¿Es todo para Lebron?
Lebron James no tiene nada que probar en el baloncesto. Es sin dudas uno de los cinco mejores jugadores de todos los tiempos. Aunque en el cuarto partido de la final de la Conferencia Oeste ante los Denver Nuggets, toda su grandeza, garra y pundonor deportivo chocó con dos cosas: un equipo que lo superó, y un equipo que no lo ayudó cuando más era necesario.
Tras cumplir una de las mejores actuaciones de su carrera, James dejó para la historia un partido con 40 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias. Para un veterano de 20 campañas y 38 años de edad, fue un trabajo superlativo.
Sin embargo, no recibió el apoyo ofensivo que necesitaba en un partido donde se jugaba la supervivencia en esta postemporada. Solo Anthony Davis (21 puntos, 14 rebotes y 3 bloqueos) dio la cara. Ni Schroder, Reeves, Hachimura, Russell o Thompson fueron capaces de evitar la barrida en el choque decisivo.
Denver cumplió los deberes de equipo favorito, con un Nikola Jokic inmenso, respaldado por un sólido núcleo compuesto por Jamal Murray, Aaron Gordon, Michael Porter Jr y Kentavious Cadwell Pope. Llega a su primera final histórica en la NBA, manteniendo la etiqueta de favorito para ganar su primer campeonato.
Con todo y la barrida, los Lakers cumplieron una faena espectacular. Tras un poco auspicioso inicio de temporada con solo dos victorias y 10 derrotas, se deshicieron del desencajado Russell Westbrook para armar un grupo de jugadores jóvenes y poco valorados.
Un joven desgarbado llamado Austin Reeves salió de la penumbra para brillar inmensamente, al lado de D’Angelo Russell y el japonés Rui Hachimura, sumando a los veteranos Davis y James una energía que les permitió eliminar al campeón defensor Golden State Warriors, y a darle batalla al mejor equipo de la Conferencia Oeste.
La serie dejó interrogantes alrededor de Lebron James y la posibilidad de jugar otra campaña con los Lakers. «Quiero pensar, tendré tiempo para hacerlo», indicó en la rueda de prensa luego del partido.