la mejor manera es avanzar con la ayuda humanitaria, dialogar con los talibanes y utilizar esa ayuda humanitaria para impulsar la aplicación de esos derechos», dijo.

La administración estadounidense, que gastó más de 2.000 millones de dólares en dos décadas de conflicto, solo dio 64 millones a la iniciativa de la ONU.

El jefe de la diplomacia afgana pidió más solidaridad a Estados Unidos, que es «un gran país y tiene que demostrar su generosidad».

Según Amir Khan Muttaqi, los talibanes ayudaron al ejército estadounidense «facilitando sus evacuaciones. Pero en lugar de ser agradecidos, hablan de imponer sanciones a nuestro pueblo».

– Protestas en Kandahar –

La caótica retirada estadounidense de Afganistán sigue generando polémica en Washington.

El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, tuvo que defender su gestión el lunes en un tenso debate en el Congreso, en que la oposición republicana denunció una «rendición incondicional» ante los insurrectos.

«Heredamos un plazo, no heredamos un plan», lamentó Blinken.

Los talibanes anunciaron la semana pasada la composición de su gobierno, del que forman parte varios dirigentes históricos de este movimiento nacionalista y fundamentalista islámico.

Aunque se comprometieron a imponer un nuevo régimen menos brutal y rigorista que el de los años 1990, ya reprimieron y prohibieron manifestaciones en grandes ciudades del país. En ellas había numerosas mujeres que exigían poder seguir trabajando para alimentar a sus familias.

Centenares de ellas protestaron este martes en Kandahar, la gran localidad del sur y cuna del movimiento talibán, contra la decisión de las nuevas autoridades de expulsar de sus domicilios a militares afganos y sus familias y dar estas casas a combatientes insurrectos.

AFP

“Me cuesta creer que estoy a salvo”, dice profesora afgana al llegar a Chile

Tras 14 años de estar separadas, la profesora afgana Zainab Momeny se reunió este viernes con su hermana Zahra en Chile, adonde llegó como refugiada tras escapar de su país cuando los talibanes tomaron el poder.

“Ella dice que está muy feliz, dice: ‘todavía me cuesta creer que estoy a salvo aquí’ [en Chile], y siente que por fin puede dormir tranquila sin preocupación”, dijo Zahra Habibi, quien tradujo las declaraciones de su hermana en una conferencia de prensa a su arribo al aeropuerto de Santiago.

Zainab “es la primera persona afgana que hemos acogido”, destacó Carolina Valdivia, subsecretaria chilena de Relaciones Exteriores, quien también le dio la bienvenida en el aeropuerto.

Esta profesora de 33 años que vivía en Kabul consiguió refugio en Chile luego de que su hermana Zahra, quien vive en el país sudamericano desde 2008, pidiera ayuda al gobierno de Santiago.

En un conmovedor relato, Zainab comentó que para dejar Afganistán tuvo que esconderse primero con otra familia en la casa de un amigo, pues bajo las estrictas normas morales de los talibanes, temía por su vida por ser mujer, profesora universitaria y divorciada. Luego, pudo viajar al vecino Pakistán.

“La situación de las mujeres está muy limitada, se resume a las cuatro paredes de la casa, no se permite que las mujeres estudien educación superior, no se permite que trabajen, solamente permiten hasta sexto básico”, explicó Zainab, según la traducción de su hermana.

“Es una situación supercrítica, las mujeres han vuelto mucho más frágil su situación, más de lo que era antes, siendo reprimidas con latigazos, golpes. Hay mujeres detenidas y no saben dónde están”, agregó.

Zainab logró abordar un avión hacia Pakistán, donde recibió la ayuda de Leopoldo Sahores, embajador argentino en ese país, quien le entregó los salvoconductos que le otorgó Chile para seguir su viaje. Tras ello voló a Dubai, París y finalmente Santiago.

“Yo tenía la esperanza de encontrarla con vida, pero algo siempre de mí decía ‘¿y qué pasa si eso no sucede?’. No la veía en 14 años, entonces la veo más enflaquecida, un poco más vieja de lo que éramos antes las dos, y ella dice: ‘yo viví en la guerra, ¿qué esperas más de mí?’”, relató Zahra Habibi.

Ahora Zainab debe cumplir una cuarentena preventiva de siete días por la pandemia de covid-19, que realizará en la casa de una amiga de su hermana. Luego explorará opciones para estudiar en Chile u otro país.

Chile ya entregó 20 salvoconductos para recibir a ciudadanos afganos. Algunos se encuentran en Pakistán y otros en Irán.

El gobierno chileno ha explicado que no tiene los medios para sacar gente de Afganistán, pero puede proporcionar los salvoconductos y documentos que permitan el viaje de refugiados.

Gobierno Talibán

¿Quiénes son los ministros del nuevo gobierno talibán?

Fundado en 1994 por el mulá Omar, el movimiento islamista siempre ha estado envuelto en un halo de misterio, incluso durante su anterior etapa al frente del país, de 1996 a 2001.

Este es un panorama de las nuevas caras del Ejecutivo afgano, que los talibanes prometieron que sería «inclusivo» y que será completado en los próximos días y semanas.

– Mohammad Hasan Akhund, primer ministro –

Oriundo de Kandahar, el nuevo primer ministro afgano fue un colaborador cercano y consejero político del fundador del movimiento y jefe supremo, el mulá Omar.

Bajo el primer gobierno talibán, ejerció como viceministro de Relaciones Exteriores y como gobernador de la provincia de Kandahar, en el sur, cuna de los islamistas.

Según Naciones Unidas, Mohammad Hasan Akhund, cuyo nombre figura en la lista de sancionados del Consejo de Seguridad relacionados con «actos y actividades de los talibanes», se le conoce por haber sido uno de los «comandantes talibanes más eficaces».

– El mulá Baradar, número 2 del Ejecutivo –

Abdul Ghani Baradar, que ocupará el segundo puesto dentro del nuevo gabinete, nació en la provincia de Uruzgán (sur) y se crió en Kandahar. Es uno de los cofundadores de los talibanes junto con el mulá Omar.

En 2001, después de la intervención de Estados Unidos y de la caída del régimen talibán, habría formado parte de un pequeño grupo de insurgentes dispuestos a firmar un acuerdo en el que reconocían al nuevo gobierno de Kabul. Una iniciativa que, sin embargo, fue rechazada por Estados Unidos, lo cual dio lugar a un nuevo capítulo de veinte años de guerra.

Baradar era el jefe militar de los talibanes cuando fue detenido en Karachi, Pakistán, en 2010. Fue liberado en 2018, bajo presión de Washington.

Escuchado y respetado por diferentes facciones talibanas, fue nombrado jefe de su oficina política, que tiene sede en Catar.

Lideró las negociaciones de Doha con los estadounidenses, que condujeron a la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán.

Regresó a Afganistán, concretamente a Kandahar, dos días después de que los talibanes tomaran el poder, y luego se trasladó a la capital.

– Abdul Salam Hanafi, otro número 2 –

Abdul Salam Hanafi, que también figura en una lista negra de la ONU, era viceministro de Educación en el primer gobierno talibán, que prohibió la escolarización de las mujeres.

Naciones Unidas le prohibió viajar, pero levantó la medida para que pudiera participar en los diálogos de Doha.

Después de que los talibanes fueran expulsados del poder en 2001, se puso al frente de la provincia de Jawzjan (norte), controlada por el movimiento islamista. El Consejo de Seguridad de la ONU lo acusa, además, de estar implicado en el tráfico de drogas.

– Sirajuddin Haqqani, ministro de Interior –

Hijo del famoso comandante de la yihad antisoviética Jalaluddin Haqqani, Sirajuddin ocupará el cargo de ministro de Interior.

Es uno de los tres vicejefes de los talibanes y jefe de la poderosa red que lleva su nombre.

La red Haqqani, fundada por su padre, está considerada «terrorista» por Washington, que asegura que es una de las facciones más peligrosas que se enfrentaron a las tropas afganas y de la OTAN en las dos últimas décadas.

El FBI prometió una recompensa de hasta cinco millones de dólares por cualquier información que pueda conducir al arresto de Sirajuddin Haqqani.

La red suele utilizar kamikazes y se le atribuyen algunos de los ataques más violentos perpetrados en Afganistán en los últimos años.

También se la acusa de haber asesinado a altos cargos afganos y de haber secuestrado a occidentales, a los que habría liberado a cambio de rescates o de otros prisioneros. Es el caso del soldado estadounidense Bowe Bergdhal quien, tras haber sido raptado, fue puesto en libertad en 2014 a cambio de cinco detenidos afganos de la prisión de Guantánamo.

