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Etiqueta: sabiduría

Lo que se precisa…

Pretender silenciar el descontento manifestado por los más diversos grupos a lo largo del país, es tan absurdo como esperar apagar el fuego rociándole con gasolina. Es demasiada la carga de frustración y desencanto acumulada durante las últimas décadas. Porque, seamos claros, la repetitiva indiferencia ante las necesidades populares y la criminal incapacidad para brindar soluciones efectivas a problemas que son básicos, han caracterizado a las distintas administraciones gubernamentales de las últimas tres décadas. Y la presente, en sus tres años de ejercicio, hizo lo que se precisaba para constituirse en la gota que derramara el vaso.

Era cuestión de tiempo que la insatisfacción general se desbordara tomándose el escenario público tal como ocurre en estos momentos. Porque, “tanto va el cántaro a la fuente, hasta que se rompe”, reza la sabiduría popular. Pero, las señales apuntan a que en las altas esferas gubernamentales no prestan atención a ningún refranero ni a la experiencia destilada en ellos a través del tiempo. Lo que, además de imprudente, resulta extremadamente peligroso en una nación con los ánimos caldeados.

Aún restan dos años de mandato: tiempo suficiente para reconfigurar el rumbo y llevar a cabo las correcciones que sean necesarias en beneficio del país. La represión y la sordera reinantes no son la opción apropiada para superar las diferencias y comenzar la construcción de los acuerdos que favorezcan la estabilidad social. Superar el amenazante escenario presente exige un real interés por los problemas que aquejan a la ciudadanía; y la firme voluntad de alcanzar soluciones y consensos.

 

Lo que no nos cuesta… 

Cualquier economía doméstica donde los egresos sean superiores a los ingresos está condenada al naufragio. Tal verdad de a cuño está condensada de manera magistral en aquel consejo de la sabiduría criolla “arroparse hasta donde permita la manta”. Pero, lamentablemente, quienes han llevado durante los últimos quinquenios la responsabilidad de las finanzas nacionales parecen desconocer las bases de la economía doméstica y tampoco prestan oídos a la prudencia resultante de la sabiduría popular.

Según declaraciones recientes, la deuda pública del país podría cerrar en 44 mil millones a finales de este año 2022. El endeudamiento programado para este período ronda entre los 4 mil y los 4 mil 500 millones, de los cuales ya se comprometió el 60 por ciento en la emisión de bonos globales registrada en el decreto de Gabinete número 31 publicado en la Gaceta Oficial Digital No. 29452-A del pasado 11 de enero. En 2021 la deuda se incrementó en 4 mil 487 millones, mientras los ingresos apenas alcanzaron los 7 mil 366 millones.

Diversas voces nacionales advierten sobre las consecuencias que estos niveles de deuda ponen en las finanzas futuras de la nación. Las previsiones establecen en más de 50 mil millones los compromisos que heredaremos al final de esta administración gubernamental.

El fatídico fantasma de la deuda que arrasaba los parajes latinoamericanos durante la pasada década de los ochentas, amenaza nuevamente con ahorcar a las economías nacionales. Y para nada ayuda que la austeridad sea solo un slogan de mercadeo político del que se echa mano únicamente cuando los ciudadanos se manifiestan indignados ante tanto derroche y desidia.

Doce años han bastado para cuadriplicar el volumen de lo adeudado: ¿cuántos años de sacrificio ciudadano serán necesarios para pagar tan monumental irresponsabilidad?