– El mulá Yaqub, ministro de Defensa –

Hijo del mulá Omar, Yaqub es el jefe de la poderosa comisión militar de los talibanes, que decidía la estrategia del movimiento en la guerra contra el gobierno afgano. Este martes fue designado ministro de Defensa.

Su ascendencia y sus vínculos con su padre, muy reverenciado como jefe de los talibanes, lo convierten en una figura unificadora dentro de un movimiento amplio y diverso.

Sin embargo, las especulaciones sobre su papel exacto en el movimiento son habituales y algunos analistas consideran que su nombramiento al frente de la mencionada comisión, en 2020, fue únicamente simbólico.

AFP

Ejército afgano

Claves del fiasco del ejército afgano

Tres semanas después de la caída de Kabul, varios funcionarios y militares cuentan la debacle, un cóctel de fallas al más alto nivel, de propaganda talibán y de una retirada estadounidense que dejó al descubierto las debilidades del ejército afgano.

«Dos días después de la caída de Kabul, el presidente [Ashraf] Ghani recibió a sus dos vicepresidentes, al ministro de Defensa y al de Interior, al director de Inteligencia y al jefe del Consejo de Seguridad Nacional para una reunión de emergencia», cuenta uno de ellos, Emal.

Como el resto de personas entrevistadas por la AFP para este artículo, Emal utiliza un pseudónimo, para evitar que su familia, en Afganistán, sea represaliada.

«Durante esa reunión, se desbloquearon 100 millones de dólares para asegurar la capital. Se dijo que teníamos suficientes armas, municiones y recursos financieros para que Kabul aguantara durante dos años», agregó. «Pero no protegieron la ciudad ni siquiera dos días».

Un error que, aunque pueda parecer asombroso, a Emal, que se movía en las altas esferas del Estado, le parece incluso lógico.

– Ministros que mienten –

«Los ministros mentían a Ashraf Ghani, le decían que todo iba bien, para mantener su trabajo y sus privilegios. No priorizamos las cosas correctamente. Mientras que las ciudades iban cayendo una tras otra, el Consejo Nacional de Seguridad se reunía para hablar de reclutamiento y de reformas institucionales», explicó.

La caída de Kabul llegó tras dos semanas de avance constante de los talibanes por todo el país.

«Cuando empezó el hundimiento, desde los primeros puestos de avanzadilla militares, ninguno de los líderes demostró autoridad», comentó por su parte Omar, de 40 años y autor de brillantes estudios en el extranjero. «Ninguno compareció ante los medios para tranquilizar a sus hombres. Ninguno fue sobre el terreno», agregó.

Mientras, Ashraf Ghani, quizá a causa de la información falsa que le iban dando, tomó unas decisiones estratégicas equivocadas que tuvieron fuertes consecuencias.

«Yo propuse que abandonáramos las provincias del sur, que no éramos capaces de defender de forma sostenible, y que nos concentráramos en las del norte», contó Omar. «Pero el presidente no estaba de acuerdo […] Decía que no debíamos retirarnos de ningún sitio».

– Corrupción del ejército afgano –

Pero al ejército afgano, corroído por dos décadas de corrupción, le fue imposible mantener sus posiciones.

Desde hacía mucho tiempo, numerosos soldados y policías entrevistados por la AFP se quejaban de que no les estaban pagando el sueldo, mientras que otros oficiales, corruptos, se repartían la paga de decenas de miles de efectivos «fantasma», cuyos perfiles se habían creado únicamente con ese fin.

El SIGAR -el inspector general especial de Estados Unidos para la reconstrucción de Afganistán- también informó que se estaba desviando gasolina y municiones pagadas por Washington.

La situación empeoró aún más tras la firma del acuerdo de Doha en febrero de 2020, que estableció la salida de las tropas estadounidenses de Afganistán a cambio de unas promesas vagas de los talibanes.

Ese pacto «nos condenó», lamentó el general Sami Sadat, que dirigió a las fuerzas especiales en Kabul en los días previos a la caída de la capital.

Sin el apoyo aéreo de Estados Unidos y con su propia aviación en tierra por problemas de mantenimiento, las fuerzas afganas perdieron su última ventaja estratégica frente a los islamistas.

– Aviones estadounidenses, meros «espectadores» –

«Los talibanes […] se olían la victoria. Antes del acuerdo, los talibanes no habían ganado ninguna batalla importante contra el ejército afgano. ¿Y después del acuerdo? Perdíamos decenas de soldados cada día», señaló el general Sadat en una tribuna publicada en el New York Times.

«Nos metimos en unos intensos combates terrestres contra los talibanes mientras los caza estadounidenses daban vueltas por encima de nuestras cabezas, como verdaderos espectadores», denunció. «Nos traicionaron».

Abdul, por su parte, admitió a la AFP que sentía «vergüenza» por los más altos mandos militares afganos, a quienes, junto con el gobierno, culpa de la derrota.

«Cuando los talibanes llegaron a las puertas de Kabul, los soldados sabían que el presidente se estaba yendo. Y por eso no lucharon. El ministro de Defensa y el jefe del ejército del aire dijeron en televisión que estaban dispuestos a continuar la guerra. Pero dos horas después, los talibanes llegaban al corazón de Kabul sin luchar. Su avión debía de estar ya listo en el aeropuerto», dijo, molesto, este militar de alto rango.

– La jerarquía del ejército afgano –

Así, la jerarquía del aparato de seguridad se fue desvaneciendo. «Un comandante de guarnición de Kabul, con 300 hombres a sus órdenes, no paraba de preguntarme: ‘¿Qué hago? ¿Luchamos? ¿Deponemos las armas?’ Cuando llamaba a sus superiores, estos le respondían que esto dependía ‘de su iniciativa'», recordó Abdul, desilusionado.

En la debacle, también influyó l efectiva campaña de comunicación de los talibanes.

«La guerra de las redes sociales la habíamos perdido hacía tiempo», declaró en este sentido Emal. «Ellos les decían a los soldados que estaban combatiendo inútilmente porque, al más alto nivel, ya se había firmado un acuerdo».

Además, los islamistas prometían amnistiar a quienes entregaran las armas.

«Hay que meterse en la piel de un soldado. Sabes que tu gobierno central no puede ayudarte, que si luchas, puedes morir pero no ganar. ¿Qué eliges?», planteó Omar.

El 15 de agosto de 2021, todos los ingredientes del cataclismo se conjugaron y Kabul cayó sin que prácticamente se escucharan disparos.

AFP

Universidad

Mujeres y hombres retoman las clases universitarias en Afganistán separados por una cortina

Las fotografías tomadas en la Universidad Ibn e Sina de Kabul muestran a mujeres y hombres separados por una tela y confirman en cualquier caso la promesa de los talibán de permitir que las mujeres continúen estudiando, incluso a nivel universitario.

La situación contrasta con la vigente entre 1996 y 2001, en el anterior gobierno talibán, cuando las mujeres tenían prohibido estudiar a cualquier nivel e incluso trabajar. En 2017, con el anterior gobierno prooccidental, Human Rights Watch denunciaba que dos tercios de las niñas no iban al colegio.

Un portavoz talibán, Suhail Sahín, aseguró en agosto en declaraciones a la cadena británica Sky News que «miles» de centros educativos continúan funcionando.

Este lunes, el principal portavoz talibán, Zabihulá Muyahid, ha asegurado en rueda de prensa que «las mujeres son una parte importante de nuestra sociedad» y ha insistido en que se respetarán los derechos de las mujeres conforme a la ‘sharia’ o ley islámica.

La ‘sharia’ no impone expresamente la segregación de las mujeres de los hombres que no sean familiares cercanos, pero sí es una costumbre de la conservadora comunidad pashtún, etnia mayoritaria en Afganistán, que separa a hombres de mujeres en cuanto las últimas alcanzan la pubertad.

Este mismo lunes las mujeres afganas han salido una vez más a las calles, esta vez en Mazar i Sharif, en la provincia de Balj, para exigir a los talibán protección para los derechos humanos fundamentales de las mujeres.

Las fotografías difundidas muestran a mujeres con pancartas. Fuentes locales aseguran que pedían que se les permitiera seguir con su educación y que se las tenga en cuenta en un futuro gobierno talibán.

EUROPA PRESS

Guerra más larga de los Estados Unidos

El final sin gloria de la guerra más larga de Estados Unidos

El último vuelo, un gigantesco C-17 cargado con tropas y el embajador de Estados Unidos, dejó el aeropuerto de Kabul un minuto antes de la medianoche local, previo a la fecha límite del 31 de agosto fijada por el presidente Joe Biden.

Más de 120.000 personas huyeron en un accidentado puente aéreo del estricto régimen impuesto por los talibanes, que retomaron el poder 15 días antes, dos décadas después de ser derrocados por una coalición liderada por Estados Unidos.

Afganistán, que ya había rechazado al imperio británico y la Unión Soviética, reservó así la misma suerte a la mayor superpotencia moderna.

Desentendidos desde hace años de esta guerra, los estadounidenses quedaron impactados con la muerte de 13 de sus militares en un ataque suicida perpetrado por el Estado Islámico durante la evacuación de civiles en el aeropuerto de la capital afgana.

La imagen del presidente Joe Biden parado ante sus féretros envueltos en banderas en una base aérea de Delaware, el domingo, podría ser la última que queda de esta guerra.

Cinco de los muertos eran niños cuando Al Qaida, protegida por los talibanes, lanzó los ataques del 11 de septiembre de 2001, que detonaron el conflicto.

– Segundo plano –

Irónicamente, Estados Unidos dependió de los talibanes para asegurar el aeropuerto contra la amenaza del Estado Islámico.

«Los talibanes han sido muy pragmáticos y negociadores», dijo el general Kenneth McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos.

Primer frente de la «Guerra contra el terror» declarada tras los atentados del 11 de septiembre, el país prácticamente pasó al segundo plano cuando la administración de George W. Bush decidió invadir Irak en 2003.

Y Estados Unidos asumió tareas de construcción nacional para las que no estaba preparado.

Mientras, el gobierno afgano respaldado por Estados Unidos resultó corrupto e ineficiente para consolidar el poder, en tanto los talibanes persistieron como una poderosa insurgencia.

Decenas de miles de civiles y tropas afganas murieron.

El costo también fue inmenso para Washington: 2.356 soldados estadounidenses murieron, y se gastaron 2,3 billones de dólares, según el Instituto Watson de la universidad de Brown.

– Final –

El final empezó en el gobierno del expresidente Donald Trump, quien llegó al poder en 2016 prometiendo acabar las «guerras eternas» y comenzó a negociar con los rebeldes.

En febrero de 2020 Washington se comprometió a retirarse para el 1 de mayo del siguiente año, a cambio de que los talibanes iniciaran negociaciones de paz con Kabul y no atacaran tropas estadounidenses.

Pero los insurgentes islámicos intensificaron luego su campaña contra las fuerzas afganas, que dependían enormemente de Estados Unidos.

Cuando Biden reemplazó a Trump el 20 de enero, quedaban unos 2.500 soldados estadounidenses en Afganistán.

La retirada se pospuso al 31 de agosto en tanto la Casa Blanca llegó a la conclusión de que los afganos no podían o no querían luchar solos.

«Fuimos a Afganistán por los terribles ataques que ocurrieron hace 20 años. Eso no justifica que sigamos allí en 2021», dijo Biden. «Es tiempo de acabar la guerra eterna».

– «Lo estropeamos» –

Washington había planeado una retirada ordenada, esperando evitar imágenes de debacle como las que se vieron en Vietnam, en especial la foto de vietnamitas intentando escalar a un helicóptero desde el techo de un edificio en el que había oficinas estadounidenses en Saigón.

«Bajo ninguna circunstancia» verán una escena similar en Afganistán, había dicho Biden el 8 de julio.

Pero cinco semanas más tarde, unos helicópteros chinook aterrizaron en los terrenos de la embajada estadounidense para rescatar a diplomáticos.

Una escena quizá aún más dramática ocurrió en el aeropuerto de Kabul, en donde decenas de miles de afganos se reunieron en un desesperado intento por huir del país. Algunos incluso se subieron a aviones en pleno despegue y se estrellaron en el suelo.

«La gente está disgustada porque sus altos dirigentes le han defraudado. Y ninguno de ellos está levantando la mano y aceptando la responsabilidad o diciendo: ‘Lo estropeamos'», dijo el teniente coronel de Marina Stuart Scheller.

Scheller fue luego retirado del cargo.

AFP

Aeropuerto de Kabul

Estados Unidos se retira de Afganistán tras 20 años de guerra

En la madrugada de Kabul, talibanes y seguidores suyos celebraron ese momento histórico, doloroso para el presidente estadounidense Joe Biden, con disparos, fuegos de artificio y gritos de alegría.

«Hemos hecho historia», se congratuló Anas Haqqani, responsable del movimiento talibán, una vez los últimos soldados estadounidenses habían salido del país, culminando dos semanas de evacuaciones precipitadas, incluso caóticas.

«El último avión (de transporte militar) C-17 despegó del aeropuerto de Kabul el 30 de agosto» a las 19H29 GMT, justo antes de medianoche en Kabul, declaró el general Kenneth McKenzie, que dirige el comando central del que depende Afganistán en conferencia de prensa en Washington.

El embajador de Estados Unidos, Ross Wilson, y el general Chris Donahue fueron los últimos estadounidenses en embarcar al avión, indicó el Pentágono.

La retirada de Estados Unidos terminó 24 horas antes del fin del 31 de agosto, la fecha límite fijada por el presidente Joe Biden, que tiene previsto dirigir un discurso a los ciudadanos estadounidenses.

El Pentágono había admitido el lunes que no pudo evacuar a tantas personas de Afganistán como hubiera querido, un fracaso que despertó vivas críticas en la oposición republicana.

El presidente abandonó «a estadounidenses a la merced de terroristas», aseguró el líder de la minoría republicana en el Congreso, Kevin McCarthy.

El secretario de Estado Antony Blinken anunció la suspensión de su presencia diplomática en Afganistán y el traslado de las operaciones a Doha (Catar), desde donde seguirá «ayudando» a los entre 100 y 200 estadounidenses que estiman que se quedaron en el país.

También aseguró que Washington «trabajará» con los talibanes si estos cumplen sus promesas. «Cada paso que demos se basará no en lo que diga el gobierno talibán, sino en lo que haga para cumplir sus compromisos», aseveró.

– Puente aéreo gigante –

Desde el 14 de agosto, durante 18 días de evacuaciones contra reloj, más de 123.000 extranjeros y civiles fueron evacuados del aeropuerto de Kabul, indicó el Pentágono.

Estas riesgosas operaciones fueron enlutadas por un atentado suicida perpetrado el 26 de agosto por el brazo local del grupo Estado Islámico, que causó más de cien muertos, entre ellos 13 militares estadounidenses.

La precipitada retirada y evacuación se explica por la celeridad con la que los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán, que sorprendió a Washington y sus aliados.

Los insurgentes aprovecharon el inicio de la retirada internacional en mayo para lanzar una ofensiva relámpago contra las fuerzas gubernamentales. En apenas diez días de agosto, se hicieron con las principales ciudades ante el colapso del gobierno de Kabul, que cayó el 15 de agosto.

Así, el movimiento islamista volvió al poder 20 años después de ser derrocado por la invasión estadounidense iniciada el 7 de octubre de 2001, como respuesta a la negativa de los talibanes a entregar al jefe de Al Qaida, Osama Bin Laden, tras los atentados del 11 de septiembre.

La salida estadounidense, dos décadas después, fue muy discreta, a plena noche y lejos de las cámaras. El ejército estadounidense indicó haber destruido aeronaves, vehículos blindados y un sistema de defensa antimisiles antes de dejar Kabul.

Su imagen como potencia internacional queda dañada tras esta guerra que les ha costado 2.500 bajas y 2.313.000 millones de dólares, según un estudio de la Brown University.

– Tensión hasta el final –

El regreso de los islamistas al poder obligó a los occidentales a evacuar precipitadamente desde el aeropuerto de Kabul a sus ciudadanos y afganos que podían ser objeto de represalias de los talibanes, especialmente por haber trabajado para las fuerzas extranjeras.

Miles de personas acudieron desesperados al aeropuerto de Kabul, donde se vivieron escenas de caos y pánico, con personas tratando de aferrarse a los aviones que despegaban.

La tensión aumentó en los últimos días por la amenaza del Estado Islámico del Khorasan (EI-K).

El domingo, el Pentágono aseguró haber destruido con un dron un coche bomba de este grupo que se dirigía al aeropuerto, un ataque que podría haber causado muertes civiles.

Y el lunes, el grupo yihadista reivindicó el lanzamiento de seis cohetes contra el aeródromo, que pudo continuar con su operativa.

Aunque también son sunitas radicales, el EI-K es enemigo de los talibanes y responsable de las peores masacres en Afganistán y Pakistán en los últimos años.

En una entrevista a la AFP, el portavoz talibán Zabihullah Mujahid indicó que estas acciones del grupo yihadista deben terminar «cuanto vean que se pone en marcha un gobierno islámico con la salida de las potencias extranjeras».

En su retorno al poder, los islamistas prometieron un régimen diferente al impuesto entre 1996 y 2001, basado en una interpretación ultrarrigorista de la ley islámica que prohibía los juegos, la música, las fotografías, la televisión o el trabajo femenino.

Horas antes de la marcha estadounidense, un avión de la Organización Mundial de la Salud aterrizó en la ciudad de Mazar-i-Sharif con 12,5 toneladas de medicamentos y material médico, en el primer envío de ayuda médica al país desde el ascenso de los talibanes.

AFP

Kabul

Cohetes contra el aeropuerto de Kabul en el penúltimo día de EEUU en Afganistán

El grupo yihadista Estado Islámico del Khorasan (EI-K) reivindicó estos ataques. «Los soldados del califato atacaron al aeropuerto internacional de Kabul con seis cohetes», señaló el grupo en un comunicado.

Por la mañana, personal de la AFP en Kabul había escuchado el ruido de cohetes sobrevolar la capital afgana, pero sin poder entonces precisar su procedencia ni su objetivo.

Un alto funcionario de seguridad que trabajó para el gobierno derrocado hace dos semanas por los talibanes había indicado que los cohetes se habían disparado desde un vehículo en el norte de Kabul, donde se encuentra el aeródromo.

Residentes cercanos al aeropuerto confirmaron además haber escuchado el sonido de la activación del sistema de defensa antimisiles y que vieron metralla cayendo desde el cielo, lo que indicaría que al menos un cohete fue interceptado.

La Casa Blanca, que confirmó el ataque, aseguró que la evacuación continuó sin interrupción.

El presidente estadounidense, Joe Biden, fijó el martes 31 de agosto como fecha límite para retirar a sus fuerzas de Afganistán y culminar dos décadas de una operación militar iniciada como represalia por los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero las tropas estadounidenses están ahora más enfocadas en su propia salida y la de los diplomáticos de su país.

«El presidente (…) reconfirmó la orden de que los comandantes redoblen sus esfuerzos por hacer lo que sea necesario para proteger a nuestras fuerzas sobre el terreno», señaló la Casa Blanca en un comunicado.

El retorno del movimiento islamista de los talibanes al poder, del que fueron echados en 2001, desencadenó un éxodo de afganos aterrorizados que tratan de huir gracias a un enorme puente aéreo liderado por Washington.

El puente aéreo, que empezó el 14 de agosto y finalizará el martes, ha permitido evacuar a 116.700 personas, entre ellas 1.200 entre domingo y lunes, según la Casa Blanca.

– Amenaza del grupo EI-K –

El grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), rival de los talibanes, supone una importante amenaza en este tramo final, como ya lo había demostrado el ataque suicida contra el aeropuerto el jueves que se cobró más de 100 vidas, entre ellas las de 13 soldados estadounidenses.

Biden advirtió sobre la alta probabilidad de nuevos ataques y el ejército estadounidense realizó el domingo un operativo aéreo contra un coche cargado de explosivos en Kabul.

Un portavoz talibán confirmó el incidente del domingo, señalando que un coche bomba dirigido hacia el aeropuerto había sido destruido. También indicó que un supuesto segundo ataque había impactado una casa cercana.

Un fotógrafo de AFP captó este lunes imágenes de un vehículo destruido con un artefacto aún visible en el asiento trasero.

El auto fue impactado por un ataque estadounidense con un dron a 2 km del aeropuerto.

Durante la guerra en Afganistán, Estados Unidos fue acusado de matar civiles en sus ataques aéreos, uno de los motivos que les llevaron a perder el apoyo local. El domingo podría haber ocurrido lo mismo.

«Tenemos informes de víctimas civiles tras nuestro ataque a un vehículo en Kabul», dijo en un comunicado el capitán Bill Urban, portavoz del Mando Central militar estadounidense.

Según Urban, las explosiones fueron «poderosas» y el ejército está estudiando si hubo muertos civiles. «Nos entristecería profundamente cualquier pérdida de vidas inocentes», afirmó.

En los últimos años, la rama del EI en Afganistán y Pakistán ha perpetrado algunos de los peores ataques en estos países, masacrando a civiles en mezquitas, plazas, escuelas y hospitales.

Aunque tanto los talibanes como el EI son movimientos sunitas radicales, mantienen una profunda enemistad y los dos reivindican ser los verdaderos abanderados de la Yihad (guerra santa islámica).

El atentado del jueves, el golpe más mortífero contra Estados Unidos en Afganistán desde 2011, empujó a los talibanes y a las fuerzas norteamericanas a estrechar su cooperación para proteger el aeropuerto.

El sábado, combatientes talibanes escoltaban a un flujo constante de afganos desde los autobuses hasta la terminal de pasajeros, entregándolos a soldados estadounidenses para su evacuación.

– Regreso del líder talibán –

El movimiento islamista radical, que había dado refugio al grupo yihadista Al Qaida, promete ofrecer una versión más moderada respecto al régimen fundamentalista que impusieron entre 1996 y 2001.

Muchos afganos, especialmente aquellos que trabajaron con las misiones extranjeras o el gobierno derrocado, recelan de esta nueva versión talibana y trataron de huir en la operación de evacuación desplegada por las potencias occidentales.

El domingo, los talibanes revelaron que su líder supremo, Hibatullah Akhundzada, se encontraba en Kandahar, en el sur de Afganistán, y planeaba ofrecer pronto una comparecencia pública.

AFP

cohete impacta contra un edificio de Kabul

Cohete impacta contra un edificio de Kabul próximo al aeropuerto

Una explosión causada por un lanzamiento de cohete fue escuchada este domingo por la tarde en Kabul, haciendo temer un nuevo ataque tres días después de un sangriento atentado en el aeropuerto de la capital afgana donde los países occidentales terminan sus operaciones de evacuación.

Esta explosión, escuchada por periodistas de la AFP, fue provocada por el lanzamiento de cohetes que «según las primeras informaciones alcanzaron una casa», indicó un exfuncionario del gobierno derrocado dos semanas atrás por los talibanes.

El jueves al anochecer, un atentado suicida reivindicado por el grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), adversario del nuevo régimen talibán, generó un baño de sangre, con más de un centenar de muertos, en su mayoría civiles afganos concentrados ante el aeropuerto con la esperanza de ser evacuados del país, así como 13 soldados estadounidenses.

Tras este atentado reivindicado por el grupo Estado Islámico del Khorasan (EI-K), el sábado, el presidente estadounidense, Joe Biden, consideró «muy probable» un nuevo ataque antes de la retirada de sus tropas el 31 de agosto.

Los talibanes recuperaron en forma repentina el poder el 15 de agosto, y entraron en Kabul sin oposición tras la debacle del ejército afgano, antes apoyado por estadounidenses y aliados que comenzaron a retirarse del país.

A partir de entonces, más de 110.000 personas han sido evacuadas merced a un puente aéreo con aviones especialmente fletados por países occidentales, que se turnan en la pista del aeródromo de la capital afgana.

AFP

Estado Islámico

Biden anuncia que ha solicitado planes para atacar a Estado Islámico

El presidente estadounidense, Joe Biden, ha apuntado al Estado Islámico en la provincia de Jorasán como responsable del doble atentado suicida perpetrado este jueves en Kabul y ha anunciado que ha solicitado ya a las Fuerzas Armadas planes para posibles ataques contra el grupo.

«Los terroristas han atacado el aeropuerto de Kabul y los servicios secretos han concluido que ha sido obra de Estado Islámico», ha afirmado Biden en rueda de prensa desde la Casa blanca. Sin embargo, más adelante en la rueda de prensa ha reconocido que aunque tienen motivos para creer que saben quiénes fueron los responsables, «no estamos seguros».

Biden se ha referido «a quienes han perpetrado este atentado y a cualquiera que desee mal a Estados Unidos, que sepan esto: no perdonamos». «No vamos a perdonar. Os vamos a cazar y a haceros pagar. Voy a defender nuestros intereses y a nuestro pueblo con todo lo que esté bajo mi mando», ha advertido.

El inquilino de la Casa Blanca ha anunciado que responderá «con fuerza y precisión en el momento adecuado, en el lugar que elijamos, en el momento que elijamos».

Además, ha reiterado la intención de completar la evacuación. «Podemos y debemos completar esta misión. Los terroristas no nos amedrentarán. Vamos a seguir con la evacuación», ha sentenciado.

Biden ha defendido además la colaboración con los talibán en la evacuación. «Hoy han salido 5.000 estadounidenses. No es una cuestión de confianza, sino de interés común. No hay pruebas de que haya una colaboración entre los talibán y Estado Islámico», ha explicado.

En su intervención, Biden se ha referido a los doce militares fallecidos, «héroes que han entregado la vida». «Héroes implicados en una misión peligrosa de forma desinteresada para salvar la vida de otras personas», ha destacado.

EUROPA PRESS

Estado Islámico

¿Cuál es la amenaza del Estado Islámico en Afganistán?

El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que existe un «riesgo agudo y creciente» de ataque en el aeropuerto de Kabul por parte de su rama regional: el grupo Estado Islámico-Khorasan (EI-K).

Dos explosiones causaron el jueves al menos 13 muertos y decenas de heridos ante las puertas del aeropuerto de Kabul, indicaron los talibanes.

– ¿Qué es el Estado Islámico-Khorasan? –

Meses después de que el EI declarara un califato en Irak y Siria en 2014, antiguos talibanes pakistaníes le juraron lealtad y se unieron a otros militantes en Afganistán para formar un capítulo regional.

La dirigencia central del EI reconoció formalmente al grupo un año después de que se instalara en el noreste de Afganistán, en las provincias de Kunar, Nangarhar y Nuristán.

También estableció células en otras partes de Pakistán y Afganistán, incluyendo Kabul, según monitores de la ONU.

Las últimas estimaciones de su fuerza varían de miles de combatientes activos hasta 500, según un informe del Consejo de Seguridad de la ONU divulgado en julio.

«Khorasan» es un nombre histórico de la región que incluye partes de lo que actualmente es Pakistán, Irán, Afganistán y Asia Central.

– ¿Qué tipo de ataques perpetra? –

El EI-K reivindicó algunos de los ataques más mortíferos de los últimos años en Afganistán y Pakistán. Masacró civiles en ambos países en mezquitas, santuarios, plazas y hospitales.

El grupo, sunita extremista, ha atacado sobre todo a musulmanes que considera herejes, en particular a los chiitas.

En agosto de 2019, reivindicó un atentado contra los chiitas en una boda en Kabul, en la que murieron 91 personas.

Además, se sospecha que perpetró en mayo de 2020 en Kabul un ataque que estremeció al mundo. Hombres armados abrieron fuego en la maternidad de un barrio mayoritariamente chiita, donde mataron a 25 personas, entre ellas 16 madres y recién nacidos.

En las provincias en las que se implantó, su presencia dejó profundas huellas. Sus hombres mataron a tiros, decapitaron, torturaron y aterrorizaron a los aldeanos y dejaron minas por todas partes.

– ¿Cuál es la relación del EI-K con los talibanes? –

Aunque ambos grupos son militantes islámicos sunitas de línea dura, también son rivales y difieren en detalles sobre religión y estrategia, y cada uno dice ser el verdadero estandarte de la yihad.

En una muestra de su enemistad, los comunicados del EI se refieren a los talibanes como apóstatas.

El EI-K se enfrentó a la represión de los talibanes contra sus disidentes y no pudo extender su territorio, tal y como consiguió hacer el grupo en Irak y Siria.

En 2019, el ejército gubernamental afgano, después de operaciones conjuntas con Estados Unidos, anunció que lo derrotó en la provincia de Nangarhar.

Según evaluaciones de Estados Unidos y de la ONU, el EI-K operó desde entonces en gran medida mediante células durmientes en las ciudades para perpetrar ataques mediáticos.

– ¿Cómo recibió el Estado Islámico la victoria talibana? –

Nada bien.

El Estado Islámico fue muy crítico con el acuerdo del año pasado entre Washington y los talibanes que condujo a un pacto para la retirada de las tropas extranjeras, acusándolos de abandonar la causa yihadista.

Tras la rápida toma de Afganistán por los talibanes, varios grupos yihadistas en el mundo los felicitaron, pero no el EI.

Un comentario del EI publicado tras la caída de Kabul acusó a los talibanes de traicionar a los yihadistas con el acuerdo con Washington y prometió continuar su lucha, según el SITE Intelligence Group, que monitorea las comunicaciones de grupos militantes.

Pero este grupo podría aprovechar la situación. «Mr. Q», un experto occidental que publica sus investigaciones en Twitter bajo un seudónimo, aseguró que el EI-K perpetró 216 ataques entre el 1 de enero y el 11 de agosto, frente a 34 en el mismo período de 2020.

– ¿Cuál era la amenaza en el aeropuerto de Kabul? –

Autoridades de Estados Unidos y otros países occidentales alertaron que el aeropuerto de Kabul, con miles de soldados norteamericanos rodeados por multitudes enormes de afganos desesperados, estaba amenazado por el EI-K.

En los últimos días, aviones de transporte militar habían salido de Kabul lanzando señuelos, incluidos los diseñados para desviar misiles. La zona también se expone eventualmente a fuego de mortero y a ataques suicidas, según los expertos.

Varios analistas, entre ellos ExTrac, un grupo privado especializado en tratar datos de grupos yihadistas, apunta que el EI-K detuvo brutalmente su actividad hace 12 días.

Las filiales del EI suelen desaparecer del mapa cuando activan el «modo supervivencia» o cuando preparan un ataque de envergadura, explicó el grupo en Twitter.

AFP

Alcaldesa afgana

Alcaldesa afgana escapó de los talibán escondida en un coche

Ghafari, de 29 años, era una de las voces más reconocidas en la defensa de los derechos de las mujeres y una de las primeras alcaldesa afgana. «Mi voz tiene un poder que no tiene ningún arma», ha explicado la mujer en declaraciones a la cadena británica BBC.

En 2018, cuando tenía 26 años, fue elegida alcaldesa de Maidan Shar, en una región conservadora con implantación de los islamistas. Desde 2018 ha sufrido varios atentados, pero siempre ha salido ilesa. No puede decir lo mismo su padre, un alto mando militar asesinado por la prominencia de su hija.

Nada más llegar los talibán a Kabul, el pasado 15 de agosto, comenzaron las voces que aconsejaban a Ghafari salir del país. Poco después un grupo de milicianos talibán apareció en su casa y golpeó a su guardaespaldas, por lo que finalmente decidió salir del país.

El 18 de agosto contrató un coche para trasladar a su familia, ella incluida, al aeropuerto de Kabul. Se ocultó en la parte de los pies del vehículo cada vez que pasaron un control talibán. «Cuando llegamos al aeropuerto había milicianos talibán en todas partes», ha relatado.

En el aeropuerto finalmente el embajador turco en Kabul la ayudó a abordar un avión hacia Estambul, desde donde viajó a Alemania. «He perdido a mi padre. Pensé que no volvería a pasar por algo así en la vida, pero cuando me subí al avión para salir de mi país, fue más doloroso que perder a mi padre», ha asegurado.

El día de la toma de Kabul fue «el peor de mi vida», ha destacado. «Jamás podré gestionar el dolor que siento en mi corazón. Nunca pensé que tendría que salir de mi país», ha añadido.

Ahora Ghafari está en Duesseldorf, en Alemania, y reconoce que tuvo suerte de poder salir. Por eso se ha propuesto reunirse con políticos y dirigentes de todo el mundo para concienciar de lo que afronta la población afgana bajo los talibán. Igualmente quiere hablar con los talibán porque «necesitamos comprendernos mutuamente».

EUROPA PRESS

EEUU apura la evacuación de Kabul

EEUU apura la evacuación de Kabul al acercarse la fecha límite del 31 de agosto

En las 12 horas previas a las 15H00 locales del lunes (19H00 GMT), unas 10.900 personas fueron evacuadas desde el aeropuerto internacional Hamid Karsai, dijo el funcionario al actualizar cifras divulgadas antes por el Pentágono.

La cantidad de personas sacadas de Afganistán desde julio en vuelos estadounidense llegó a unas 53.000, de las cuales 48.000 desde que se intensificaron los vuelos el 14 de agosto cuando los talibanes entraban en Kabul.

Más temprano el portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que entre los evacuados se cuentan «varios miles» de estadounidenses así como miles de afganos que trabajaron para las fuerzas de Estados Unidos y se postularon o recibieron visas especiales. Entre los afganos se cuentan muchos considerados en situación de riesgo por su trabajo en organizaciones no gubernamentales, medios y otros trabajos.

Destacó que la meta sigue siendo retirar todas las fuerzas estadounidenses de Kabul antes del 31 de agosto, fecha límite fijada por el presidente Joe Biden para la retirada militar de Afganistán.

Esta meta se mantiene a pesar de las objeciones de los aliados de la OTAN, que temen que los vuelos desde Kabul sean suspendidos unos días antes del 31 de agosto para permitir la evacuación de los 5.800 soldados estadounidenses desplegados en el aeropuerto para la apoyar la propia operación.

«Tenemos tiempo»

En vísperas de una reunión virtual del G7 dedicada a Afganistán, Kirby no descartó un aplazamiento del plazo.

Para Estados Unidos, «el objetivo es lograr que la mayor cantidad de personas se vayan lo más rápido posible», dijo. «El objetivo es intentar hacer todo lo que podamos antes de fin de mes».

En la Casa Blanca, el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, eludió preguntas sobre un posible aplazamiento de la fecha límite y repitió que la administración estadounidense estaba evaluando la situación «día a día».

Dijo que Biden había hablado con el primer ministro británico, Boris Johnson, el lunes.

«Seguimos en estrecho contacto con aliados y socios para coordinar la evacuación de sus propios ciudadanos y su personal prioritario», dijo Sullivan.

Estimó que queda tiempo suficiente para evacuar a todos los ciudadanos estadounidenses que quieran irse del país.

«Como ya ha dicho el presidente, creemos que tenemos tiempo de aquí al 31 para evacuar a todos los estadounidenses que lo deseen», dijo.

Funcionarios alemanes, británicos y franceses afirmaron el lunes que las evacuaciones que realizan podrían continuar después del 31 de agosto, y dijeron que quieren que la fuerza de Estados Unidos permanezca en el terreno para ayudar al transporte aéreo internacional.

AFP

caos en el aeropuerto de Kabul

Los talibanes culpan a Estados Unidos del caos en el aeropuerto de Kabul

Para «garantizar las evacuaciones seguras y prevenir una crisis humanitaria», los dirigentes del G7 mantendrán una reunión virtual el martes, anunció el primer ministro británico, Boris Johnson, que preside actualmente el grupo.

Desde su entrada en Kabul el domingo, los talibanes han dejado el aeropuerto en manos de Estados Unidos, al que ahora acusaron de haber «fracasado en imponer el orden en el aeropuerto».

Aunque este movimiento islamista se esfuerza en prometer una versión más amable de su brutal régimen de 1996 a 2001, miles de afganos aterrorizados continúan tratando de huir a través del aeropuerto.

En medio del caos, siete personas murieron entre la multitud, indicó el domingo el ministerio de Defensa británico, sin detallar si fue un solo incidente o varios, ni cuándo tuvo lugar.

La cadena británica Sky News había difundido imágenes de tres cuerpos cubiertos con lona blanca fuera del aeropuerto.

Antes se habían viralizado las imágenes de un bebé entregado a un soldado sobre un muro en el aeropuerto y las escenas de horror de personas colgadas de aviones en pleno despegue.

Un periodista que fue evacuado este domingo junto a un grupo de empleados de prensa y de universidad explicó a la AFP cómo las multitudes desesperadas rodearon su autobús cuando entraba a esa zona.

«Nos enseñaban sus pasaportes y nos gritaban: ‘¡Llevadnos con vosotros, por favor!'», explicó este periodista. «Un combatiente talibán en un camión disparó al aire para dispersarlos», añadió.

Numerosas familias esperan amontonadas entre los alambres que separan a los talibanes de las tropas estadounidenses, mientras las rutas al aeropuerto se mantienen congestionadas por el tráfico.

– Aerolíneas de EEUU ayudarán a evacuar –

Estados Unidos, que tiene a miles de soldados asegurando el aeropuerto, fijó como plazo el 31 de agosto para completar las evacuaciones.

Pero hay hasta 15.000 estadounidenses y entre 50.000 y 60.000 afganos que necesitan ser evacuados, según el gobierno de Joe Biden.

Desde el 14 de agosto, unas 25.100 personas fueron evacuadas de Afganistán a bordo de aviones militares estadounidenses y de países aliados, según la Casa Blanca.

«Ellos quieren evacuar a 60.000 personas de aquí a fin de mes. Es matemáticamente imposible», advirtió a la AFP el jefe de política exterior de la Unión Europea (UE), Josep Borrell.

El Pentágono dijo que el secretario de Defensa, Lloyd Austin, activó la rara vez utilizada Flota Aérea de Reserva Civil (CRAF, en inglés) para asistir en el traslado de personas que llegan a las bases estadounidenses en Oriente Medio.

«Vamos a hacer todo lo posible para que todos, todos los ciudadanos estadounidenses que quieran salir, salgan», dijo Austin en entrevista con la cadena ABC, y añadió que lo mismo se aplica para sus aliados afganos.

Dieciocho aviones civiles de American Airlines, Atlas, Delta, Omni, Hawaiian y United ayudarán a docenas de naves de carga militares que participan en la evacuación.

Los aviones transportarán a los evacuados desde las bases estadounidenses en Catar, Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos hasta los países europeos y, en muchos casos, Estados Unidos.

Entre los ya evacuados hay una afgana que dio a luz en un avión cuando estaba a punto de aterrizar en una base militar en Alemania. Madre y niña están en buen estado, dijo la fuerza aérea estadounidense.

El presidente ruso, Vladimir Putin, llamó el domingo a frenar la entrada de afganos a las exrepúblicas soviéticas de Asia Central, alertando de la eventual llegada a su país de «combatientes disfrazados de refugiados».

– Talibanes envían combatientes a Panshir –

Los talibanes entraron la semana pasada a Kabul, poniendo fin a dos décadas de guerra y sorprendiendo al mundo cuando fuerzas del gobierno afgano se rindieron en masa.

Desde entonces surgieron algunos focos de resistencia, con antiguas tropas del gobierno agrupándose en el valle del Panshir, una región montañosa al norte de Kabul.

Los talibanes anunciaron en su cuenta Twitter este domingo que cientos de sus combatientes se dirigían hacia el valle de Panshir «para controlarlo, luego de que los funcionarios estatales locales se negaran a entregarlo pacíficamente».

Los fundamentalistas han permitido que Estados Unidos vigile las evacuaciones mientras ellos se concentran en cómo administrar el país cuando se retiren las fuerzas extranjeras.

El cofundador de los talibanes, mulá Abdul Ghani Baradar, llegó el sábado a Kabul y el movimiento asegura que quiere formar un «gobierno inclusivo».

AFP

hungria

Unión Europea insta a los Estados miembros a aceptar refugiados afganos

«Hago un llamado a todos los estados que participaron en las misiones en Afganistán, a los europeos y a otros a que otorguen suficientes cuotas de recepción (…) para que podamos acudir colectivamente en ayuda de quienes necesitan protección», dijo Ursula von der Leyen tras una visita a España en el centro de acogida de empleados afganos de la Unión Europea en Kabul.

«La Comisión está dispuesta a considerar los medios presupuestarios necesarios para apoyar a los Estados miembros de la Unión Europea que se ofrecerán para ayudar a los refugiados a instalarse en su territorio», prosiguió durante una rueda de prensa en la base militar de Torrejón de Ardoz (noreste de Madrid), donde se instaló este centro de acogida.

No está claro cuántos países miembros de la Unión Europea se comprometieron a acoger refugiados afganos y si algunos gobiernos se negaron.

Acompañada por el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, Von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, visitaron esta base, por donde deben pasar todos los afganos, que trabajaron en Kabul para las instituciones de la Unión Europea, y sus familias antes de ser distribuidos a diferentes países.

Haciendo alusión al carácter sensible del tema de la inmigración en Europa, Michel abogó por el establecimiento de «migraciones regulares y ordenadas».

Von der Leyen insistió en que hubo «contactos operativos» entre la Unión Europea y los talibanes para «salvar vidas», pero que no hubo «ningún diálogo político» con este movimiento y, por tanto, «ningún reconocimiento de los talibanes».

Sánchez indicó, sin precisar cifras, que un cierto número de afganos ya se habían ido a otros países, en particular a «Dinamarca y otros a los países bálticos».

AFP

OTAN pide a los talibanes que permitan las evacuaciones de afganos

OTAN pide a los talibanes que permitan las evacuaciones de afganos

Los ministros de Relaciones Exteriores de la Alianza Atlántica mantuvieron una reunión de emergencia para analizar la situación en Afganistán y los planes de evacuación.

«Llamamos a quienes están en posiciones de autoridad en Afganistán a respetar y facilitar la marcha ordenada y segura, también a través del aeropuerto internacional Hamid Karzai de Kabul», dijeron los 30 ministros de la OTAN en su comunicado conjunto.

«Mientras continúe la operación de evacuación, mantendremos nuestra estrecha coordinación operativa a través de los medios aliados» en el aeropuerto, añadieron.

Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han estado evacuando a sus ciudadanos, a sus empleados afganos y a sus familias de Kabul desde el fin de semana, cuando los talibanes se hicieron con la capital y retomaron el poder.

Aunque miles ya pudieron salir, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo al comienzo de la reunión que tanto extranjeros como afganos sufren dificultades para llegar al aeropuerto de Kabul.

La alianza occidental interrumpió su misión en Afganistán en mayo cuando Estados Unidos decidió retirar sus tropas, pero mantiene unos 800 trabajadores civiles que ayudan a gestionar el aeropuerto.

Varios países lanzaron misiones para llevar hasta lugares seguros a sus nacionales y aliados locales, pero Stoltenberg advirtió que los países de la OTAN deben trabajar juntos y los talibanes deben cooperar.

«Cientos de trabajadores de la OTAN y de contratistas han desempeñado un papel vital», dijo, agradeciendo a las tropas de Estados Unidos, Reino Unido y Turquía por haber protegido a sus empleados en el aeropuerto de Kabul.

«Han mantenido el aeropuerto de Kabul operativo, incluyendo el control de tráfico aéreo, servicios esenciales del aeropuerto y las comunicaciones», afirmó.

«Sin embargo, el principal desafío es asegurar que la gente pueda llegar y entrar al aeropuerto», dijo Stoltenberg a los ministros.

«Esperamos que los talibanes permitan el pasaje seguro a todos los extranjeros y los afganos que quieran dejar el país. Esta es la tarea más urgente», añadió.

AFP

El G7 pide un compromiso "férreo"

El G7 pide un compromiso «férreo» a la comunidad internacional para afrontar la crisis de Afganistán

En términos muy similares a los que se han estado expresando otros organismos internacionales, esta declaración del G7, firmada por el secretario de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, quien ha presidio la reunión telefónica entre sus homólogos, ha defendido «la urgente necesidad de poner fin a la violencia y la necesidad de que todas las partes respeten el derecho internacional humanitario».

«Los ministros constataron que la crisis afgana requiere una respuesta internacional, que incluya un compromiso riguroso en las cuestiones críticas que afrontan Afganistán y la región en general», señala un texto en el que se pide al resto de la comunidad internacional unión para evitar que la crisis se agrave.

A su vez, han subrayado la importancia de que «los talibán cumplan con sus compromisos de garantizar la protección de los civiles», una vez se ha conocido la existencia de «preocupantes» informes de «represalias violentas» ejecutada por el grupo insurgente en algunas partes de Afganistán.

Del mismo modo, han pedido a los talibán que garanticen un paso seguro a los extranjeros y afganos que desean salir del país y se aseguren de que Afganistán «no se convierte en anfitrión de una amenaza terrorista para la seguridad internacional».

«El G7 continúa esforzándose por hacer todo lo posible para evacuar a las personas vulnerables del aeropuerto de Kabul, insta a todas las partes a que continúen facilitando esa tarea» y pide a la comunidad internacional que proporcione rutas de reasentamiento seguras y legales.

EUROPA PRESS

Zabihullah Mujahid

Talibanes prometen perdón general y respetar a las mujeres según «principios del islam»

«La guerra terminó, [el líder de los talibanes] perdonó a todo el mundo», declaró en rueda de prensa su portavoz, Zabihullah Mujahid. «Nos comprometemos a dejar trabajar a las mujeres de acuerdo con el respeto de los principios del islam», añadió.

Sus declaraciones se produjeron poco después que el cofundador y número dos de los talibanes, el mulá Abdul Ghani Baradar, regresara a Afganistán desde Catar, donde dirigía el buró político del movimiento.

Los talibanes habían anunciado poco antes «una amnistía general» para todos los funcionarios estatales, llamándolos a «retomar su vida cotidiana con total confianza».

Y en la cadena Sky News, Suhail Shaheen, portavoz del buró político en Doha, aseguró que el uso del burka (velo integral) no sería obligatorio para las mujeres, ya que «existen diferentes tipos» de velo.

– «La gente tiene miedo» –

En Kabul, la vida parece retomar su ritmo. Los comercios reabrieron, el tráfico se reanudó y los policías controlaron la circulación, mientras que los talibanes vigilaban los puestos de control.

Un responsable talibán concedió una entrevista a una periodista de una cadena de noticias y una escuela para niñas abrió en Herat (oeste).

Pero algunas señales indican que la vida no será la misma. Los hombres cambiaron sus ropas occidentales por el shalwar kameez –la holgada vestimenta tradicional– y la televisión estatal emite principalmente programas islámicos.

Las escuelas y universidades de la capital siguen cerradas y pocas mujeres se atrevieron a salir a la calle.

Algunas se congregaron brevemente a la entrada de la «zona verde» para pedir el derecho a volver a trabajar. Los talibanes intentaron en vano dispersarlas, antes de que civiles las convencieran de marcharse.

Los talibanes han multiplicado sus gestos de apaciguamiento hacia la población desde que entraron a Kabul el domingo tras una fulgurante ofensiva con la que en apenas diez días tomaron el control de casi todo el país, y del palacio presidencial, abandonado por Ashraf Ghani, quien huyó al extranjero.

Pero para muchos afganos, será difícil confiar en ellos. Cuando gobernaron Afganistán, entre 1996 y 2001, impusieron una versión ultrarrigurosa de la ley islámica. Las mujeres no podían trabajar ni estudiar, y los ladrones y asesinos se enfrentaban a terribles castigos.

«La gente tiene miedo a lo desconocido. Los talibanes patrullan la ciudad en pequeños convoyes. No molestan a nadie, pero por supuesto la gente tiene miedo», declaró el martes a la AFP un comerciante en Kabul.

Pese a sus mensajes, algunas informaciones sugieren que seguían buscando a responsables gubernamentales, y un testigo dijo que unos hombres entraron en la casa de uno de esos funcionarios para llevárselo a la fuerza.

Ante el «rápido deterioro de la situación en materia de seguridad y de derechos humanos» y «la situación de emergencia humanitaria», el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió prohibir la repatriación de afganos.

– «No me arrepiento» –

En un esperado discurso, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió el lunes la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán, donde entraron hace 20 años para expulsar a los talibanes del poder.

«Estoy profundamente entristecido por los acontecimientos, pero no me arrepiento» de la decisión, afirmó Biden.

Estados Unidos intervino Afganistán en 2001 debido al rechazo de los talibanes a entregar al jefe de Al Qaida, Osama bin Laden, tras los atentados del 11 de septiembre.

El triunfo de los talibanes provocó el lunes escenas de pánico y caos del aeropuerto de Kabul, adonde se precipitaron miles de personas desesperadas que intentaban huir.

Washington envió 6.000 soldados para asegurar el aeropuerto y desalojar a unos 30.000 estadounidenses y colaboradores civiles afganos que temen por sus vidas.

España, Alemania, Francia, Holanda, el Reino Unido y varios otros países aceleraron este martes la repatriación de sus ciudadanos.

Aunque la evacuación de extranjeros parece continuar sin problemas, Alemania indicó que los controles desplegados por los talibanes en las inmediaciones podrían dificultar la salida de los afganos con visados.

No obstante, Estados Unidos aseguró que los talibanes prometieron permitir el «paso seguro» de miles de civiles que buscan llegar al aeropuerto de Kabul con la intención de irse de Afganistán.

– «Señal positiva» para Rusia –

La reacción de la comunidad internacional empezó a llegar. Estados Unidos anunció el lunes que solo reconocerá un gobierno talibán en Afganistán si respeta los derechos de las mujeres y se aparta de movimientos extremistas como Al Qaida.

«Los talibanes han ganado la guerra, así que tendremos que hablar con ellos», dijo el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, precisando que esto no significa que reconozcan rápidamente su régimen.

Canadá «no tiene intención de reconocer un gobierno talibán», aseguró por su parte el primer ministro Justin Trudeau.

China, que dijo querer mantener «relaciones amistosas» con los talibanes, criticó este martes el «terrible caos» dejado por Estados Unidos en Irak, Siria y Afganistán.

Rusia, cuyo embajador debería ser el primer contacto diplomático del nuevo régimen, estimó que las garantías de los talibanes en materia de libertad de opinión son una «señal positiva» y deseó el inicio de un diálogo de «todas las fuerzas políticas, étnicas y religiosas».

Pero para la fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), se cometieron crímenes a modo de represalia que podrían constituir violaciones del derecho internacional humanitario.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU se reunirá el 24 de agosto para abordar «las graves preocupaciones sobre derechos humanos» en Afganistán, anunció este martes.

AFP

una buena cantidad" de sus armas "están en manos de los talibán"

EEUU reconoce que «una buena cantidad» de sus armas «están en manos de los talibán»

Sullivan este martes en rueda de prensa, ha dicho «No tenemos una imagen completa de dónde ha ido a parar cada artículo de material de defensa, pero en verdad, una buena cantidad ha caído en manos de los talibán. Obviamente, no tenemos la sensación de que nos lo vayan a entregar», ha dicho

El asesor también ha comunicado que Washington se mantiene «en contacto» con los talibán para garantizar la seguridad de las personas que se trasladan al aeropuerto de Kabul, la única salida hasta ahora para abandonar Afganistán.

El grupo insurgente les ha asegurado, cuenta, que garantizarán la libre y segura circulación de la población civil hasta el aeropuerto y que Estados Unidos tiene «la intención de hacerles mantener ese compromiso», el cual, cree que «puede durar hasta el 31 de agosto».

No obstante, ha reconocido que Estados Unidos se siente «preocupado» por las informaciones que han llegado denunciando prácticas abusivas y agresiones llevadas a cabo por los talibán en los puestos de control que habrían levantado en los accesos al aeropuerto.

«Hemos recibido información de personas que han sido rechazadas, e incluso golpeadas» en su camino al aeropuerto. «Lo estamos abordando directamente con los talibán para tratar de resolver este problema», ha contado Sullivan, que explica que están centrados en hacer que todos suban a los aviones y los talibán «cumplan con su compromiso» de permitir estas evacuaciones.

Biden volverá a hablar

El asesor de Seguridad Nacional ha trasladado que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto habar nuevamente sobre Afganistán «en los próximos días», después de que lo hiciera por primera desde vez este lunes, desde que los talibán se hicieran con el control de la capital afgana.

«Sí, habrá noticias suyas en los próximos días», ha dicho Sullivan, quien ha aprovechado para defender al presidente Biden tras las críticas recibidas acerca de cómo ha manejado la crisis de Afganistán. «Trabajó durante todo el fin de semana» en Camp David, «ha estado profundamente comprometido», tomando decisiones sobre «despliegue de tropas» y «brindando dirección y orientación».

Eso sí, ha contado que «no ha hablado con ningún otro líder mundial». A diferencia de Sullivan o el secretario de Estado, Antony Blinken, quienes sí han mantenido «regularmente» conversaciones con sus homólogos internacionales, sobre todo de cuestiones operativas y de coordinación para adelantar las evacuaciones.

Sullivan también ha dicho que «el corazón» de Estados Unidos «está con las mujeres y niñas afganas», y que la decisión de retirar las tropas no es cuestión ó no de salvar a esas mujeres y niñas, sino que detrás hay unos «costos humanos y unas consecuencias».

Permanecer en Afganistán, explica, «habría implicado un aumento importante de la participación estadounidense en una guerra civil, con más pérdidas de vidas, más derramamiento de sangre. (…). Estas son las decisiones que debe tomar un presidente», ha dicho.

«Que no tengamos tropas en ese país no significa que no vayamos a luchar en nombre de las mujeres y las niñas, los Derechos Humanos y la dignidad humana (…). Intentaremos utilizar, junto a nuestros aliados y socios, todas nuestras herramientas e influencia para aliviar la carga que estas mujeres y niñas deberán soportar en los días venideros», ha dicho.

EUROPA PRESS

Rusia atacará Ucrania "en los próximos días"

«No me arrepiento»: Biden defiende la retirada de EEUU de Afganistán

Unos 20 minutos dedicó el mandatario demócrata a un discurso televisado a la nación desde la Casa Blanca, muy esperado luego de varios días de silencio ante el histórico avance de los talibanes y la huida el domingo del presidente afgano, Ashraf Ghani.

«Estoy profundamente entristecido por los acontecimientos. Pero no me arrepiento de mi decisión de poner fin a la guerra de Estados Unidos en Afganistán», dijo sobre la programada salida de las tropas estadounidenses antes del 31 de agosto.

Mientras la toma meteórica de los talibanes y las escenas de caos en el aeropuerto de Kabul sorprendían al mundo, el comandante en jefe de las fuerzas armadas estadounidenses, reconoció que el gobierno afgano cayó «más rápido» de lo anticipado.

Según Biden, Washington les dio a los afganos «todas las oportunidades para determinar su propio futuro», pero no pudo darles «la voluntad» de pelear por eso.

«Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar y morir en una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas», enfatizó.

Biden desestimó las críticas de que la evacuación es una debacle, señalando que la prioridad es detener una guerra que se extendió mucho más allá de su objetivo inicial de castigar a los talibanes por sus vínculos con DonaldDon después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.

«Nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación», dijo, y prometió que a pesar de la salida de las tropas estadounidenses, las operaciones antiterroristas continuarán.

Biden prometió «alzar la voz» sobre los derechos de las mujeres ante el regreso del mandato talibán y dijo que «miles» de ciudadanos estadounidenses y afganos que habían colaborado con Washington serán evacuados en los próximos días. Amenazó con una respuesta militar «devastadora» si los talibanes buscan impedir la salida.

Sin responder a las preguntas de los periodistas, Biden preveía volver a Camp David, la residencia presidencial de descanso, donde estaba de vacaciones desde el viernes y de donde había regresado recién el lunes al mediodía.

Cuarto presidente estadounidense en dirigir la guerra en Afganistán, el mandatario es cuestionado incluso por quienes saludaron su elección en noviembre.

«La historia recordará que Joe Biden fue quien presidió la humillante conclusión de la experiencia estadounidense en Afganistán», dijo el diario The New York Times.

– Casa Blanca paralizada –

Frente a esta ola de críticas sin precedentes, la Casa Blanca de Biden, esa máquina bien engrasada, parecía paralizada en los últimos días.

Pasó casi una semana entre el último discurso público del presidente sobre Afganistán, el 10 de agosto, y el del lunes.

Entre los dos, Biden, que parece haber dejado de lado la empatía que suele mostrar como su marca registrada, no cambió su mensaje: Estados Unidos no tiene nada más que hacer en Afganistán, algo inicialmente percibido de forma positiva por la opinión pública.

Pero eso fue antes de que Estados Unidos siguiera hora tras hora la rápida caída de Kabul, un resultado que Biden aseguró hace apenas unas semanas que no era «inevitable».

Esto también fue antes de que las cadenas de TV transmitieran imágenes de helicópteros estadounidenses sobre Kabul, que recuerdan la evacuación en pánico de la embajada estadounidense en las últimas horas de la guerra de Vietnam en 1975; un escenario que Biden también había descartado secamente.

El jueves y viernes, en un desfasaje cada vez más llamativo con el progreso impactante de los talibanes, la Casa Blanca seguía centrada en promover importantes proyectos económicos y sociales y en difundir fotografías de Biden recibiendo «actualizaciones» sobre la situación en Afganistán durante sus vacaciones.

La oposición republicana, hasta ahora avergonzada ya que la retirada de Afganistán había sido decidida por el antecesor republicano de Biden, Donald Trump, arremetió contra la administración demócrata por lo que consideró una humillación para el ejército estadounidense.

Trump, quien ordenó las negociaciones con los talibanes y, de ser reelegido, había estado preparando una salida incluso antes, a partir del 1 de mayo de 2021, no escatimó críticas contra Biden.

«No es que nos vayamos de Afganistán. ¡Es la forma tremendamente incompetente en que nos vamos!», dijo en uno de varios comunicados y tras pedir la renuncia del demócrata.

Queda por ver a quién culparán los estadounidenses por esto y si tendrá un impacto político duradero.

El legislador republicano Adam Kinzinger, que sirvió militarmente en Afganistán, se descargó en Twitter: «Culpo a Trump por hacer que este momento sucediera, y a Biden por este resultado fallido. No elijo bando, porque ambos lados han fallado. Esa es la verdad».

AFP